jueves. 02.05.2024
templo jupiter
Templo de Júpiter
  1. PANTEÍSTA Y POLITEÍSTA

PANTEÍSTA Y POLITEÍSTA

A diferencia de otras religiones, la mitología romana era politeísta, lo que significa que eran muchos los dioses a los que adoraban. Tenían muchas deidades propias, pero muchas eran incorporadas, ya sea de la mitología griega o de los territorios que iban conquistando.

Se desarrolló un sofisticado sistema religioso en la Antigua Roma con templos, sacerdotes, ritos y dioses, que se remontaban hasta la fundación de su civilización. Lo que en principio era una religión algo primitiva, se fue modificando y añadiendo a nuevos dioses que conforman la mitología romana.

Los romanos tenían conocimientos y percepciones de la vida un tanto panteísta y politeísta. Los romanos no tuvieron inconveniente en adorar varios dioses al mismo tiempo y encontrarlos en cualquier manifestación de la naturaleza.

Sus creencias estaban relacionadas siempre con eventos de la naturaleza como la lluvia o las plagas, las faenas de los campos y la siembra del alimento. Se desarrolló todo un sistema de creencias para explicar diversas situaciones de la vida como la muerte y la fecundidad.

Las adoraciones y rituales rendían homenaje a los dioses que representaban fuerzas naturales. Se presentaban como protectores de algún aspecto en concreto de la realidad, como consejeros de las venturas familiares o como merecedores del culto a cambio de favorecer el destino de los seres humanos.

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Altar de los doce dioses del Panteón Romano. Museo del Louvre. (Wikipedia)

Las creencias mitológicas de los habitantes de la Antigua Roma, puede considerarse formada por dos partes:

  • La primera, mayoritariamente antigua y ritualista, representaba los mitos y cultos autóctonos.
  • La segunda, principalmente tardía y literaria, consiste en la fusión de la anterior con varios nuevos dioses, completamente nuevos, procedentes de la mitología griega.

Roma lo que tenía era:

  • Un sistema muy desarrollado de rituales, escuelas sacerdotales y panteones de dioses relacionados.
  • Un rico conjunto de mitos históricos sobre la fundación y auge de su ciudad por parte de actores humanos con ocasionales intervenciones divinas.

El modelo romano tenía una forma muy diferente a la de los antiguos griegos de definir y concebir a los dioses. Los antiguos romanos concebían a su equivalente Ceres como una deidad con un sacerdote oficial llamado Flamen, subalterno de los flamines de Júpiter, Marte y Quirino, pero superior a los de Flora y Pomona.

La mitología romana arcaica en lo referente a los dioses, no estaba formada por relatos, sino más bien por el entrelazamiento y las complejas interrelaciones entre dioses y humanos.

La religión original de los primeros romanos fue modificada por la adición de numerosas y contradictorias creencias en épocas posteriores, y por la asimilación de grandes porciones de la mitología griega.

Los romanos tenían una rica panoplia de leyendas sobre la fundación y primera expansión de su propia ciudad. A estas tradiciones de origen mayoritariamente local, se añadió material procedente de las leyendas heroicas griegas en una época temprana, haciendo por ejemplo a Eneas antepasado de Rómulo y Remo.

La Eneida y los primeros libros de Livio son las mejores fuentes exhaustivas para esta mitología romana. 

Las prácticas rituales romanas de los sacerdotes oficiales distinguían claramente dos clases de dioses: los di indigetes y los di novensides o novensiles. Veamos:

  • Los indigetes eran los dioses originales del estado romano y su nombre y naturaleza están indicados por los títulos de los sacerdotes más antiguos y por las fiestas fijas del calendario.
  • Los novensides eran divinidades posteriores cuyos cultos fueron introducidos en la ciudad en el periodo histórico, normalmente en una fecha conocida y como respuesta a una crisis específica o necesidad percibida.

Las divinidades romanas primitivas incluían, además de los di indigetes, muchos de los llamados dioses especialistas cuyos nombres eran invocados al realizar diversas actividades, como la cosecha.

Los fragmentos de los viejos rituales que acompañaban a estos actos como el arado o la siembra revelan, que en cada parte del proceso se invocaba a una deidad diferente, estando el nombre de cada una de ellas derivado regularmente del verbo para la operación.

Estas divinidades pueden ser agrupadas bajo el término general de dioses asistentes o auxiliares, que eran invocados junto con las deidades mayores. Los antiguos cultos romanos eran más un polidemonismo que un politeísmo.

Los conceptos, que los adoradores tenían de los seres invocados, consistían en poco más que sus nombres y funciones, y el poder del ser se manifestaba en formas altamente especializadas.

El carácter de los indigetes y sus fiestas muestran que los antiguos romanos no solo eran miembros de una comunidad agrícola, sino que también estaban orgullosos de luchar y muy involucrados con la guerra.

Los dioses representaban distintivamente las necesidades prácticas de la vida diaria, como las sentía la comunidad romana a la que pertenecían. Se entregaban escrupulosamente a los ritos y ofrendas que consideraban apropiados.

Jano y Vesta guardaban la puerta y el hogar, los Lares protegían el campo y la casa, Pales los pastos, Saturno la siembra, Ceres el crecimiento del grano, Pomona la fruta, y Consus y Ops la cosecha. Incluso el majestuoso Júpiter, rey de los dioses, era honrado por la ayuda que sus lluvias daban a las granjas y viñedos.

Júpiter a través de su arma de rayos, el director de la actividad humana y, por su amplio dominio, el protector de los romanos en sus expediciones militares allende las fronteras de su propio país.

Prominentes en la época más antigua fueron los dioses Marte y Quirino, que a menudo se identificaban entre sí. Marte era un dios de la guerra al que se honraba en marzo y octubre, que era la época que se desarrollaban las guerras. Los investigadores modernos creen que Quirino fue el patrón de la comunidad militar en tiempos de paz.

A la cabeza del panteón primitivo se encontraba la tríada Júpiter, Marte y Quirino, cuyos tres sacerdotes, o flamines, tenían el mayor rango, y Jano y Vesta. Estos dioses antiguos tenían poca individualidad, y sus historias personales carecían de matrimonios y genealogías.

Se añadieron nuevos elementos en una época relativamente temprana. Se atribuyó en las leyendas el establecimiento de la gran Tríada Capitolina, Júpiter, Juno y Minerva a la casa real de los Tarquinios, que asumió el lugar supremo en la religión romana.

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Tríada Capitolina clásica: Júpiter, Juno y Minerva. (Wikipedia)

Otros cultos fueron el culto a Diana en el monte Aventino y la introducción de los Libros Sibilinos, profecías de la historia del mundo que, según la leyenda, fueron compradas por Tarquinio a finales del siglo IV a. C. a la Sibila de Cumas.

Los romanos solían conceder a los dioses locales del territorio conquistado los mismos honores que a los dioses antiguos, que habían sido considerados propios del Estado romano.

Las recién adquiridas deidades eran invitadas formalmente a llevar su domicilio a nuevos santuarios en Roma. La figura de culto representativa de Cibeles fue retirada de Pesino en Frigia en el año 203 a. C., y acogida ceremoniosamente en Roma. El crecimiento de la ciudad atrajo a extranjeros, a los que se permitía continuar con la adoración a sus propios dioses.

De esta forma llegó Mitra a Roma y su popularidad en las legiones extendió su culto hasta tan lejos como Bretaña. El dios Sol Invictus deriva del mitraísmo (1), tuvo un culto bastante extendido entre los militares a partir del siglo III, aparece representado en algunas monedas acuñadas por Constantino I el Grande.

Además de Castor y Pólux, los asentamientos conquistados en Italia parecen haber contribuido al panteón romano con Diana, Minerva, Hércules, Venus y otras deidades de menor rango, algunas de las cuales eran divinidades itálicas, procediendo otras originalmente de la cultura griega de Magna Grecia.

Las deidades romanas importantes fueron finalmente identificadas con los más antropomórficos dioses y diosas griegos, y asumieron muchos de sus atributos y mitos.

La gente de Roma rezaba a sus dioses al menos una vez al día. El dios al que rezaban dependería de lo que quisieran o necesitaran. A medida que Roma se expandió y sus ciudadanos entraron en contacto con otras civilizaciones que adoraban a otros dioses, adoptaron más y más dioses.

Les cambiaron sus nombres para representar a nombres romanos y también aspectos de su personalidad. Les gustaban especialmente muchos de los dioses griegos a los romanos, tanto que adoptaron muchos de ellos en su propia religión, combinándolos con los dioses etruscos más antiguos que los romanos adoraban.

Los romanos se tomaban muy en serio el culto a sus dioses y les dedicaban gran parte de su tiempo. Además de la adoración, también se hacían sacrificios a los dioses. Casi todo lo que le sucedía a un ciudadano romano, bueno o malo, estaba relacionado con su culto a los dioses, o en algunos casos, la falta de él.

JÚPITER

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Cabeza de Júpiter en Florencia.

Era considerado como el equivalente romano del dios griego, Zeus, con algunos elementos etruscos y nativos. El dios Júpiter era hermano de Neptuno y Plutón. Era el rey de los dioses, también conocido como el dios del cielo o el gran protector.  Controlaba el clima y las fuerzas de la naturaleza, y era conocido por enviar rayos para advertir a los ciudadanos de Roma.

Se trata del hijo de Saturno, quien con la ayuda de sus hermanos destronó a su padre, convirtiéndose así en "Rey de los dioses y de los hombres". Júpiter fue la máxima divinidad romana y como rey de los Dioses repartió el universo entre él y sus hermanos; así mismo se reservó el cielo, a Neptuno le cedió el mar y Plutón se quedó con el mundo subterráneo.

A Júpiter se lo suele representar con sus tres atributos: el águila, el cetro y el rayo. Es de especial relevancia el elemento del rayo. El nombre de Júpiter no significa otra cosa que el padre de la luz.

Los romanos invocaban a Júpiter en aquellos momentos de mayor desesperación e incluso sus gobernantes lo hacían para pedir por sus pueblos. Frecuentemente se le ha asociado con los fenómenos atmosféricos, al cielo y a la luz.

Neptuno es el equivalente romano de Poseidón, siendo el hermano mayor de Júpiter y entre ellos dos y Plutón, el tercer hermano que destronaron a su padre del poder, repartiéndose después el universo.

Era la deidad del mar, lo que le convirtió en dios de los mares, las tempestades y los vientos, aunque más tarde también se le asoció con los ríos. En el arte, a menudo se le muestra con un tridente y un delfín.

Según la mitología romana, Júpiter libró una gran batalla junto a sus hermanos Plutón y Neptuno, juntos le declararon la guerra a su padre Saturno. Este conflicto duro diez años en los que se lucharon insaciablemente. A pesar de que Saturno contaba con el apoyo de los Titanes, Júpiter logró la victoria y pasó a ser el rey del cielo que mediaba los conflictos entre dioses y mortales.

JUNO, REINA DE LOS DIOSES ROMANOS

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Júpiter y Juno de James Barry. 

Juno, está basada en la diosa griega Hera, que era la esposa de Júpiter, de dicha unión salieron otros dioses romanos como Vulcano y Marte. Era la Reina de los Cielos, así como del parto y la fertilidad. El mes de junio deriva del nombre Juno.

Esta incesante lucha por el amor de su marido hizo de Juno una diosa muy querida por la población, pues se convirtió en la protectora de las mujeres casadas, la patrona del hogar, de los partos y del honor. En sus imágenes se la representa como a una majestuosa matrona.

Es una de las grandes diosas de la mitología romana. Se solía invocar a Juno en momentos de conflictos personales, incluso cuando se creía que algún disgusto de los dioses estaba afectando la vida humana en la tierra.

NEPTUNO

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Fuente de Neptuno en Madrid

Se le representa como un dios iracundo y malhumorado, incluso violento. De sus ataques de rabia nacen las tempestades, olas y los terremotos. Su símbolo es el tridente del rey de los mares y una corona.

La mitología romana cuenta que Neptuno vivía bajo el mar y los pescadores solían invocarle para tener buena pesca o para clamar por las aguas intranquilas. Para la mitología romana, Neptuno tenía una fuerza enorme para controlar las aguas desde la profundidad.

MINERVA

Minerva es el nombre romano de Atenea, más comúnmente conocida como la diosa de la guerra, sin embargo, también era la diosa del comercio, la industria y la educación. Se le solía presentar con ramas de olivo o con elementos bélicos como lanzas, cascos o escudos.

Era adorada por todos los romanos por ser la protectora de la ciudad de Roma y era una representación de las artes de la guerra y sus habilidades en estrategia bélica.

Minerva juega un papel fundamental para entender las deidades de la antigua Roma. Es la diosa de la sabiduría, de la ciencia, de las artes y de las técnicas de guerra. Tenía un origen etrusco, cuyos atributos la convertían en patrona de los artesanos, con el tiempo fue adaptando u personalidad y los poderes de la diosa griega Atenea.

Minerva era hija de Júpiter y Metis, quién fue diosa de la prudencia. Ante el temor de crear a alguien más poderoso que él, que pudiera llegar a destronarlo, Júpiter devoró a Metis, y debido a esto le produjo un terrible dolor en las sienes.

Júpiter le pidió a Vulcano que le abriera la cabeza con un hacha para acabar con su terrible dolor.  Cuando lo hizo, salió de su cabeza Minerva, ya adulta y armada. Minerva se convirtió en la hija favorita del rey de los dioses.

MARTE, DIOS DE LA GUERRA

Marte. (Wikipedia)

Es el dios de la guerra. Marte representa para los romanos, las estrategias de las batallas y aconsejaba en los ataques y defensas de los conflictos bélicos. Se le simboliza con una armadura de bronce, una espada y un yelmo al estilo romano de la época.

Los valientes guerreros solían invocar al dios Marte al enfrentarse a sus enemigos y les favoreciera en la victoria o para pedir un último aliento de lucha, que trajera la gloria.

Marte es la versión romana de Ares. Era el dios de la guerra, pero también lo era de la cosecha y las vegetaciones y el segundo al mando de Júpiter. Marte fue considerado el padre de Rómulo y Remo, los míticos gemelos creadores de Roma, por eso en la capital del imperio era honrado como el dios más importante, solo superado por Júpiter. Marte era considerado el padre de todos los romanos.

Marte tenía una personalidad muy compleja y una naturaleza dual, por un lado, era un dios guerrero, pero por el otro protegía al pueblo de las amenazas y se encargaba de que los campos dieran sus frutos.

VENUS, LA DIOSA DEL AMOR Y LA BELLEZA

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Nacimiento de Venus de Alexandre Cabanel.

Venus se basa en la diosa griega Afrodita y es la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Venus es otra hija de Júpiter. Según la leyenda, Venus nació de la espuma del mar. Es por eso que en el arte a menudo se la representa surgiendo de las olas.

Diana es otra diosa romana muy importante, pues se considera que no es solo la diosa del amor y la belleza, sino también la gran diosa de la fertilidad. Venus tuvo mucha importancia en el mundo de los dioses romanos por los hijos que tuvo.

Es considerada la diosa del erotismo, generalmente asociada con los consejos sexuales y presagios de los placeres carnales. Se pensaba que Venus tiene el poder de controlar el deseo sexual y la fertilidad producto de ese acto sexual.

APOLO, DIOS DEL SOL, LA MÚSICA Y LA DANZA

Apolo mantuvo su nombre griego y también se le conoce como Febo en la literatura romana.  Apolo tenía muchos trabajos y responsabilidades, ya que era el dios del tiro con arco, la música, la danza, la curación y la enfermedad, así como el sol y la luz. Fue visto como uno de los dioses romanos más influyentes y era hijo de Júpiter/Zeus.

Apolo es de los pocos dioses que viene de Grecia y conserva su nombre y además manteniendo todos sus atributos. Era muy diestro en el uso del arco y las flechas, armamento que según la mitología logró vencer a la serpiente pitón.

La importancia de Apolo radica en que era el encargado de persuadir o convencer a los otros dioses para castigar los actos de los mortales. Se veneraba a Apolo por ser el dios de la música, la poesía, la elocuencia y las artes en general.

DIANA, DIOSA ROMANA DE LA CAZA

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Diana

Diana es la versión romana de Artemisa. Era la diosa de los animales salvajes, la caza, la luna, la castidad y el parto. Era la hermana gemela de Apolo, es decir, hija de Júpiter y Latona y era muy popular entre los romanos que vivían en las zonas rurales.

Vivía en los bosques y se dedicaba a cazar con el arco y las flechas, acompañada siempre por ninfas. Se le rezaba como diosa de la noche y los infiernos, motivo por el cual se la veneraba a menudo con la luna.

Por concesión de Júpiter, Diana permaneció siempre virgen y joven, lo que se le veneraba siempre como la diosa de la castidad.

PLUTÓN, DIOS DEL INFRAMUNDO

Plutón era el hermano de Júpiter y Neptuno, y dios del Inframundo, que gobierna sobre todas las almas.  Se le considera el más duro y temido de los dioses por los hombres. Los romanos creían que el inframundo era el lugar al que iba la gente después de la muerte. Plutón sería el equivalente al dios griego Hades, aunque menos maligno y era hijo de Saturno y Ops.

Posteriormente, se le considero también dios benefactor y dispensador de riqueza. Se le representa siempre con mirada severa y una barba espesa y acompañado de cipreses que son el símbolo de la melancolía y el dolor. Suele llevar un casco de piel de perro que le hacía invisible.

MERCURIO, MENSAJERO DE LOS DIOSES

Mercurio es la versión romana de Hermes, y es el dios de la traducción, interpretación y mensajero de los dioses. Fue considerado uno de los más inteligentes de todos los dioses del Olimpo y fue un mensajero para ellos. Gobernó sobre la riqueza, la buena fortuna y el comercio.

Mercurio conducía las almas de los muertos al infierno, por lo que se le considera el dios del transporte y los viajeros.  El nombre de Mercurio esta unido a la palabra mercado, por lo que se le considera dios de los intercambios comerciales y de los negocios.

Se le imploraba al dios Mercurio cuando había asuntos de dinero por medio o cuando los comerciantes querían aumentar sus ingresos. Se le invocaba para atraer comodidades al hogar. El símbolo de Mercurio es el místico Pegaso o unas sandalias con alas.

CERES, LA DIOSA DE LA AGRICULTURA

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Ceres

Ceres era el equivalente romano de la diosa griega Deméter. Tanto en Grecia como en Roma, era la diosa del grano y la agricultura, por lo que era extremadamente importante para los agricultores y se le atribuía enseñar a los humanos cómo cultivar, conservar y preparar el cultivo como el maíz.

Se pensaba que ella era responsable de la fertilidad de la tierra. A diferencia de muchos de los dioses, se creía que Ceres desempeñaba un papel activo en la vida cotidiana. Estuvo fuertemente asociada con la maternidad y el amor maternal, debido a su estrecha relación con su hija Proserpina, la esposa de Hades.

Los romanos creían que las estaciones se debían a que Deméter se ponía de luto durante la mitad del año cuando Proserpina estaba en el inframundo con su marido durante los meses de invierno, y celebraba su regreso haciendo fértil la tierra durante el verano.

Su hermano Júpiter maravillado de su belleza engendro con Ceres a Proserpina por eso se le representa como una mujer bella y majestuosa, que suele llevar una corona de trigo o rodeada de espigas y amapolas.

BACO, DIOS DEL VINO

Para los romanos el vino era muy importante, y tenía su dios.  A Baco se le solía invocar en los tiempos de cosecha de uva y las plegarias eran para que sirviesen de producción del buen vino que saciaría a los humanos.

Se le conoce como el dios de la danza y de las fiestas. Baco realizaba reuniones de varios días donde terminaba por emborrachar a sus enemigos. Su símbolo es una rama de vid con frutos o una copa de vino.

Baco era bueno con aquellos que lo honraban, sin embargo, podía llevar a la locura a aquellos que lo despreciaban. Siempre se le ha relacionado con el delirio y la falta de cordura.

VESTAS, DIOSA DEL HOGAR Y LA FIDELIDAD

La diosa del hogar y del fuego sagrado. Representaba la arquitectura de las casas, la cocina y el fuego mantiene a los hogares vivos y unidos. Su símbolo se asocia con una vela o con un cetro sostiene siempre en su mano.

No hay certeza de la posición de Vesta ante el Olimpo Romano, algunos consideran que no perteneció a la casa de las deidades. Se le invocaba cuando se quería mantener el fuego y calor en los asentamientos.

Vesta se corresponde a la Hestia griega. Era hermana de Júpiter y se consideraba la diosa del hogar, a quien se le encargaba su protección y la fidelidad de los que ahí habitaban. El símbolo sagrado de Vestas es el fuego. Los romanos consideraban que al prender una vela, ya invocaban su presencia.


BIBLIOGRAFÍA

Grimal, P. “Diccionario de mitología griega y romana”. 2010. Ediciones Paidos. Barcelona.
Hamilton, Edith. “Mitología”.  2021. Editorial Ariel. Barcelona.
Ruiz de Elvira. A. “Mitología clásica”. 2011. Editorial Gredos. Madrid.

(1) Se denomina mitraísmo a una religión mistérica muy difundida en el Imperio romano entre los siglos I y IV d. C. en que se rendía culto a una divinidad llamada Mitra y que tuvo especial implantación entre los soldados romanos. Existen testimonios materiales de la práctica de esta religión en numerosos lugares del antiguo Imperio romano: en Roma y en Ostia, así como en Mauritania, Britania y las provincias fronterizas a lo largo de los ríos Rin y Danubio, consistentes en restos de templos, inscripciones y obras de arte que representan al dios u otros aspectos de la religión.

Los dioses romanos