viernes. 03.05.2024
Aníbal cruza el río Ródano

La ciudad de Cartago fue fundada alrededor del año 814 a. C., fue inicialmente una colonia fenicia de Tiro que, tras la decadencia de su metrópoli, se independizó y desarrolló una alianza o liga con otras ciudades púnicas del mar Mediterráneo, basada en la hegemonía de Cartago, la cual finalmente terminó integrando estas ciudades a sus dominios. 

  1. INTRODUCCIÓN
  2. LA CAPITAL CARTAGO
  3. LA SOCIEDAD CARTAGINESA
  4. LA RELIGIÓN EN CARTAGO
  5. PRINCIPALES DIOSES CARTAGINESES
  6. CARTAGO COMERCIO Y NAVEGACIÓN
  7. LOS VIAJES
  8. EL IDIOMA CARTAGINÉS
  9. LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA EN CARTAGO
  10. LA CONSTITUCIÓN CARTAGINESA

INTRODUCCIÓN

Su sistema político evolucionó desde una tiranía con ciertas características monárquicas, hasta un sistema totalmente republicano. La extensión territorial de sus dominios formó lo que se conoce como el Imperio púnico o cartaginés.

En sus inicios su territorio comprendía únicamente la ciudad y una pequeña área a su alrededor, lo que obligó a los cartagineses a especializarse en el comercio marítimo para asegurarse las materias y recursos necesarios para la subsistencia. 

A partir del siglo VI a. C., los cartagineses fueron ocupando gradualmente la zona de Túnez, que constituiría el corazón de la nación. Partiendo de esta área, que se suele denominar metropolitana, se expandieron para crear entre los siglos V y III a. C. un gran imperio mercantil. 

En su expansión absorbieron las factorías y ciudades fundadas por los fenicios y establecieron otras nuevas en Hispania, Sicilia, Cerdeña, Ibiza y en el norte de África, consolidando además su poder sobre las regiones de Numidia y Mauritania. Cartago controlaba el territorio más grande de la región en el año 300 a. C. 

Entre las ciudades más grandes y ricas del mundo antiguo, la estratégica ubicación de Cartago permitía el acceso a abundantes tierras fértiles y a importantes rutas comerciales marítimas. 

Su extensa red mercantil llegaba hasta Asia occidental. África occidental y el norte de Europa, brindándole un complejo conjunto de mercancías provenientes de todo el mundo antiguo, además de lucrativas exportaciones de productos agrícolas y bienes manufacturados. 

Este imperio comercial era protegido por una de las mayores y más poderosas armadas del mar Mediterráneo, y por un ejército compuesto en gran medida por mercenarios y personal de apoyo extranjeros.

Como el poder dominante en el Mediterráneo occidental, Cartago inevitablemente entró en conflicto con vecinos y rivales, desde los nativos bereberes del norte de África hasta la naciente República romana. 

Su crecimiento territorial y comercial causó por todo el mar Mediterráneo diversas guerras con las polis griegas. En esta época Cartago alcanzó su apogeo como la primera potencia económica y militar del Mediterráneo occidental. 

Tras siglos de peleas y enfrentamientos con los griegos asentados en Sicilia, a finales del siglo III a. C. entró en contacto con la otra gran república de su tiempo, Roma, la cual también estaba inmersa en un gran proyecto de crecimiento territorial. Las aspiraciones opuestas de ambas repúblicas provocaron el odio y una gran rivalidad entre ambos pueblos. 

Su enfrentamiento se materializó en tres conflictos, las llamadas guerras púnicas, que son consideradas como las más trascendentes de la antigüedad clásica. Cartago resultó derrotada en cada guerra y los enfrentamientos no cesaron hasta el desmantelamiento de la república de Cartago y la destrucción de su capital en el el año 146 a. C. 

A pesar del carácter cosmopolita de su imperio, la cultura y la identidad de Cartago siguieron arraigadas en su herencia fenicio-cananea, aunque en una variedad localizada conocida como púnica. 

Al igual que otros pueblos fenicios, su sociedad era urbana, comercial y orientada a la navegación marítima y el comercio. Los cartagineses eran famosos por su destreza comercial, sus ambiciosas exploraciones y su singular sistema de gobierno, que combinaba elementos de las democracias, la oligarquía y el republicanismo. 

LA CAPITAL CARTAGO

Estaba situada en una península comprendida entre el golfo y el lago de Túnez. La ciudad estaba protegida por una triple muralla, la mayor de todas contaba con 25 m de altura y unos 10 m de anchura, situada en el istmo, a unos cuatro km del mar. La propia muralla tenía cuarteles con capacidad para albergar a 20. 000 soldados.

La zona alta se desplegaba partiendo de la colina de Byrsa, donde se hallaba la inexpugnable fortaleza del mismo nombre y el templo de Eshmú. En las laderas de la colina se encontraban las grandes residencias de la aristocracia cartaginesa. 

Se descubrieron restos de casas recubiertas por las cenizas del incendio de su destrucción, en el año 146 a. C. Poseían características muy similares a las helenísticas, siendo un recinto con calles concéntricas. 

El barrio de Salambó era el centro político y económico de la ciudad, estaba unido al puerto comercial por tres avenidas descendentes, y en él se hallaba el foro principal y el ágora, donde se establecía un intenso comercio. 

El Senado se reunía para tomar decisiones en algún edificio de este barrio. Cerca del foro se alzaba el templo de Tofet, donde se han descubierto miles de estelas y de urnas que contenían esqueletos de niños calcinados, así como una capilla del siglo viii a. C. 

Los Puertos

La ciudad de Cartago poseía dos grandes puertos considerados maravillas para su época, el comercial y el militar, que le permitieron dominar militar y comercialmente el mar Mediterráneo occidental. 

El acceso a los puertos desde el mar venía facilitado por una entrada de unos 21 metros de ancho, que en caso de necesidad era cerrada con una cadena de hierro. Los dos puertos estaban unidos por un estrecho canal navegable. Fueron construidos artificialmente, en lo que fue una gran obra de ingeniería. 

El puerto civil era de forma rectangular. Allí fondeaban las naves comerciales, que en su mayoría importaban garum, trigo, púrpura, oro, estaño y esclavos de las factorías, de las colonias y de las explotaciones agrícolas creadas en numerosos enclaves costeros a lo largo del Mediterráneo. 

Las exportaciones a otras ciudades, colonias o pueblos costeros nativos de las costas del Mediterráneo occidental fueron mercancías manufacturadas, vidrios, cerámicas, objetos de bronce o hierro, y tejidos de púrpura.

El puerto militar era de forma redonda y albergaba en su interior una isla artificial también circular. La isla era la sede de la marina, y su acceso era restringido. El puerto militar según las fuentes clásicas podían albergar 220 barcos de guerra, y sobre los hangares se levantaron almacenes para los aparejos. 

Delante de cada rada se elevaban dos columnas jónicas, que dotaban a la circunferencia del puerto y de la isla el aspecto de pórtico. 

Los restos arqueológicos descubiertos han permitido extrapolar la capacidad de acogida del sitio, pues tenía treinta diques en la isla del almirantazgo y de 135 a 140 diques en todo el perímetro. En total, de 160 a 170 diques, podían albergar tantos barcos de guerra como han sido identificados.

Por debajo de los diques de la dársena se situaban los espacios de almacenaje. Se ha supuesto que en cada dique podían tener cabida dos filas de barcos. En medio del islote circular, se situaba un espacio a cielo abierto, a cuyo lado se levantaba una torre. Los diques podían tener sobre todo la función de astillero naval. 

Ruinas de Cartago en la Colina del Odeón
Ruinas de Cartago en la Colina del Odeón

LA SOCIEDAD CARTAGINESA

La población era mayoritariamente urbana y multiétnica, con fenicios procedentes de todas las colonias del Mediterráneo, así como sirios, egipcios, griegos de diversa procedencia, hispanos e itálicos, junto con un importante grupo bereber. Los matrimonios mixtos eran habituales.

Solían emplear largas barbas sin bigote. Entre las vestimentas de los cartagineses se encontraba el turbante, solían utilizar un largo camisón que llegaba hasta los pies y utilizaban por calzado las sandalias. Los más ricos llevaban trajes elegantes con numerosos adornos. Las mujeres eran confinadas habitualmente en sus hogares y utilizaban velos.

La sociedad se dividía en quienes eran ciudadanos y los que no lo eran. Entre los ciudadanos había dos clases sociales. 

  1. Los drrun los grandes, es decir, la aristocracia, ricos propietarios de tierra y grandes comerciantes con numerosos esclavos. Esta élite fijaba las políticas y las leyes de cada colonia. 
  2. los srnum, a los que los autores latinos denominaron, era el grupo formado por artesanos entre los que destacaban los dedicados a industrias textiles, a la metalurgia y a los oficios del vidrio, de la madera y a los relacionadas con la construcción naval. 

Las inscripciones cartaginesas dejan constancia de que los altos cargos, como sacerdote, magistrado o general, eran muy habitualmente trasmitidos de padres a hijos de manera hereditaria, habiendo ejemplos de familias cuyos miembros desempeñan durante generaciones el cargo de sufete, diversas magistraturas o sacerdocios.

La mayoría de los habitantes eran pequeños campesinos, artesanos y mercaderes con escasas propiedades. A partir del siglo iii a. C., se desarrolla una potente clase media que toma importancia en política, con la estandarización de las urnas. 

Esto se refleja en las inscripciones que dejan de incluir el predominio de largas genealogías en los cargos públicos. Incluso la clase media irrumpe con ofrendas en el Tofet , hasta entonces reservado exclusivamente a la aristocracia.

Los no-ciudadanos eran mayoritariamente indígenas libios sometidos y asimilados en cultura, denominados libio-fenicios. Estos vivían en las grandes extensiones dominadas por Cartago a lo largo de África y fueron utilizados como obreros agrícolas en las propiedades rurales de la aristocracia, dedicados sobre todo a cosechar cereales. 

La población libio-fenicia se sublevó en dos ocasiones contra los cartagineses, la primera en el año 396 a. C. y la segunda en el año 379 a. C. 

LA RELIGIÓN EN CARTAGO

Los cartagineses como herederos de las tradiciones de los semitas occidentales, entre los que se encontraban los fenicios, creían en la existencia del alma y del espíritu. ​ La religión para los cartagineses formaba parte de su vida cotidiana y de su cultura.

Solían mostrarse profundamente piadosos y notablemente conservadores en sus creencias y en sus prácticas. Todo su panteón de dioses procedía de su herencia fenicia con ciertas influencias helénicas y egipcias. 

Estatua en terracota de la diosa Tanit,
adornada con un collar. Necrópolis de 

Puig des Molins, Ibiza,
entre el siglo 
v y el III a. C.

Inicialmente los cartagineses preservaron de la ciudad de Tiro sus creencias religiosas y durante su edad inicial no se establecieron diferencias con respecto a la ciudad fundadora, si bien no existe abundante documentación hasta el siglo v a. C. 

En esta primera etapa la deidad más importante debió ser Melgar, señor de Tiro, a cuyo templo se enviaba desde Cartago anualmente una ofrenda de la ciudad. Pero esta tradición se abandonó durante el siglo vii a. C., y a partir del siglo siguiente comenzaron a observarse peculiaridades específicas de Cartago. La principal es que los dioses más venerados pasan a ser Baal y Tanit. 

La religión cartaginesa conserva la práctica de los sacrificios humanos, desaparecida en Fenicia. El sacrificio consistía en ofrecer la vida del primogénito al dios Baal Hammón en el rito del Molk. La práctica persistió hasta los días mismos de la caída de Cartago. 

Según el historiador romano Diodoro, la estatua del Molk era de bronce. Sus brazos abiertos llegaban hasta el suelo y los niños que en ellos se depositaban caían en un horno ardiendo. Este rito se practicaba dentro del Tofet [1], recinto en el cual posteriormente se depositaban los huesos calcinados de los sacrificados. 

Las excavaciones arqueológicas modernas parecen haber confirmado la existencia del Tofet, estimándose en 20 000 las urnas depositadas entre los años 400 a. C. y el 200 a. C. en el cementerio de niños en el Tofet. 

Estela encontrada en Tofet que muestra el símbolo de la diosa Tanit
Estela encontrada en Tofet que
muestra el símbolo de la diosa Tanit

Las urnas contenían huesos de recién nacidos y, en algunos casos, de fetos y niños de dos años, indicando que si el niño nacía ya muerto, el hijo más joven debía ser sacrificado por los padres. 

Otras teorías defienden que, simplemente, se trata de los restos calcinados de hijos que fallecieron de muerte natural. A la vista de otras evidencias halladas en Canaán, esta teoría parece menos probable.

Parece que el lugar elegido para el Tofet fue el mismo donde se inmoló la reina fundadora de la ciudad, llamada Dido o Elisa. Es, quizá, por esa inmolación que apareció la tradición del Tofet. 

Tiene cierta similitud el caso de la mujer de Asdrúbal, que fue el general derrotado en la última guerra púnica, que se lanzó a las llamas con sus hijos desde lo alto del templo de Eshmún, último bastión de la resistencia cartaginesa, cuando los soldados romanos ya habían entrado en la ciudad.

La religión presidía todos sus actos, al nacer un niño se le colocaba bajo la protección de una divinidad, imponiéndole su nombre. Nunca iniciaban una empresa sin pedir antes la protección de los dioses. Todo acontecimiento positivo o negativo debía tener su sacrificio de gratitud o expiatorio. 

Baal Hammón
Baal Hammón

En sus navegaciones o en la guerra llevaban consigo sus dioses penates. En los campamentos militares siempre se colocaba en el centro el santuario, al igual que los hebreos, a quienes vemos siempre acompañados del Tabernáculo al marchar contra el enemigo. En cada nueva colonia fundada, el primer edificio público que se levantaba era el templo. 

Los cartagineses creían en el poder y existencia de los espíritus, otorgándoles la capacidad de albergar intenciones y de ocasionar un mal o daño físico. Se protegían mediante la utilización de talismanes o amuletos con formas humanas, los que han sido encontrados muy frecuentemente en las excavaciones de las necrópolis púnicas. 

Tenían también su culto de los muertos y respetaban los túmulos. Jamás hicieron la guerra por proselitismo, ni tuvieron vocación de expandir su culto a los indígenas que sometían. Las funciones sacerdotales no eran hereditarias entre los cartagineses; las desempeñaban por lo general los nobles, y eran signos de distinción que solían ir unidos a otros cargos importantes.

PRINCIPALES DIOSES CARTAGINESES

Baal Hammón

Era el principal dios fenicio adorado en la colonia de Cartago, generalmente identificado por los griegos como Crono y por los romanos como Saturno. 

Baal significa “señor”, sin embargo, el significado de hammon es incierto, siendo posible su origen en Amón el oculto, símbolo del poder creador y padre de todos los vientos en la mitología egipcia. 

El dios Melkart
El dios Melkart

Baal Hammón se supone representado en algunas esculturas o relieves en forma de un personaje masculino de cierta edad, sentado en un trono entre dos esfinges. Los romanos convirtieron a Baal Hammón en Saturno.

Tanit

Tanit fue la diosa más importante de la mitología cartaginesa, la consorte de Baal y patrona de Cartago. Era equivalente a la diosa fenicia Astarté, diosa de la fecundidad, cuyo culto incluía la llamada prostitución sagrada.

La prostitución sagrada consistía en prostituirse en un templo simulando la unión con la deidad con fines religiosos destinados a la fertilidad. Durante la romanización fue asimilada a Juno y no a Venus, como hubiera correspondido de ser equivalente de Astarté.

Melkart

Melkart fue una divinidad fenicia de la ciudad de Tiro, a la que estuvo consagrado primitivamente el templo de Heracles en la antigua ciudad de Cádiz. Su culto estaba centrado en el fuego sagrado de las ciudades, se extendió por todas las colonias de Tiro incluyendo Cartago.

Baal originariamente era un dios agrícola, del campo, la vegetación, la fecundidad y la primavera, por lo que su ritual comprendía una serie de ritos de muerte y resurrección cíclicos anuales, coincidentes con las estaciones del año; no obstante, también era una deidad marina, pues era una divinidad de carácter sincrético. 

CARTAGO COMERCIO Y NAVEGACIÓN

Cartago fue una ciudad que dependió y vivió casi exclusivamente de los recursos y el comercio marítimo. Esta proyección marítima se debió tanto a la herencia fenicia como a su inicial falta de territorios, los cuales no podían ofrecer los recursos necesarios para la supervivencia de la ciudad. 

Barco cartaginés
Barco cartaginés

Esto motivó un rápido crecimiento comercial y humano. Todo ello empujó a Cartago a la necesidad de controlar el mar y las rutas comerciales, lo que fue el embrión del poder marítimo cartaginés.

Cartago fue durante mucho tiempo la mayor potencia marítima del mar Mediterráneo occidental, este poder se cimentó en una red de alianzas de carácter bilateral, como los pactos que mantenía con las ciudades etruscas, así como los Tratados con Roma. 

Los cartagineses organizaron una liga o confederación marítima que empezó a actuar como un instrumento y base de su poder naval, antes incluso que la propia Atenas. 

Para controlar el mar y salvaguardar su liderazgo de la confederación marítima, Cartago se dotó de los instrumentos necesarios, buenos puertos, una flota fuerte y numerosa tripulación de expertos marinos.

Los cartagineses heredaron una intensa actividad comercial marítima de los fenicios, aprovechando las ciudades ya existentes. Extendieron y consolidaron esta amplia red de colonias comerciales en las costas del mar Mediterráneo occidental. 

La aristocracia púnica encabezó la fundación de nuevas colonias y factorías en enclaves costeros a lo largo del Mediterráneo. El comercio cartaginés se extendía por mar en todo el Mediterráneo y probablemente incluso hasta las islas Canarias, y por tierra a través del desierto del Sahara. 

Sus barcos superaban en número incluso a los de las ciudades-estado fenicias originales, visitaban todos los puertos principales del Mediterráneo, así como Bretaña y la costa atlántica de África. Estos barcos podían transportar más de cien toneladas de mercancías.

Descubrimientos arqueológicos muestran evidencias de todo tipo de intercambios, desde las enormes cantidades de estaño necesarias para civilizaciones basadas en el bronce, hasta todo tipo de textiles, cerámica y metalistería fina. 

Incluso en el periodo entre las desgastantes guerras púnicas, los mercaderes cartagineses se mantuvieron en todos los puertos del Mediterráneo, comerciando en puertos con bodegas o desde barcos anclados en la costa.

Los cartagineses elaboraron tratados de agricultura muy apreciados, hasta el punto de que alguno de ellos fue traducido al latín por orden del Senado romano. Los cartagineses comerciaban con numerosos artículos, buscando artículos primarios en Iberia y el norte de África.

El Estado era responsable de velar por la política marítima, garantizando la seguridad en los trayectos, puertos y fijando las paridades de los recursos más urgentes para la economía pública, al tiempo que encargaba las compras a las compañías de comerciantes y mercaderes. 

Trirreme
Trirreme

Todo ello lo desarrollaba mediante políticas públicas, como la creación de puertos, astilleros y almacenes, junto con la protección del comercio por la armada y la firma de tratados con otras naciones. 

Los comerciantes fletaban los barcos, financiaban las compras, se hacían cargo de los costes de los transportes y del almacenamiento. Esta simbiosis hizo posible el surgimiento y el progreso de la iniciativa privada, que doto a Cartago de una riqueza superior a la de cualquier otra ciudad de su época.

El imperio comercial cartaginés tuvo, en sus inicios, fuerte dependencia de sus relaciones con Tartessos, así como de otras ciudades de la península ibérica, Contaba allí con varias colonias, como Gadir, más antigua que la propia ciudad de Tartessos. 

De allí se obtenían grandes cantidades de plata, plomo, cobre y, sobre todo, mineral de estaño, necesario para la fabricación del bronce tan usado y apreciado en aquella época. 

Las relaciones comerciales cartaginesas con los íberos, y el poderío naval que imponía el monopolio de Cartago en este comercio y en el del estaño en el Atlántico, la convirtieron en el comerciante de estaño y fabricante de bronce de mayor importancia de su época. 

Este monopolio constituyó una de las principales fuentes del poder y prosperidad de Cartago. Los comerciantes cartagineses se esforzaban por mantener en secreto la ubicación de las minas de estaño. 

Como principal distribuidor de estaño, la ubicación central de Cartago en el Mediterráneo y su control de las aguas entre Sicilia y Túnez le permitían controlar el suministro de estaño de los pueblos orientales. 

Cartago era también el mayor productor de plata del Mediterráneo, extraída en Iberia y en la costa noroeste de África. Después del monopolio del estaño, éste era uno de sus comercios más rentables. Una mina de Iberia le proporcionaba a Aníbal la cantidad de 300 libras romanas de plata al día.

Esquema de un quinquerreme con corvusy su uso en combate
Esquema de un quinquerreme
con corvus y su uso en combate

El comercio se basaba en el trueque, hasta la aparición de la moneda en el siglo iv a. C. El trueque se siguió utilizando para comerciar con los indígenas. 

Los cartagineses desembarcan en la playa sus mercancías para exponerlas. Regresan a los barcos y hacen humo para avisar a los indígenas. Estos, al ver el humo, se acercan al mar y colocan al lado de las mercancías el oro que ofrecen para el cambio, para luego retirarse. 

Los cartagineses vuelven a bajar a tierra y miran lo que han dejado. Si les convence, cogen el oro y se van. Si no, vuelven a subir al barco a la espera de que los nativos mejoren su oferta.

Las navegaciones de los cartagineses y su comercio solían restringirse al área previamente establecida por los fenicios, área muy amplia que les proveía del control de la zona del estrecho de Gibraltar, y de disponer de las fuentes metalíferas más importantes del mar Mediterráneo. 

La economía de Cartago comenzó como una extensión de la de su ciudad madre, Tiro. Su enorme flota mercante recorría las rutas comerciales trazadas por Tiro, y Cartago heredó de ésta el comercio del valiosísimo tinte púrpura de Tiro. 

La púrpura se convirtió en una de las mercancías más valoradas en el Mediterráneo antiguo, con un valor de quince a veinte veces su peso en oro.

Cartago contaba con un sector manufacturero diversificado y avanzado. Producía sedas finamente bordadas, tejidosteñidos de algodón, lino y lana, cerámica artística y funcional, fayenza, incienso y perfumes.

La fundación de Cartago por el pintor inglés Turner en el año 1815
La fundación de Cartago por el pintor inglés Turner en el año 1815

Sus artesanos trabajaban con maestría el marfil, la cristalería y la madera, así como el alabastro, el bronce, el latón, el plomo, el oro, la plata y las piedras preciosas para crear una amplia gama de productos, como espejos, muebles​ y armarios, camas, ropa de cama y almohadas, joyas, armas, utensilios y artículos domésticos. 

Comerciaban pescado salado del Atlántico y salsa de pescado, el garum y negociaban con los productos manufacturados, agrícolas y naturales de casi todos los pueblos del Mediterráneo.

Ánforas púnicas con pescado salado se exportaban desde el territorio cartaginés de las España y Marruecos hasta Corinto en Grecia, lo que demuestra el comercio a larga distancia en el siglo v a. C. Se dice que el grabado en bronce y la talla en piedra alcanzaron su apogeo en los siglos IV y III.

Los productos alfareros cartagineses encontrados en yacimientos, muy abundantes y con marcado carácter industrial, son muy lejanos en calidad de los griegos contemporáneos. El comercio dirigido a los pueblos indígenas nunca tuvo por prioridad la calidad, por ello no hallamos una orfebrería comparable a la de sus predecesores fenicios. 

Cartago también enviaba caravanas al interior de África y a Persia. Intercambiaba sus productos manufacturados y agrícolas con los pueblos costeros y del interior de África a cambio de sal, oro, madera, marfil, ébano, simios, pavos reales, pieles y cueros.

Sus mercaderes inventaron la práctica de la venta en subasta y la utilizaron para comerciar con las tribus africanas. En otros puertos, intentaron establecer almacenes permanentes o vender sus mercancías en mercados al aire libre. Obtenían ámbar de Escandinavia, y de los íberos, galos y celtas recibían ámbar, estaño, plata y pieles. 

Cerdeña y Córcega producían oro y plata para Cartago, y los asentamientos fenicios de Malta y las islas Baleares producían productos que se enviaban a Cartago para su distribución a gran escala. 

La ciudad abastecía a civilizaciones más pobres con productos sencillos como la cerámica, objetos metálicos y ornamentaciones, desplazando a menudo la fabricación local, pero llevaba sus mejores obras a civilizaciones más ricas, como los griegos o los etruscos.

Cartago comerciaba con casi todos los productos deseados por el mundo antiguo, incluyendo especias de Arabia, África y la India, así como esclavos. 

Agricultura

La zona de Cartago era famosa en la antigüedad por su suelo fértil y su capacidad para mantener ganado y cultivos abundantes. Los cartagineses, al igual que sus fundadores fenicios, no se dedicaron mayormente a la agricultura. 

Como casi todas las ciudades y colonias fenicias, Cartago se asentó principalmente a lo largo de la costa; los indicios de asentamientos en el interior solo se remontan a finales del siglo iv a. C., varios siglos después de su fundación. 

A medida que se fueron asentando en el interior, los cartagineses eventualmente aprovecharon al máximo el rico suelo de la región y desarrollaron lo que puede haber sido uno de los sectores agrícolas más prósperos y diversificados de la época. 

Practicaban una agricultura muy avanzada y productiva, utilizando arados de hierro, irrigación, rotación de cultivos, trillos, molinos rotatorios de mano y molinos tirados por caballos, estos dos últimos inventados por los cartagineses en el siglo vi y siglo iv a. C., respectivamente.

La batalla de Cannas. Óleo de Bernardino Cesari, siglo XVII
La batalla de Cannas. Óleo de Bernardino Cesari, siglo XVII

Tras la IIª Guerra Púnica, Aníbal promovió la agricultura para ayudar a restaurar la economía de Cartago y pagar la costosa indemnización de guerra, lo que resultó un éxito. Estrabón informa que incluso en los años previos a la Tercera Guerra Púnica, la por lo demás devastada y empobrecida Cartago había hecho florecer de nuevo sus tierras. 

Cartago desarrolló la viticultura y la producción de vino antes del siglo iv a. C., y que exportó sus vinos como indican las distintivas ánforas cartaginesas con forma de cigarro encontradas en yacimientos arqueológicos por todo el Mediterráneo occidental.

Cartago también enviaba grandes cantidades de vino de pasas, conocido en latín como passum, que era popular en la antigüedad, incluso entre los romanos. Cartago cultivaba frutas como higos, peras y granadas, así como frutos secos, cereales, uvas, dátiles y aceitunas. El aceite de oliva se procesaba y exportaba a todo el Mediterráneo. 

LOS VIAJES

Por las fuentes clásicas existe conocimiento de dos expediciones atlánticas, con finalidad de explorar costas desconocidas y realizar nuevas fundaciones, que fueron dirigidas por Hannón el Navegante e Himilcón. 

  1. La primera tuvo lugar durante el siglo v a. C., y consistió en una expedición organizada y dirigida por Hannón. La expedición tomó Gadir como base, siguieron la costa atlántica de Marruecos hacia el sur, estableciendo primero colonias y factorías y dedicándose en la última parte del recorrido a la exploración de costas desconocidas. 

Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre hasta dónde llegaron, para unos el litoral senegalés y para otros la costa de Guinea. No se pueden fijar exactamente los puntos donde fueron establecidas las colonias, dada la inexactitud del texto.

  1. Todavía hay menos datos sobre la segunda expedición atlántica desde el estrecho de Gibraltar hacia el Norte, pero las fuentes clásicas citan un Periplo de Himilcón, navegante de época contemporánea de Hannón, que recorrió el litoral hispano hasta el norte de Francia llegando a las islas Británicas.

Se desarrollaron rutas y exploraciones por tierra, a través del desierto del Sahara, para comerciar con Nubia, Sudán y Etiopía, regiones productoras de oro, esclavos y materias exóticas para el mundo mediterráneo. 

Varias ciudades de la costa de Libia, como Leptis Magna y Sabrata, fueron fundadas con el fin de ser el punto de partida de rutas terrestres a través del Sahara. Existen pocos datos históricos sobre la acción cartaginesa a través del Sahara, pero se estima que fueron desde el Mediterráneo, los iniciadores de la exploración del desierto.

EL IDIOMA CARTAGINÉS

La lengua hablada por los cartagineses se conoce como idioma púnico, que tenía un origen semítico. Siendo una variedad del fenicio, que era una lengua semítica originada en su patria ancestral de Fenicia.

Coraza cartaginesa. Museo Nacional del Bardo, Túnez19
Coraza cartaginesa. Museo
Nacional del Bardo, Túnez19

Se expandió por todo el territorio metropolitano de Cartago, así como por las grandes islas del Mediterráneo y los numerosos enclaves costeros occidentales púnicos. En el norte de África era usada en las ciudades y colonias fenicias, siendo la población indígena y rural ajena a ella. Se extendió ampliamente debido a su uso comercial.

Al igual que su lengua madre, el púnico se escribía de derecha a izquierda, constaba de veintidós consonantes sin vocales y se conoce principalmente por inscripciones. Durante la antigüedad clásica, el púnico se hablaba en todos los territorios y esferas de influencia de Cartago.

Los cartagineses mantenían lazos y afinidad cultural con su patria fenicia, su dialecto púnico se vio gradualmente influenciado por varias lenguas bereberes habladas en Cartago y sus alrededores por los antiguos libios. 

A pesar de la destrucción de Cartago y la asimilación de su pueblo a la República romana, el púnico parece haber persistido durante siglos en la antigua patria cartaginesa. La lengua siguió utilizándose después de la caída de Cartago, en los reinos de Numidia y Mauritania. 

Moneda cartaginesa acuñada en Hispania
Moneda cartaginesa acuñada en Hispania

Septimio Severo que fue un romano nacido en las proximidades de Cartago en el año 197 d. C., provenía de la cultura púnica, llegó a ser emperador de Roma. Todavía era usada y conocida ampliamente en el siglo v por Procopio de Cesarea Agustín de Hipona.

Textos funerarios contemporáneos encontrados en las catacumbas cristianas de Sirte en Libia llevan inscripciones en griego antiguo, latín y púnico, lo que sugiere una fusión de las culturas bajo el dominio romano.

Los textos de la época dicen que aún en el siglo vi los campesinos de Túnez utilizaban la lengua púnica de forma cotidiana, pero la llegada del islam y la segunda destrucción de la ciudad de Cartago supuso su fin definitivo. Probablemente su último reducto fue la isla de Malta. 

LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA EN CARTAGO

La monarquía

El mundo fenicio-púnico no desconocía la monarquía. Las ciudades fenicias se habían dotado desde muy pronto de un rey y son conocidos reyes en Biblos, Sidón y Tiro.

No se trataba de reyes con un poder absoluto. El rey fenicio era hereditario, antes que un rey absoluto, el primero de los ciudadanos, puesto que sufría las presiones de su entorno, de los más ricos y del pueblo.

El poder de los reyes no era absoluto, solían ejercer de jueces y árbitros ya que existían otras instituciones como el Consejo de Ancianos o Senado con el que debían compartir sus decisiones. El Senado fue creado durante el siglo v a. C. Su función era asesorar al monarca en cuestiones de política y economía. 

Aníbal, estatua de Sébastien Sldtz, Museo del Louvre, París
Aníbal, estatua de Sébastien
Sldtz, Museo del Louvre, París

Su organización nos es desconocida. Según el historiador Heeren se dividía durante la etapa monárquica:

  1. La Asamblea llamada simkletos.
  2.  El Consejo privado la Gerusia, compuesto de los notables de la Asamblea. 

El gobierno había pertenecido primeramente al Consejo de los Ancianos o Senado, compuesto, como la Gerusia de Esparta, de dos reyes que el pueblo designaba en la asamblea y de veinticuatro gerusiastas probablemente nombrados por los propios reyes y con carácter anual. La monarquía perdió gran parte de su poder en manos del Senado. 

Después del reinado de Magón II, el Senado rigió la ciudad durante 35 años hasta la llegada de Hannón III en el año 340 a. C. Después de unos pocos reyes en el año 308 a. C. Bomílcar intento restaurar todo el poder real erigiéndose como tirano, pero fracasó, lo que convirtió a Cartago en una república, tanto de nombre como, de hecho. 

La monarquía fue destronada por un movimiento social que se produjo hacia las mismas fechas en las ciudades griegas, y que dio lugar al gobierno de la aristocracia, la República. Desde entonces, y hasta el final, Cartago fue una república oligárquica regida por los nobles, bajo la autoridad de dos sufetes [2]. 

Un victorioso Aníbal recorre el campo de batalla
Un victorioso Aníbal recorre el campo de batalla

La República

El gobierno de la República era ejercido por un complejo sistema de asambleas, consejos y magistraturas monopolizadas por la aristocracia. La clase política y económica cartaginesa estaba dividida por sus propios intereses y el origen de su riqueza. 

Las facciones y partidos políticos se organizaban entre los comerciantes por un lado, y los productores agrícolas por el otro. La constitución estaba compuesta por un conjunto de leyes muy diversas que evolucionaron profundamente con el tiempo, que establecían un gran poder legislativo y ejecutivo donde la obtención de los cargos se reservaba a los mejores, valorando tanto los méritos como la riqueza de cada ciudadano.

El gran Senado era la institución más importante y constituía el núcleo del poder, formado exclusivamente por miembros de las familias más influyentes. El Senado designaba la toma de decisiones a los sufetes, que podría haber sido originariamente el título de los gobernadores de la ciudad asignados por la ciudad madre de Tiro. 

En sus inicios, los sufetes eran capitanes militares, además de realizar funciones judiciales y administrativas, de modo similar a los diarcas espartanos. Sin embargo, los sufetes gradualmente fueron perdiendo poderes.

Batalla de Zama
Batalla de Zama

Se creó el Consejo de los Cien en el siglo IV a. C para controlar las actividades de los Sufetes, formada por ciento cuatro miembros elegidos de entre los miembros del Senado y por el Senado de manera vitalicia. Los generales también debían rendir cuentas de sus campañas ante el Consejo, cuyas sentencias podían engrandecer a una familia o declararla en desgracia.

La participación popular era equilibrada y estaba reglamentada políticamente. El pueblo participó en la vida política por medio de la Asamblea, la cual elegía anualmente a los sufetes bajo ciertas restricciones, a los generales con libertad, y probablemente cubrían vacantes en el Gran Consejo. 

En el caso de que el Consejo y los sufetes no se pusieran de acuerdo, la Asamblea discutía y determinaba medidas políticas. Las cuestiones militares, como tratados de paz, declaraciones de guerra y similares, eran llevadas a menudo a la Asamblea, aunque no necesariamente.

Cartago goza, al parecer, todavía de una buena constitución, más completa que la de otros Estados en muchos puntos y semejante en ciertos conceptos a la de Esparta.

Es importante destacar que Cartago jamás olvidó sus lazos con Tiro. A pesar de ser más poderosa que la ciudad madre, Cartago pagó impuestos a Tiro y la ayudó en los momentos de mayor debilidad, como cuando Asiria la amenazaba. 

El Senado

El Senado era sin duda el órgano con más poder, compuesto en su totalidad por poderosos aristócratas. Su gobierno se orientaba más a prevenir la acumulación de poder en manos de individuos ambiciosos que a aumentar los derechos civiles o mejorar las condiciones sociales del pueblo. 

Batalla entre romanos y cartagineses. Öleo sobre tela de Cornelis Cort. 1570. Museo Pushkin, Moscú24
Batalla entre romanos y cartagineses. Öleo sobre tela de Cornelis Cort. 1570. Museo Pushkin, Moscú

El Senado en esencia fue un tribunal compuesto por magistrados electos de forma vitalicia. Fue creado en el comienzo de la historia de Cartago, y es descrito por Aristóteles como “la más alta autoridad constitucional”. Sin embargo, durante la historia de Cartago muchas veces su poder fue doblegado por la tiranía. 

Según la antigua Constitución Cartaginesa, el Senado tenía el derecho de controlar y nombrar a los magistrados, pero finalmente fueron los altos magistrados quienes terminaron controlando el Senado. Su labor era controlar a los altos magistrados y generales, así como velar por el bienestar de los cartagineses.

Los Ciento Cuatro

Era un tribunal con atribuciones jurídicas especiales, sus miembros eran elegidos de forma vitalicia por las denominadas pentarquías. 

El Consejo se creó en torno al siglo v a. C., debido a la evolución sociopolítica de Cartago, causando la ampliación de poderes de la aristocracia frente a las pocas familias, que como la de los Magónidas y luego los Hannónidas, habían monopolizado el poder.

Asamblea del Pueblo

La Asamblea del Pueblo era un cuerpo de ciudadanos compuesto por numerosas agrupaciones, quienes ostentaban el poder y la soberanía. La élite aristocrática gobernaba mediante el ejercicio de la influencia y el prestigio, eligiendo los cargos y rangos de poder.

Para un ciudadano de origen humilde era imposible acceder a cargos importantes, al igual que en otras ciudades contemporáneas no debió existir impedimento jurídico, solo los obstáculos surgidos por la diferencia social. 

Moneda cartaginesa del siglo III a.C. Gabinete de Monedas, Berlín
Moneda cartaginesa del siglo III a.C. Gabinete de Monedas, Berlín

Aristóteles describió que en Cartago la riqueza personal era tenida tan en cuenta como la competencia profesional, en la elección de los cargos.

Inicialmente la Asamblea del Pueblo tuvo un poder limitado, carecía del derecho a autoconvocarse y los temas tratados en ella eran impuestos por los magistrados o por el Senado, cualquier ciudadano cartaginés podía tomar la palabra y oponerse a la propuesta presentada. 

Lo que indica que era habitual antes del siglo iv a. C. Excepcionalmente esta situación solo ocurría cuando los sufetes y el Senado no lograban ponerse de acuerdo.

La Asamblea evolucionó periódicamente y fue adquiriendo mayores poderes, como el de constituirse con urgencia si las circunstancias lo exigían. A partir del siglo iii a. C. ostentó el derecho a elegir los generales. 

Tras la IIª guerra púnica, Aníbal Barca introdujo nuevas reformas que dotaron con mayores poderes a la Asamblea, estableciéndose así como el órgano político cartaginés con mayor poder, destacando la capacidad de proponer resoluciones y deliberar.

LA CONSTITUCIÓN CARTAGINESA

La Constitución cartaginesa sufrió con el transcurso del tiempo una evolución política hacia posiciones más democráticas o populistas, una progresión similar a la ocurrida en otras ciudades del entorno mediterráneo como Atenas, Corintio o Roma. No estuvo exenta, sin embargo, de varios intentos de instaurar la tiranía por Malco Hannón o Bomílcar. 

Malco, en el siglo VI a. C., combatió en Cerdeña, África y Sicilia, tras una derrota fue condenado al destierro, desacató la sentencia, tomó Cartago con sus tropas y mató a diez de los senadores que le habían condenado. Sus adversarios políticos lo asesinaron por sus aspiraciones monárquicas.

Muerte de Emilio Paulo por John Trumbull, 1773
Muerte de Emilio Paulo por John Trumbull, 1773

Fue sucedido por Magón, que era el cabecilla de un grupo político contrario. Durante generaciones los Magónidas constituyeron un estado similar a la tiranía, si bien su poder recayó en la fuerza militar y en la fundamentación religiosa. 

El gobierno y poder que ocuparon los Magónidas durante generaciones también puede equipararse al de los propios tiranos griegos. Cartago se había trasformado en un Estado en l siglo V a. C., con una poderosa clase aristocrática poco dispuesta a dejar en manos de unos pocos los importantes cargos públicos. 

Tras las derrotas sufridas por los Magónidas en Sicilia ante los griegos, Cartago experimentó una revolución política impulsada por la aristocracia, quien buscó el fin del poder de las grandes familias, con la instauración de diversos nuevos órganos e instituciones.

Tras el fin del poder de los Magónidas su familia fue considerada maldita y fue excluida del poder. Posteriormente, la familia de Hannónel Grande ganó mayor influencia ejerciendo durante algún tiempo gran poder. 

Su rival más importante fue Ehmuniaton considerado el líder de la facción más amplia de los Consejo de Ancianos, quien fue acusado de traición en la guerra contra Dionisio I de Siracusa en el año 368 a. C. 

Durante los siguientes años Cartago experimentaría diversas tentativas de establecer la tiranía. El propio Hannon intentó dar un golpe de Estado reclutando y armando a sus propios esclavos, pero fracasó. 

Muerte de Emilio Paulo por John Trumbull, 1773
Muerte de Emilio Paulo por John Trumbull, 1773

Las últimas importantes modificaciones políticas de Cartago las promovió Aníbal Barca elegido sufete en el año 195 a. C., cuando aumentó las prerrogativas de la asamblea y terminó con el carácter vitalicio de los senadores.

Organización territorial

Si bien el territorio controlado por Cartago fue amplio, tenía numerosos vasallos asociados, la zona propiamente colonizada por los púnicos nunca llegó a ser muy extensa. 

El Estado se dividía entre ciudades aliadas o socias como Útica, los territorios autónomos y el imperio propiamente dicho, el cual según los mismos cartagineses contaba con unas 300 ciudades en la época de la Iª guerra púnica. 

Dentro del territorio africano y próximo a Cartago, se diferencian dos tipos de regiones distintas: 

  1. El primero correspondiente a la campiña cartaginesa en donde los habitantes eran púnicos, la tierra era de su propiedad y ellos mismos la explotaban, siendo la principal región de abastecimiento y el granero de Cartago. 
  2. El segundo tipo estaba bajo gobierno cartaginés pero las tierras pertenecían a los africanos asimilados, quienes debían contribuir con una serie de diezmos extraídos de sus cosechas.

La zona más rica y poblada era la llamada zona metropolitana, que corresponde a los territorios del actual estado de Túnez, que a su vez se dividía en siete circunscripciones llamadas pagi. Sus fronteras llegaban hasta las montañas númidas y los límites del Sahara. 

Retrato de una moneda de Aníbal
Retrato de una moneda de Aníbal

Al no poder someter a las tribus berberiscas que lo recorrían pastoreando sus ganados, las fronteras fueron custodiadas por una línea de puntos fortificados que cubrían el territorio. Más allá del territorio cercano a Cartago se encontraba el emporio de Gran Sirte, un rico territorio costero en Libia. 

Los grandes núcleos urbanos, como Mactar, Béja, Zama Thugga, gozaban de cierta autonomía, la administración era presidida por funcionarios cartagineses procedentes de la aristocracia, quienes a su vez eran asistidos por funcionarios de menor rango. 

Las ciudades más importantes de las provincias, las cabeceras de sus respectivas circunscripciones, fueron las sedes de gobernadores provinciales impuestos por Cartago y subordinados a la autoridad de un gobernador general.

Sus dominios más importantes estaban situados en el norte de África, concretamente en las costas de Numidia y Mauritania, regiones que no fueron totalmente dominadas ni tuvieron una frontera definida salvo la estrecha zona del litoral. 

Aníbal Barca
Aníbal Barca

Los límites y fronteras costeras de Cartago se establecieron con solidez y rapidez en aquellas zonas en pugna con los griegos o de gran importancia comercial. Por el este los límites de la República con la Cirenaica fueron determinados después de sangrientas guerras. 

Por la parte occidental, los límites de Cartago llegaban hasta la costa atlántica marroquí, sin que se tenga un conocimiento exacto de dónde terminaban. En Numidia y Mauritania, Cartago controlaba muchas ciudades.

Después de la Iª guerra púnica expandieron sus dominios hacia el interior, hasta unos 240 km desde la línea costera, conquistando la ciudad más importante de los indígenas, situada en el inicio del río Bagradas , llamada Theveste. 

Sus enclaves coloniales se extendían por toda la costa sur de España, constituyendo una red de importantes establecimientos comerciales. Las Baleares fueron colonizadas desde el siglo vii a. C., sirviendo de base de operaciones contra sus enemigos, los griegos de Massalia. 

Se encontraban los cartagineses establecidos en Cerdeña en el siglo VI a. C., donde fundaron Cagliari. Controlaban en Sicilia las importantes ciudades de Lilibea, Panormo y Solocis. Se establecieron al noroeste de la isla, si bien su territorio varió debido a los conflictos con los griegos. 

Los indígenas habían tenido que optar entre buscar refugio en las montañas o someterse a la voluntad de los púnicos. Cartago tenía una concepción más abusiva y dura de la labor civilizadora que Roma. Las propias ciudades libio-fenicias del territorio cartaginés siempre fueron sometidas a condiciones muy duras.

El ejército

El poder militar fue ejercido por los magistrados sufetes hasta el siglo iii a. C., y a partir de entonces se les otorgó a generales, nombrados directamente por el Senado. Las obligaciones militares de Cartago estaban comprometidas por la escasa demografía del país, por lo que, si bien siempre enroló a ciudadanos en sus ejércitos, en general procedentes de los estratos mestizos libio-púnicos en su infantería; se acostumbró a enrolar gran número de mercenarios libios, bereberes, galos y sobre todo hispanos. La aristocracia también participaba al enrolar a sus jóvenes en la legión sagrada. 

La flota cartaginesa

La marina púnica era la verdadera fuerza de Cartago. Durante varios siglos fue la más poderosa potencia naval del mediterráneo occidental, hasta perder su superioridad en la Iª guerra púnica. 

La marina jugó un importante papel en su rivalidad con los helenos, impidiéndoles la creación de nuevas colonias en occidente, asegurando las rutas de comercio y estableciendo un férreo control en el paso de la importante ruta comercial del estrecho de Gibraltar.

Durante las guerras púnicas, Cartago se organizó en escuadras de doce barcos. Podía formar flotas de ciento veinte naves y en casos especiales, de más de trescientas. Según Polibio, en el 256 a. C. la flota disponía de 350 buques tripulados por más de 150. 000 hombres. 

Su principal navío de combate era el quinquerreme, el cual contaba con una tripulación de 420 soldados y marineros de los que 270 eran remeros dispuestos en tres órdenes: dos en el superior, dos en el medio y uno en el inferior. La proa llevaba un espolón reforzado con bronce para atacar los barcos enemigos. 

Cerca de la proa estaba el castillo donde se ubicaban los arqueros y las catapultas. A popa dos grandes remos servían de timones. Disponía de una vela cuadrada en un mástil retráctil en el centro y otra más pequeña en la proa, para los vientos transversales. 

Durante los combates los barcos se desarbolaban y la propulsión se confiaba a los remeros. Las tripulaciones estaban constituidas exclusivamente por ciudadanos cartagineses, a diferencia del ejército que se nutría de mercenarios.


BIBLIOGRAFÍA

Aristóteles. “Política, libro segundo capítulo VIII Examen de la Constitución de Cartago”.
Apiano. “La segunda guerra púnica en Iberia”.
Bendala. “Los cartagineses en España”. 1987. Historia General de España y América. 
Bénichou-Safar, Hélène. “Le tophet de Salammbô à Carthage — essai de reconstitution”. 2004. École Française de Rome. Roma.
Blázquez, J.M. “Fenicios y cartagineses en el Mediterráneo”. 1999. Cátedra.
Decret, François. “Carthage ou l'empire de la mer”. 19977. Ed. du Seuil. Paris.
Heródoto. “Tratados entre Roma y Cartago”.
Huss, Werner. “Cartago”. 2001. Acento Editorial. Madrid.
Huss, Werner. “Los cartagineses”. 1992. Editorial Gredos. Madrid.
Lancel, Serge. “Cartago”. 1992. Editorial Crítica. Barcelona.


[1] El tofet de Cartago, también llamado tofet de Salambó, es una antigua área sagrada dedicada a las deidades fenicias Tanit y Baal, ubicada en el barrio cartaginés de Salambó, cerca de los puertos púnicos. Este tofet híbrido de santuario y de necrópolis​ comprende un gran número de tumbas de niños que, de acuerdo a interpretaciones, habrían sido sacrificados o enterrados en ese lugar después de su muerte prematura.
[2] Sufete era un miembro del senado de Cartago y de otras repúblicas fenicias, (1) similar al senador romano, pero perteneciente a una aristocracia más cerrada, a la cual no se podía acceder salvo por nacimiento. Sin embargo otras fuentes nos afirman que a diferencia de la monarquía, el cargo de sufete no era hereditario y se accedía a él por elección hecha con base en criterios de riqueza o de méritos personales. A esto apunta Aristóteles en “La Política” al analizar la constitución de los cartagineses.

 

El Imperio Cartaginés: sociedad, economía, religión y política