sábado. 27.04.2024

Me cuentan que se ha constatado que María Dolores Pradera, ha sido en el último quinquenio la cantante más oída en el CGPJ. Top. Tras su imperecedero éxito de “estás que te vas y te vas… y no te has ido” (leerlo con acento mexicano), hemos pasado al “vaya con Dios, mi vida, vaya con Dios… mi amor”. 

No me lo puedo creer, me resulta imposible pensar que haya tanto gusto musical en ese Versalles de lo judicial que es Marqués de la Ensenada, donde la música de hoy y siempre es la de “Antón, Antón, Antón Pirulero, cada cual, cada cual que atienda su juego y el que no lo atienda pagará una prenda”. Y la primera regla de conducta aquella de “oveja que bala…” Normas básicas del oportunista que se ha librado de pegar tiros en la trinchera y ha alcanzado la inmortalidad, que no es otra cosa que no poder imaginar una vida mejor. O del ambicioso que está en un peldaño intermedio de la escalera, habiendo subido alguno, quedando otros por subir, y debiendo evitar a toda costa la caída a distinto nivel y acopiar fuerzas (contactos) para el siguiente repecho.

Dudo que ahí resida o mediopensione alguien con la suficiente sensibilidad para entender aquellos versos de “el momento ya llegó de separarnos”, “las campanas de la Iglesia suenan tristes o “a dónde vayas tú, yo iré contigo”… Bueno este último verso, creo que sí. Iré contigo, pero solo si me ayudas a subir otro peldañín.

La ventaja es que los jueces vocacionales no juegan a esto aferrados a su independencia, imparcialidad y servicio a la sociedad

El propio Lesmes es paradigma del éxito en la carrera político/judicial, cuyo último campamento antes de la cima es la Presidencia del TS y la cima misma, vaya Ud. a saber: Magistrado del TC, Presidente del TC… Lo del TJUE es como saltar la valla de Melilla. Arduo porque nos conocen y en Europa hay mecanismos de control. Y si no que se lo pregunten a Pérez de los Cobos, que nos lo devolvieron en caliente o recalentado. Hasta ahora nadie ha llegado más lejos. 

Porque no han de perder de vista que esto es un coto de caza muy cerrado que se rige por unas reglas informales no escritas que no todo el mundo conoce o, conociéndolas, está dispuesto a asumir. Y que contradicen la esencia de lo judicial. Hace falta tragar mucho, pasar por todo, dejarse ver constantemente, dejar constancia de lo útil que uno puede llegar a ser y serlo efectivamente cuando a uno se le requiere. La ventaja es que los jueces vocacionales no juegan a estoaferrados a su independencia, imparcialidad y servicio a la sociedad, valores que malamente se cohonestan con una carrera de sacos hacia el precipicio de la nada moral. No están dispuestos al empujón y la zancadilla. Y eso reduce sustancialmente el número de corredores. Y convierte a todo el que llega a la meta en sospechoso.

Lesmes ni siquiera es cara y manos, solo el soporte físico de la toga, las puñetas y el collar. Lo demás cartón piedra, puro attrezzo

La verdad es que Lesmes no existe, es falso, un invento, un fraude. Algo así como el reflejo o la sombra de una luz real, el eco de una voz que sí es innegable. Para los modernos, un holograma del metaverso. Como esas Vírgenes que sacan en procesión en Semana Santa. Sólo cara y, en todo caso, manos. El resto, los mantos de la Virgen, enriquecidos con tesoros de la minería y la orfebrería, solo sirve para deslumbrar al ingenuo y ocultar la triste realidad: debajo del manto no hay nada. Solo una estructura de mimbre o alambre que soporta el manto, sin valor artístico alguno, que periódicamente se oxida, se pudre y se pierde. Lesmes ni siquiera es cara y manos, solo el soporte físico de la toga, las puñetas y el collar. Lo demás cartón piedra, puro attrezzo. Un ídolo de barba florida, acicalada y perfilada, que habla por voz de otro.

Y así lo ratifica su íter (siguiendo la Wikipedia):

1. A los dos años de aprobar la oposición de Fiscal, ya estaba en Madrid y a los ocho destinado en el Tribunal Constitucional. Todo el mundo sabe que en esos plazos cualquier fiscalito de España está en Madrid y el Tribunal Constitucional. Por méritos, naturalmente. (Risas).

2. En el 93 ingresa en la carrera judicial tras superar las oposiciones a magistrado especialista del orden jurisdiccional contencioso-administrativo. Estas oposiciones son un atajillo inventado por la APM para que algunos tengan preferencia en los destinos que se deciden por antigüedad mediante la reserva de plazas en los Tribunales colegiados. Y otros sean preteridos por no opositar. El caso de Lesmes pone en evidencia el disparate del sistema y sus turbios objetivos: Lesmes ya era magistrado especialista antes de ingresar en la carrera judicial y sin haber pasado por Juzgado o Tribunal alguno del orden contencioso, ni haber puesto una resolución. En contraste, hay magistrados con treinta o cuarenta años de servicio en la “trinchera” y decenas de miles de resoluciones que no son considerados especialistas y ven obstaculizado su ascenso por estos falsos especialistas, a los que se les provee de un motor a reacción para subir y subir. Naturalmente, Lesmes nunca pasó por un Juzgado de lo contencioso, sino que, directamente y desde 1993 y hasta 1996, estuvo destinado en la Sala de lo Contencioso del TSJ de la Comunidad Valenciana. Magnífica oportunidad para relacionarse e integrarse en el núcleo duro reaccionario judicial valenciano. Saben de quienes les hablo.

El caso de Lesmes pone en evidencia el disparate del sistema y sus turbios objetivos

3. Entre el año 1996 y el año 2005 estuvo en situación de servicios especiales dentro de la Carrera Judicial, debido a su sucesivo y reiterado nombramiento como Director General del Ministerio de Justicia. Por méritos, naturalmente. Y para realizar funciones técnicas, que no políticas. (Más risas). 

4. Tras estrellarse papá Aznar, regresa en 2005 a su plaza de Magistrado, pero está claro que eso no era para él. E inmediatamente se le nombra discrecionalmente Presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional. Por méritos, naturalmente. (Más risas). Tengan en cuenta que ya acumulaba tres años, aproximadamente, poniendo Sentencias. ¡En toda su vida!

5. Y ante la acumulación de nuevos méritos, en Septiembre de 2008 y hasta Abril de 2009 “se le nombra” discrecionalmente Presidente en funciones de la Audiencia Nacional. Por méritos, naturalmente. (Más risas). 

6. En marzo de 2010, consiguió plaza en la Sala Tercera de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo y el 9 de diciembre de 2013, fue elegido por el Pleno del Consejo General del Poder Judicial como Presidente del Tribunal Supremo. Siendo M. Rajoy Presidente del Gobierno. Todo ello por méritos, naturalmente. (Carcajada final).

¿Les queda alguna duda? Otro día si quieren hablamos de independencia judicial (¡se les va a partir el culo de la risa!).

El hombre [Lesmes] que nunca existió devorado, como los hijos de Saturno, por su propio padre. Eso sí después de haber postergado la solución cuatro años y medio y haber cobrado más que el Presidente del Gobierno durante casi nueve años

Aunque Don Carlos haya pretendido elaborarse una imagen de “técnico” y de “dialogante”, es sabido que esos ropajes son la coartada del político y del autoritario que quiere simular que no lo es. Purito disfraz. Estos engaños, a estas alturas resultan poco creíbles. Como dijo el poeta, ya nos han dormido con todos los cuentos y sabemos todos los cuentos. El de los “técnicos”, los López que gobernaron la Dictadura “sin hacer política” pero a las órdenes de un Dictador, que tampoco la hacía. Me refiero claro está a la tecnocracia (una contradicción en sus términos) del Opus Dei (¡vaya qué casualidad!). Clara plasmación del nacionalcatolicismo más extremo con formas suavizadas. Dictadura con vaselina. Lo de los "dialogantes" es más de ahora, de la democracia. No hay autócrata que no se afirme dialogante y abierto. El problema es que eso no resiste la confronta con la realidad. Las políticas del Lesmes Presidente del Consejo, apoyado en y por el núcleo reaccionario político-judicial, han sido de concentración del poder en su persona (autocracia), creando un nuevo modelo de Presidente alejado del representativo del interés general y por encima de las facciones, y en la Comisión Permanente (oligarquía). Y postergando al Pleno, auténtico depositario de la representatividad. Una deriva evidentemente ideologizada, centralista y autoritaria.

Y luego para acabar, está ese desenlace final maravilloso, propio de una tragedia griega en que nuestro hombre, confundiendo la máscara con el actor, creyéndose real, se inmola (¡qué otra cosa es la dimisión que una civilizada e incruenta inmolación!), transformándose de victimario en víctima, de fuente del problema en solución. Y en ese arranque moral pasa por la izquierda a la minoría progresista. Y enfurece a la mayoría reaccionaria, que le puso en el puesto y a la que sirvió toda su vida. Y que aún pretende insistir en el bloqueo de las instituciones para mejor servicio al PP y a VOX. Y ahí tienen al hombre que nunca existió devorado, como los hijos de Saturno, por su propio padre. Eso sí después de haber postergado la solución cuatro años y medio y haber cobrado más que el Presidente del Gobierno durante casi nueve años. 

¡Vaya con Dios…! ¡Y tanta gloria lleve como paz deja! ¡Que pase el siguiente!

¡Vaya con Dios, señor Lesmes!