viernes. 26.04.2024
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Con Freud no se agota la contribución del psicoanálisis al análisis de los fenómenos políticos. Efectivamente, algunos de sus seguidores y críticos van a ejercer una influencia notable sobre determinados planteamientos de la Psicología Política. La obediencia absoluta y acrítica de una población ha sido estudiada por destacados científicos sociales para explicar los diversos acontecimientos psicopolíticos que se produjeron en el pasado siglo XX, como el fascismo, el nazismo o el estalinismo. Whilhelm Reich, que en su obra Psicología de masas del fascismo de 1933 propone aclarar esa incógnita histórica desde una postura que tiene como intención que el psicoanálisis se constituya en un abordaje psicológico de la sociología histórico-materialista. Reich fue uno de los pioneros que criticó igualmente a los sistemas representados por el nazismo y el estalinismo; al primero, por racista a través de la proclamación de una “pureza sexual”. La crítica al comunismo soviético de su época se basaba en el hecho de que, al no suprimir la “moral sexual” tradicional, reducía al hombre nuevo, objetivo que debía producir la revolución bolchevique a un mero eslogan propagandístico. El culto a la personalidad, que fue característico de ambos sistemas políticos, produjo la regresión de las masas a etapas infantiles, al reproducir el proceso de sumisión del individuo al Padre y a su Ley. 

En la tercera y cuarta décadas del siglo XX parecía que el psicoanálisis ofrecía las bases de una psicología de las masas que, a través de sus claves, podría explicar los impulsos audestructivos de los individuos, elementos que constituían un aporte teórico importante para explicar la llegada y aceptación de modelos de gobierno autoritarios por parte de las masas populares. Así, el psicoanálisis podría llegar a constituirse en un apoyo de tipo psicológico para el marxismo, al favorecer una relectura de los hechos más completa. En ese sentido, el denominado freudomarxismo ha sostenido que el psicoanálisis y el marxismo eran dos doctrinas de liberación del hombre, y ambas constituirían las herramientas adecuadas para llevar a cabo el proceso revolucionario. El primero apuntaría a transformar el sujeto mediante la exploración singular de su inconsciente, y, el segundo, a cambiar radicalmente la sociedad a través de la lucha colectiva, modificando los daños generados por el capitalismo. Así, por ejemplo, la llamada Escuela de Frankfurt, entre cuyos miembros merecen subrayarse particularmente las obras de Herbert Marcuse y de Theodor Adorno, autores que, al igual que Reich, tomaron básicamente los aportes freudianos a la teoría de las pulsiones, limitándola a la primera etapa de Freud, en la cual se supone que la conciencia emerge sólo paulatinamente por una diferenciación del inconsciente a consecuencia de la intrusión de la realidad externa. Si bien es cierto que el psicoanálisis que aplican tiene como límite esta primera teoría de las pulsiones y que el uso que de ella hacen Marcuse y Adorno marca las fronteras teóricas de gran parte de su obra, también es preciso reconocer el alcance de su crítica social en cuanto a la realización de un profundo análisis de los factores histórico-sociales en la estructuración del psiquismo, las zonas de unión entre los elementos inconscientes de la subjetividad y las estructuras de dominación, así como el peso opresivo de la tecnología sobre la vida social moderna. Como conclusión, es interesante traer a colación una acusación que se hace frecuentemente al psicoanálisis y que está referida a su injerencia, hasta se podría decir su intromisión, en todos los aspectos de la vida humana.

Es frecuente que las “escuelas” psicoanalíticas constituyan grupos o instituciones que basan la pertenencia de sus miembros en la defensa contra los “herejes” de otras líneas teóricas, hecho que, por otra parte, se reproduce lamentablemente en muchos campos del conocimiento. No obstante, es interesante seguir pensando este tema en relación con la política. 

Sigmund Freud dijo: ”la ciencia moderna, hoy en día, aún no ha descubierto un medicamento que sea más eficaz que unas palabras tranquilizadoras”

Es evidente que existen múltiples teorías y posibles abordajes sobre lo político, además del psicoanálisis, lo cual no puede extrañarnos, ya que cuando se aborda la historia del estudio del conocimiento humano, se comprueba que siempre ha habido el deseo y el interés del hombre por conocer y explicar las relaciones de poder, y cómo y por qué estas relaciones se equilibran y desnivelan en el devenir histórico. La posibilidad de explicar la conducta humana y el afán de poder es algo tan antiguo como la historia de la humanidad, y la psicología política no es otra cosa que, un intento más de conocer mediante la aplicación de distintos saberes o disciplinas, el comportamiento a nivel político en la sociedad. 

Por último, compartir esta reflexión de Sigmund Freud: ”la ciencia moderna, hoy en día, aún no ha descubierto un medicamento que sea más eficaz que unas palabras tranquilizadoras”.


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Relación con el psicoanálisis según Freud