miércoles. 24.04.2024
voto

La Psicología Política ha estudiado la relación de la conducta del voto con la ideología política, que permite simplificar e interpretar a los ciudadanos la maraña política. Algunos estudiosos del tema creen que la identificación de partido es el componente afectivo que más lleva a la ideología política y a su vez una variable potente que explica nuestro comportamiento en el voto electoral en estructuras sociopolíticas mayoritariamente bipartidistas. Por otro lado, este aspecto es de menor importancia cuando se da una estructura sociopolítica multipartidista, donde el votante muestra menos fidelidad partidista, lo que explica una cierta inestabilidad en su preferencia de voto en distintas legislaturas.

Es significativo también el concepto de eficacia política, dentro de este concepto se consideran dos tipos: la eficacia en política interna, que es la capacidad de auto percepción de participación en asuntos políticos de los ciudadanos; y la eficacia en política externa, que es la percepción de la capacidad del gobierno de turno y de las instituciones políticas de dar respuesta a la necesidad del ciudadano de participar e influir en decisiones de ese gobierno. Determinadas formas de participación política, como las manifestaciones callejeras, surgen cuando se da una alta eficacia interna y una baja eficacia externa. Por esto, se ha considerado que en el estudio del comportamiento electoral, la eficacia en la política interna sería mejor predictor del voto, que la eficacia en política externa. Así mismo, se sabe que el impacto de la eficacia de la política externa en el comportamiento electoral es más relevante para aquellos votantes que creen que su voto puede influir en el resultado la votación, voto instrumental, que para aquellos votantes cuya motivación para hacer uso de su derecho al voto es por un deber cívico o para expresar una opinión.

Las personas con compromiso político muestran un mayor interés con los procesos electorales

También hay que considerar las variables como son el interés y el conocimiento político, ambas se encuentran frecuentemente asociadas, y tienen un papel importante en el comportamiento electoral. Las personas con compromiso político tienden a preocuparse más por los resultados de la elección y dedican más tiempo a los debates por los medios de comunicación, y están más pendientes de la publicidad en las campañas electorales, lo que indica un mayor interés en el proceso electoral.

Por otro lado, se da importancia a los estados emocionales por su influencia relevante en las actitudes y en el procesamiento de la información política. Las emociones tienen un papel más influyente en situaciones en las cuales las personas carecen de conocimientos sobre temas específicos. La utilización de las emociones en la toma de decisiones políticas actuaría como facilitadora del procesamiento cognitivo. Las emociones intervienen en dimensiones cognitivas como las actitudes, y también en uno de los aspectos motivacionales de la política, el interés por lo público.

También se ha prestado atención en el estudio de la intención de voto, a la confianza institucional. Cuando se instala la desconfianza en las instituciones por parte del electorado, esto es un factor muy influyente en el resultado de las elecciones, recuérdese el cambio de tendencia electoral tras los atentados de la Estación de Atocha en nuestro país.

Las características sociodemográficas tienden a indicar que los votantes de nivel socioeconómico más alto suelen votan a partidos más conservadores y los del nivel socioeconómico más bajo a partidos más progresistas. Por el contrario, se observa una independencia entre clase social y voto a partidos liberales.  Por nivel educativo, en los primeros estudios se observaba que las personas con estudios primarios votaban generalmente a partidos más a la izquierda y los que poseen estudios superiores votan más a conservadores. Estudios más cercanos en el tiempo nos informan de una correlación negativa o ausencia de ella, entre nivel educativo y la conducta de voto. Si tenemos en cuenta el género, las mujeres parecen votar de forma más conservadora que los hombres en los primeros estudios, sin embargo, en investigaciones más recientes informan de un mayor conservadurismo en los hombres. Otra de las variables empleadas en la predicción de la conducta de voto es la edad. Así, parece que a medida que aumenta la edad se pasa a posiciones más conservadoras o mejor dicho más moderadas. La práctica religiosa ha desempeñado un importante papel en la predicción del voto, así se ha encontrado que, a menor práctica religiosa, generalmente se da un voto de tendencia progresista.

La influencia de la clase social, el nivel educativo y la pertenencia a grupos minoritarios tienen menos impacto que los factores actitudinales y de creencias

Hay autores que señalan que los determinantes inmediatos del comportamiento de un individuo residen más en sus actitudes y en la organización perceptual de su entorno, que en su posición social o en otros factores objetivos como los ya descritos. Los procesos psicológicos se deben a tres variables, identificación con el partido, preferencias por un partido según los problemas de interés público que polarizan la opinión y preferencias por un partido según el candidato. Para estos autores las variables sociológicas, como la posición socioeconómica podrían influir en las preferencias del votante sólo a través de modo indirecto, en la medida en que aquellas pudieran tener efectos sobre variables motivacionales, tales como la identificación con el partido. Ningún estudio ha considerado que las dimensiones de personalidad desempeñen un papel importante en esa predicción, dándose además poco poder de predicción a las variables cognitivas en la intención de voto, en lugar de ello tienden a centrarse en factores impersonales de los sucesos políticos. Así, la influencia de la clase social, el nivel educativo y la pertenencia a grupos minoritarios tienen menos impacto que los factores actitudinales y de creencias.

Daniel Eskibel, uno de los mayores expertos en esta disciplina de la Psicología, La Psicología Política, establece doce pasos en la decisión del voto:

  1. El sistema político emite simultáneamente una multiplicidad de mensajes procedentes de una multiplicidad de emisores. La emisión es perpetua y no se detiene jamás.
  2. Los mensajes no llegan directamente al cerebro del ciudadano, sino que atraviesan una triple capa de filtros que incluyen los medios de comunicación, las redes de pertenencia social y la experiencia directa.
  3. Cuando los mensajes ingresan al cerebro de la persona han sido modificados por los filtros.
  4. El cerebro incorpora los mensajes en función de sus procedimientos dominantes para la obtención de información. En esta recepción activa la persona pone en juego sus sistemas sensoriales, sus habilidades cognitivas, sus emociones, su motivación y su peculiar estructura conciente/inconciente.
  5. El cerebro no lee los mensajes tal cual salieron del emisor ni tampoco en la forma que emergieron de los filtros, sino que los decodifica en base a sus propios códigos. Los lee con su propio mapa de la realidad, mapa que ha aprendido a lo largo de los años.
  6. Dentro del cerebro los mensajes no permanecen idénticos tras su decodificación, sino que son elaborados y transformados. En base a la información obtenida el cerebro produce juicios acerca de los políticos. Estos juicios pueden ser o bien online, realizados espontáneamente al contacto con la información, o bien basados en la memoria de la información archivada.
  7. Los mensajes son archivados ya sea por candidato o por atributo, lo cual influirá posteriormente en la recuperación de estos mediante la memoria.
  8. El cerebro evalúa los mensajes en función de su adecuación a siete criterios básicos: target al que se dirige, problema que aborda, solución que aporta, personalidad del candidato, valores del partido o candidato como marca, posicionamiento en relación a los otros candidatos y confianza en el político.
  9. El ciudadano produce una decisión política primaria tras una primera evaluación de la información disponible.
  10. La decisión política primaria es filtrada a través de la experiencia directa, las redes sociales y los medios de comunicación.
  11. La decisión primaria de voto se descarta, se corrige o se confirma. En el primer caso se vuelve a la evaluación, mientras que en los otros dos se toma la decisión definitiva.
  12. Se concreta el acto del voto.

En resumen, para este autor, en la decisión de voto intervienen todos los factores analizados por los modelos clásicos, pero lo hacen tamizados por el cerebro del votante y por sus dinámicas psicológicas y psicosociales. Y el proceso no se da exclusivamente durante una campaña electoral, sino que se juega constantemente.

Por último, compartir esta reflexión de Konrad Adenauer: "En política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”.


Psicología política (II): personalidad y liderazgo político

¿Por qué votamos lo que votamos?