viernes. 26.04.2024
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Fotograma de 'El agente nocturno'

Fran Nieto | 

Es difícil no disfrutar de la decena de capítulos de la nueva serie de espías de Netflix El Agente Nocturno, un trabajo repleto de adrenalina que adopta un clasicismo bien logrado y además se toma su tiempo para interesarse por sus personajes.

Conspiración al más alto nivel dentro de la Casa Blanca; sospecha de terrorismo desde el exterior; presidencia en manos de una mujer cuya falta de firmeza es criticada por sus secuaces, y sobre todo un agente del gobierno obligado a esconderse para poder investigar sin objeciones y conseguir que estalle la verdad: ¿os recuerda todo esto a alguna otra serie? Sí, efectivamente, este breve resumen del tema de El Agente Nocturno evoca directamente a la sinopsis de una temporada de la mítica 24 horas (¡cómo nos gusta que el héroe de la función se apellide Sutherland!), algo que desde luego no nos hace precisamente más jóvenes.

Y, aunque podemos llegar a deplorar un eterno retorno de lo mismo, incluso una nostalgia por una época en la que las series de televisión aún no eran un fenómeno global y conservaban una verdadera singularidad, esta nueva variación de los temas indestructibles en torno a los juegos de poder al más alto nivel y la necesidad de ver a la gente honesta levantarse para preservar el estado tiene la inteligencia para jugar la carta del clasicismo, y nunca busca hacerse pasar por algo más inteligente de lo que no es.

Esta recomendable serie también puede beneficiarse simplemente de partir de una buena novela -que por cierto no hemos llegado a leer- de Matthew Quirk, especialista en estos temas políticos, pero hay que reconocer que tendemos a atribuir la responsabilidad de su éxito a su showrunner, Shawn Ryan, cuya formidable The Shield: al margen de la ley no olvidaremos jamás!. En esta serie intenta volver sobre sus viejos pasos llevándonos entre un interrogatorio y otro.

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Así que aquí estamos, más allá de la obvia referencia a las aventuras de Jack Bauer, en un género de cine "clásico" cuyo ejemplo más logrado probablemente date de la saga de Jason Bourne, mezclando acción relativamente realista, trama compleja, suspense sostenido y un genuino interés por los personajes, por los que el espectador sentirá una verdadera empatía,aunque hay que indicar en el debe de la producción el hecho de que algunos de los protagonistas no estén todo lo trabajados que se debería, y aparezcan y desaparezcan de la trama por arte de birlibirloque. Para ilustrar este último punto, basta con considerar la forma "respetuosa" en que son tratados la pareja de asesinos lanzados en persecución de nuestros dos héroes: Peter Sutherland (Gabriel Basso, más que adecuado con su aspecto de "buen chico americano") y Rose Larkin (La actriz neozelandesa Luciane Buchanan, muy convincente).

Aunque algunos ataques y peleas siempre salen demasiado bien para los dos protagonistas, los actores logran transmitir esa caracterización de su personaje frente a la cámara. Rose es sagaz, ingeniosa y valiente y logra compensar el carácter de Peter desgastado por su pasado. Pero Rose y Peter no son los únicos personajes con los que trata El Agente Nocturno. Poblada por personajes variados, el producto de Netflix logra representar muy bien diferentes narrativas y líneas de tiempo. La forma en que se enreda esta trama hace que la historia de espías sea aún más cautivadora.

No es la primera vez, ni será la última, que Netflix lanza una historia de espionaje en el mercado de las series de televisión, con ejemplos recientes como Traición o El Nuevo Empleado. Esta vez, sin embargo, The Night Agent profundiza aún más, no solo en la investigación policial, sino también en la intimidad de todos los que aparecen en pantalla.

El Agente Nocturno: ¡Corre, Peter, corre! Disponible en Netflix