viernes. 26.04.2024
NUEVO SMI
 

Joan Coscubiela acaba de publicar un excelente artículo titulado “Ahora, al tajo”. Una llamada de atención, muy razonada, tras la muy trabajada negociación y convulsa aprobación, el pasado 3 de febrero, de la Reforma Laboral. Señala Joan los muchos retos que les quedan por afrontar al Gobierno y a los agentes sociales en el frente del mundo del trabajo y de las relaciones laborales de nuestro país. 

La Ministra de Trabajo, Yolanda Diaz, en la rueda de prensa de presentación del nuevo Salario Mínimo Interprofesional de 1.000€, reafirmó la voluntad del Gobierno de impulsar la Ley de Economía Social, la Ley de Usos y Tiempos en el Trabajo y el Nuevo Estatuto del Trabajo del Siglo XXI. 

Un Nuevo Estatuto. Porque nos urge construir nuevas reglas actualizadas que respondan a las diferencias entre aquella economía, aquella empresa y aquel mercado laboral de los años 80, cuando se aprobó el actual Estatuto de los Trabajadores nacido para reformar las viejas y no democráticas leyes laborales del franquismo, y la realidad de hoy, más de cuatro décadas después. Una nueva realidad en la que inciden además centenares de normas de la Unión Europea.

Urge construir nuevas reglas que atiendan lo que suponen las nuevas tecnologías presentes en los centros y los nuevos empleos, que respondan a las nuevas formas de trabajar. Que afronten la, aún pendiente, profunda reforma que precisa la estructura de negociación colectiva, actualmente atomizada y desvertebrada en más de 5.000 convenios. Que modernicen y mejoren la utilidad de un número muy importante de convenios colectivos, muy alejados de los problemas y necesidades del momento, como fuente reguladora de las relaciones laborales e industriales en las empresas y los sectores. Nuevas reglas que corrijan a las que aún responden a una realidad productiva fordista y taylorista, a un mercado cerrado, a una coyuntura muy distinta de la actual. 

Urge el Nuevo Estatuto para poder afrontar con eficacia la realidad del actual mercado de trabajo, tan distinto de aquel en el que apenas había tres millones de mujeres con empleo frente a los casi nueve millones actuales tras su masiva incorporación, lo que ha transformado las relaciones sociales, familiares y laborales profundamente y que exige una nueva mirada hacia los derechos y las obligaciones como son la igualdad, la conciliación o la salud. El actual mercado de trabajo poco tiene que ver con aquél de los años 80 en el que el 18% eran jóvenes menores de 25 años, cuando hoy los de esta edad son tan sólo el 5,14%. 

Un nuevo Estatuto del Trabajo que fortalezca el papel de los trabajadores y trabajadoras y sus sindicatos en los centros de trabajo y actualice los derechos sindicales de información y participación en la marcha la empresa. Para que la democracia entre en los centros de trabajo al nivel de los países más competitivos de la Unión Europa, lo que desde hace muchos años espera hacerse realidad.

Es una muy buena noticia que frente el acalorado debate permanente que vivimos, centrado en reformas territoriales y modelos de Estado, se coloque el mundo del trabajo en el centro de la discusión, y con ello el modelo de relaciones laborales e industriales que queremos y necesita nuestro país, imprescindible para la necesaria mejora de la productividad de nuestra economía y la mejora de las condiciones de vida y trabajo. 

Es un reto difícil, es cierto, que precisa de un fuerte liderazgo, autoridad y credibilidad, para impulsar y dirigir la negociación. La suerte es que estas condiciones están presentes hoy en el Gobierno de España. Y los agentes sociales, patronal y sindicatos, han demostrado inteligencia y compromiso para aprovechar el momento de construir nuevas reglas para las relaciones laborales del siglo XXI. Reglas más justas y útiles, imprescindibles para impulsar y acompañar el necesario cambio de modelo productivo que necesitamos y que tanto reclamamos.

 Así que: ¡Al tajo! Y ahora a por un Nuevo Estatuto del Trabajo. 

¡Al tajo!, ahora a por un nuevo Estatuto del Trabajo