Feijóo sigue ejerciendo una oposición política extremista y profundamente reaccionaria que hace que su partido sea indistinguible de la ultraderecha representada por VOX.
La política de nuestro país ha vivido otros momentos de tensión parecidos, pero nunca con la intensidad de los que estamos viviendo en los últimos meses.
Convertir el debate político en una pocilga es la estrategia elegida por la derecha hispana para llegar al poder desde que Aznar se hizo con la jefatura.