miércoles. 01.05.2024
Gustavo Pittaluga
Gustavo Pittaluga

@Montagut5 | En estos tiempos de pandemia y de graves problemas de salud en un planeta cada día más globalizado nos preguntamos cómo se atendía la sanidad en este ámbito internacional en el pasado. Si hoy es la OMS la organización dedicada a este menester en tiempos de entreguerras el protagonismo lo tuvo la Sociedad de Naciones.

Curiosamente, la salud no es cometido muy conocido de la Sociedad de Naciones, porque la inmensa mayoría de los estudios que se han realizado de esta organización se han centrado, como es lógico, en los asuntos políticos dada la inestabilidad del período en el que funcionó, incidiendo, por lo demás, en sus fracasos. Pero la Sociedad contó con una sección de Salud, que desde Ginebra trabajó en distintas partes del mundo. En todo caso, hubo organizaciones internacionales previas sobre la sanidad. Desde 1907, es decir, antes de la Gran Guerra y la creación de la Sociedad de Naciones, existía una Oficina Internacional de Higiene Pública que registraba los acuerdos sanitarios internacionales. Además, en América se había establecido en el año 1902 la Oficina Sanitaria Panamericana, ligada a la Unión Panamericana. Por fin, y aún antes, desde mediados del siglo XIX se estuvieron celebrando periódicas Conferencias Sanitarias Internacionales.

Si hoy es la OMS la organización dedicada a este menester en tiempos de entreguerras el protagonismo lo tuvo la Sociedad de Naciones

El problema de la sección de la Sociedad de Naciones es que no pudo afirmar una clara autoridad internacional, como terminó pasando con la propia Sociedad.

Pero, no cabe duda, que se hizo una labor en favor de la salud en el nivel internacional que debe ser conocida, ahora que estamos tan sensibilizados con la cuestión.

En este sentido, nos acercamos a lo que compartió en una conferencia por parte de uno de los protagonistas en la sanidad mundial, el doctor Gustavo Pittaluga, médico italiano, nacionalizado español, una verdadera eminencia en parasitología y hematología, y en la lucha contra el paludismo (malaria), además de ser un importante higienista. También fue diputado por la Derecha Liberal Republicana en las Cortes Constituyentes de 1931. Pero aquí lo que más nos importa es que Pittaluga perteneció al Comité de Higiene de la Sociedad de Naciones.

En el mes de abril de 1929 impartió una conferencia en la Casa del Pueblo de Madrid, siempre tan preocupada por los asuntos sanitarios, donde explicó lo que en los años veinte hizo la Sociedad de Naciones, un material harto interesante, como veremos, y no conocido.

Uno de los protagonistas en la sanidad mundial, es el doctor Gustavo Pittaluga, médico italiano, nacionalizado español, una verdadera eminencia en parasitología y hematología

El doctor Pittaluga informaba que desde los inicios de la idea de constituir la Sociedad de Naciones había estado el deseo de crear un organismo internacional que regulase la sanidad en todos los países. Por eso, se había organizado dentro de la misma el mencionado Comité de Higiene, compuesto por técnicos. 

El primer gran problema internacional que hubo que abordar fue en los años 1922-1923, referido al estado sanitario de Rusia. La inestabilidad generada por la Revolución y la Guerra Civil había provocado un grave problema de salud con la desorganización de los servicios públicos, pero también por la ruptura de las relaciones exteriores. El propio Pittaluga visitó Rusia en el año 1924, como miembro del Comité de la Sociedad de Naciones, para estudiar la situación. Allí pudo ver los estragos que habían causado las epidemias de peste bubónica, cólera y paludismo. Las estadísticas que el Comisariado Ruso de Salud publicó en 1921 se podrían considerar como aterradoras, ya que plasmaban que había habido dieciocho millones de casos de paludismo en un solo año, con ochenta mil fallecimientos, una cifra muy alta porque, según Pittaluga, el promedio normal de mortalidad en las regiones palúdicas oscilaba entre el 4 y el 6 por mil. Pero Rusia no había podido proveerse de medicamentos para combatir la epidemia porque se encontraba bloqueada, y los países europeos se habían negado a facilitarse las medicinas y provisiones, preocupados, realmente, de otro contagio, el de las ideas revolucionarias. Además, aunque Pittaluga avisó que no quería censurar, informó que la producción de quinina y de las sales derivadas de la misma estaba monopolizada por un trust holandés, y no había producción suficiente, disputando su posesión las naciones poderosas, y eso influyó, lógicamente, en el desabastecimiento de Rusia.

Pittaluga visitó Rusia en el año 1924. Allí pudo ver los estragos que habían causado las epidemias de peste bubónica, cólera y paludismo

Pero, además, las dificultades por las que atravesaba Rusia y la falta de agua potable desarrollaron otro grave problema: el cólera. También había epidemia de peste bubónica, de rápida propagación a través de las ratas. Rusia estaba en ruinas, cundía el hambre, caldos de cultivo ideales para la propagación de todo tipo de enfermedades.

El Comité de la Sociedad de Naciones decidió intervenir ya en 1922. En este sentido, debemos recordar que la URSS no ingresó en la organización internacional hasta septiembre de 1934. Pues bien, eso no impidió que la Sociedad instalara oficinas técnicas, estaciones higiénicas, y se enviaran comisiones sanitarias. Al parecer, siempre según Pittaluga, estas intervenciones fueron muy beneficiosas para remediar en parte la dura realidad sanitaria rusa. Fueron unas ayudas imprescindibles para los médicos rusos, desbordados, en un ambiente hostil, sometidos a todo tipo de privaciones. El Comité proporcionó materiales, libros, elementos de investigación, etc.. Pittaluga esperaba que cuando se hiciera la historia de todo aquello, especialmente la que escribieran los rusos, se hiciera justicia al Comité de Higiene de la Sociedad de Naciones.

Otro de los graves problemas sanitarios internacionales fue el del opio, muy complicado de solucionar por la red de intereses que generaba

Otro de los graves problemas sanitarios internacionales que requirió la atención de la Sociedad de Naciones fue el de las drogas, concretamente el del opio, que Pittaluga calificó de gravísimo, y muy complicado de solucionar por la red de intereses que generaba. En todo caso, se había creado un Comité del Opio, que había elaborado unos estudios de gran calidad, que pensaba darían sus frutos en el futuro, aunque ya se podían avanzar éxitos concretos de la lucha contra los estupefacientes. En este sentido, se había creado en Singapur la Oficina de Higiene, independiente por completo del Gobierno británico. En ese organismo, puesto en marcha por la Sociedad de Naciones, estaban representadas las naciones interesadas en los problemas de las drogas, y su misión era, además, vigilar todos los casos de enfermedades que se producían en el Extremo Oriente, adoptando medidas para evitar su propagación. 

La Sociedad de Naciones también luchó contra el paludismo y el cáncer, con diversas investigaciones sobre su frecuencia. Por fin, se habían comenzado a estudiar los problemas en las zonas rurales. Pittaluga era optimista en relación con el trabajo sanitario de la Sociedad de Naciones.

Hemos trabajado con el número 6288 de El Socialista del 5 de abril de 1929.. Es importante acudir al trabajo de Paul Weinding, “La Fundación Rockefeller y el organismo de salud de la Sociedad de Naciones: algunas conexiones españolas”, en Revista Española de Salud Pública versión on-line, vol 74, enero 2000. También puede interesar el trabajo de Marcos Cueto, Theodore Brown y Elizabeth Fee, “El proceso de creación de la Organización Mundial de la Salud y la Guerra Fría”, en Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, Vol. XXXVIII, nº 69, 2011, en la red. Por fin, existe su artículo sobre su experiencia rusa, «En el país de Trotsky. Cómo ha visto la Rusia de los soviets un biólogo español», La Voz, 19 de septiembre de 1924.

El trabajo internacional por la salud en entreguerras