viernes. 03.05.2024

Cada día huyo más de las redes sociales, su potencial y su peligro, me hace cada día pensar que hay un verdadero riesgo para la sociedad si no tomamos medidas adecuadas. Cierto que estos mensajes algo pesimistas siempre han existido con cada nueva tecnología, con la fotografía, la radio, las películas o la televisión, pero en todos estos casos también es cierto que no tuvieron algunas de las características que tienen las redes y que, en cierta forma, se tomaron medidas al respecto, ya que existía una verdadera precaución con la influencia de esos medios que parece que hoy no se tiene. Quizás la experiencia de la II Guerra Mundial con la utilización de la propaganda, la información de origen dudoso (propaganda negra) o el símil de la aguja hipodérmica hizo a todos más cautelosos. También es verdad que, hoy en día la cautela y la desconfianza se utiliza para manipular y fomentar los mensajes antisociales en la tierra prometida del exceso de información y desinformación, las redes.

Hay cosas que siempre han sido más fácil de comunicar que otras. Es más fácil comunicar el odio que el amor y más sencillo insultar a una persona que elogiarla, no es simplemente que cuesta menos, sino que además es más creíble y se difunde más rápidamente cualquier mensaje de odio que de concordia, sería demasiado filosófico analizar si eso algo ligado al ser humano, pero es evidente que sea por un rasgo primitivo de supervivencia o sea por cultura la realidad es así. 

Hoy en día la cautela y la desconfianza se utiliza para manipular y fomentar los mensajes antisociales en la tierra prometida del exceso de información y desinformación

Por esto las redes sociales, que son principalmente una comunicación donde prima la velocidad y la simplicidad, se elevan exponencialmente estas diferencias, es aún más difícil convencer a alguien de que debe ser realmente solidario (me refiero a comprender a los demás y/o actuar, no poner banderita o foto de rigor) en unas pocas palabras que convencerlo para tener miedo a algo nuevo con una imagen. Las emociones más simples y primitivas especialmente vencen en este campo, y aunque también el amor y la solidaridad, reales, pueden ser emociones primitivas no son para nada simples. 

Los razonamientos primitivos, simples y sin madurar tienen un atractivo fácilmente consumible, mirar ese razonamiento sin tratar de ver el contrario es la comida rápida del pensamiento y en eso ningún medio hasta ahora ha tenido tanto abono como en las redes sociales.

Y no solamente porque sea más fácil llegar a una persona sino porque también es más fácil que esa persona lo difunda. Un mensaje que haga prender la indignación alimenta a los ávidos algoritmos de las redes haciendo correr como la pólvora las peleas en el barro y es allí donde la gente con menos escrúpulos y principios se mueven mejor y por lo tanto donde los mensajes de odio, discriminación y egoísmo se contagian fácilmente. Algunas personas con más ingenuidad que resultados tratan de razonar, logrando solo con ello ser cómplices de la propagación del mensaje que trataron de vencer.

Incluso cuando se utilizan para fines solidarios las redes llegan a ser un enemigo del fin que buscaban, además de por la manipulación también por ser un sucedáneo barato de la acción, alguien preocupado por un acontecimiento deja su conciencia tranquila con compartir un eslogan en lugar de participar activamente en una causa, al menos una parte de esas personas. 

A todo este clima hostil también ayuda el encanto de tener una postura difícil, “diferente” en un mundo saturado de personas. Gente insegura de sí misma que se siente importante y fuerte defendiendo posturas insolidarias o discriminatorias, sintiéndose defensores de quien sabe que intereses, pero para ellos al menos, durante esos debates son importantes y diferentes, al fin y al cabo. Cuando lo verdaderamente heroico es defender al discriminado o al débil, asumiendo el valor de intentar comprender a los demás.

Un mensaje que haga prender la indignación alimenta a los ávidos algoritmos de las redes haciendo correr como la pólvora las peleas en el barro

En casi toda la historia del estudio de la comunicación el debate sobre si los medios pueden influir fácilmente o no en las mentes de las personas ocupa el puesto más relevante y es también el debate más complejo, pero si bien las conclusiones o las posturas más asumidas fueron cambiando con el paso del tiempo y las tecnologías, lo que hoy no se puede negar es que lo logren sencillamente o no sea tan sencillo si pueden llegar a hacerlo si en nuestra educación no contamos con suficientes herramientas. Pondré tres ejemplos de cómo han podido cambiar las cosas. Cuando estudiaba de adolescente recuerdo, aunque no recuerdo la asignatura, enseñarnos que era un artículo de prensa, como se articulaba, que era un titular y algunas de las condiciones para que fuera un buen titular, incluso como distinguir una noticia de un artículo de opinión. Hoy en día niños y niñas, si realmente mucho más instruidos que nosotros en muchas más cosas, son totalmente inocentes sobre la publicidad en redes, pueden que hayan aprendido a base de experiencia, pero nadie les ha explicado las bases de la comunicación. A pesar de que sufren un bombardeo con muchos más mensajes y sin control de los que teníamos en nuestra época, basta con ver la publicidad en juegos y aplicaciones de móviles. El otro ejemplo se da en mi lugar de origen, en Canarias, siempre se usó el ustedes en lugar del vosotros, recuerdo de niño oír a familiares decir que eso se perdería porque íbamos a clase y el profesorado era principalmente eran de origen peninsular y era normal que lo perdiéramos, que era algo natural, pero no pasó. Luego algo más mayor la misma conclusión con la gran cantidad de canales en televisión, y de nuevo quedo en nada, con la llegada de internet paso el mismo debate, pero no fue hasta la llegada de las redes sociales y los vídeos de youtube cuando realmente ha llegado ese momento. Yo y muchos padres y madres más nos vemos sorprendidos oyendo a nuestros hijos diciendo vosotros o autobús a la guagua, o patata a la papa, incluso cuando por costumbre los corregimos nos miran algo extrañados. Por último, un amigo diciendo que algo era cierto porque lo había visto en facebook, el razonamiento le apreció totalmente lógico pero lo peor es que si bien es cierto que el mismo razonamiento era común con otros medios, en facebook cualquiera puede volcar una noticia. Antes los medios podían jugarse su prestigio y levantar un medio caído en desgracia no era sencillo, o en día cualquiera puede crear opinión, cualquiera puede financiar un medio que incite al odio sin compromiso, y se olvida fácilmente a los medios que lo hacen o que mienten, no es que este mal que todos podamos opinar, pero si hay que poner en cuarentena las afirmaciones anónimas y distinguir muy bien noticia de opinión, aunque nos den la razón que buscamos previamente.

Las redes sociales están aquí para quedarse, no hay marcha atrás, lo que si podemos hacer es tener precaución, cautela, detenernos antes de opinar o difundir, incluso simplemente entrar a ciertos enlaces porque eso ya alimenta las visitas y con ello la difusión estemos a favor o en contra de lo que dice ese lugar al que entramos. Formar y educar a la juventud sobre comunicación y manipulación, vacunarla y sobre todo apartarnos, o al menos tomar con moderación, las redes que nos hacen ver a los demás como simples perfiles, que nos hacen blanquear el odio, que facilitan alejarnos de lo que significa humanidad. Tomar en pequeñas dosis y con cautela estas redes que realmente son redes antisociales.

Redes antisociales