jueves. 02.05.2024

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El aislamiento social, un estado en el que un individuo carece de un sentido de pertenencia social, de un verdadero compromiso con los demás y de relaciones satisfactorias, se asocia con una mayor morbilidad y mortalidad. Por ejemplo, el aislamiento social se ha comparado con la obesidad en términos de su posible asociación con efectos negativos para la salud. También, se sabe que el aislamiento social está asociado con aumentos no saludables en los patrones de cortisol, y estos patrones aberrantes pueden alterar el sueño, la función inmune y la cognición. El aislamiento social también afecta la expresión genética, impactando negativamente la salud vascular y mental. En vista de estos mecanismos subyacentes, no sorprende que el aislamiento social pueda aumentar sustancialmente el riesgo de mortalidad por todas las causas. 

El concepto de aislamiento social incluye tanto el aislamiento social objetivo (la falta real de vínculos sociales) como el aislamiento social subjetivo (el sentimiento de falta de compromiso con los demás). Estas facetas del aislamiento social están relacionadas, pero no son lo mismo: uno puede estar objetivamente aislado, pero no sentir una sensación de soledad, y uno puede estar objetivamente conectado con otros, pero aun así sentirse solo. La percepción de soledad parece estar relacionada con la pobreza resultados de salud basados ​​tanto en la predisposición genética como en factores epigenéticos. 

Hasta el 90% de los adultos jóvenes en los EEUU utilizan las redes sociales, y la mayoría de los usuarios visitan estos sitios al menos una vez al día

Los recientes aumentos en el uso de redes sociales (URS) a través de plataformas como Facebook, entre otras, pueden brindar oportunidades para aliviar el aislamiento social percibido (ASP). Por ejemplo, si las personas se sienten aisladas debido a su entorno físico, es posible que puedan acceder a redes de apoyo en línea. De manera similar, las redes sociales (RS) pueden facilitar la formación de conexiones entre personas al aumentar el apoyo social. Por ejemplo, pueden ayudar a personas con enfermedades raras o estigmatizantes a formar sistemas de apoyo que de otro modo serían difíciles de establecer. El URS han aumentado en particular entre los adultos jóvenes, que atraviesan etapas críticas de formación de identidad social. Hasta el 90% de los adultos jóvenes en los EEUU utilizan las redes sociales, y la mayoría de los usuarios visitan estos sitios al menos una vez al día. 

Sin embargo, puede ser que el URS en esta población aumente de manera contraria a la corroboración del ASP. Por ejemplo, los usuarios frecuentes pueden sustituir las interacciones sociales cara a cara por RS. 

Los vínculos entre el URS de internet y la afectación del bienestar psicológico son, como mucho pequeños, a pesar de las suposiciones populares sobre los efectos psicológicos negativos de las tecnologías y plataformas de internet, según un importante estudio internacional publicado por el Instituto de Internet de Oxford.

El estudio examinó datos de dos millones de personas de 15 a 89 años en 168 países, pero encontró asociaciones más pequeñas y menos consistentes de lo que se esperaría si internet estuviera causando un daño psicológico generalizado, según el equipo de investigación. El estudio muestra que en las últimas dos décadas solo se han visto cambios pequeños e inconsistentes en el bienestar global y en la salud mental. 

Se estudiaron los datos más extensos sobre el bienestar y la utilización de internet jamás considerados, tanto a lo largo del tiempo, como en la demografía de la población. 

El filtrado de los resultados por grupo de edad y género no ha revelado ningún patrón demográfico específico entre los usuarios de internet. De hecho, para el sujeto promedio, la satisfacción con la vida había aumentado más para las mujeres durante el período estudiado. Se ha medido meticulosamente si hay algo especial en términos de edad o género, pero no hay pruebas que respalden las ideas populares de que ciertos grupos corren más riesgo.

Pero, insiste el equipo de investigación en que las empresas de tecnología necesitan proporcionar más datos, si se quiere que haya pruebas concluyentes de los impactos del uso de internet. La investigación sobre los efectos de las tecnologías de internet está estancada porque los datos que se necesitan con mayor urgencia son recopilados y mantenidos a puerta cerrada por las empresas de tecnología y las plataformas en línea.

Es fundamental estudiar, con más detalle y con más transparencia por parte de todas las partes interesadas, los datos sobre el uso individual de las tecnologías basadas en internet y su compromiso con ellas. Estos datos existen y son analizados continuamente por empresas tecnológicas globales para la comercialización y la mejora de productos, pero desafortunadamente no son accesibles para una investigación independiente. 

En este estudio, los investigadores contrastan dos estudios diferentes de datos sobre bienestar y salud mental con los usuarios de internet per cápita de los países y las suscripciones y el uso de banda ancha móvil, para ver si la utilización de Internet predice el bienestar psicológico. En el segundo estudio, utilizan datos sobre las tasas de ansiedad, depresión y autolesiones entre 2000 y 2019 en unos 200 países y analizan sus asociaciones con la adopción de Internet.

El bienestar se evaluó utilizando datos de encuestas cara a cara y telefónicas realizadas por entrevistadores locales en los idiomas nativos de los encuestados.

La salud mental se evaluó utilizando estimaciones estadísticas de trastornos depresivos, trastornos de ansiedad y autolesiones en unos 200 países entre 2000 y 2019, según estimaciones de los datos sanitarios agregados de los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud.


Datos clave del estudio:

  1. El estudio encontró solo asociaciones menores e inconsistentes entre el uso de internet y el bienestar psicológico a nivel mundial.
  2. 2. Ningún grupo específico de edad o género, incluidas las mujeres y las niñas, mostró diferencias significativas en el bienestar relacionado con el uso de internet.
  3. 3. El aumento de la adopción de la banda ancha móvil se relacionó con una mayor satisfacción con la vida, pero la asociación era demasiado pequeña para ser significativa en la práctica.

Por último, compartir esta reflexión de Gustave le Bon: "La abundancia de palabras inútiles es un síntoma cierto de inferioridad mental”.

El uso de internet y la salud mental