lunes. 29.04.2024

Estamos a pocos días de ir a votar. Lamentablemente la campaña electoral no ha sido especialmente esclarecedora en cuanto a las declaraciones, propuestas y promesas, salvo para quienes ya estamos posicionados políticamente y tenemos nuestro voto decidido sin lugar a dudas.

Por ello no vendría mal echar la vista a las realidades de los gobiernos en que han estado o están presentes las principales opciones electorales y también en sus actitudes ejerciendo las tareas parlamentarias.

Por una parte tenemos a quienes durante cerca de cuatro años han formado un gobierno de coalición progresista en España, PSOE y SUMAR (aunque estos últimos configurados como “Unidas Podemos” y con la inclusión de otros partidos de ámbito autonómico en Cataluña, País Valenciano, Madrid, etc. y que en lo sustancial han mantenido las mismas posiciones que el gobierno estatal).

Cuando inició su andadura el gobierno de coalición progresista, una experiencia totalmente inédita en nuestra historia democrática desde 1977, mucha gente pensaba que durarían poco y terminarían echándose los trastos a la cabeza. Temores acentuados con la pandemia del COVID o la guerra en Ucrania. No ha sido así. Más aun, su bagaje legislativo y de iniciativas políticas ha sido de gran intensidad hasta el último día. 

El bagaje legislativo y de iniciativas políticas del gobierno de coalición progresista ha sido de gran intensidad hasta el último día

Es verdad que ha habido momentos de tensión, algunos errores cometidos por la obstinación de un sector de Unidas Podemos o limitaciones o frenos impuestos por los socialistas a las propuestas más ambiciosas en el terreno económico, fiscal, o social. Estos problemas puntuales no nos deberían extrañar, teniendo en cuenta la diferencias políticas e ideológicas entre los socios de gobierno o el muy distinto nivel de experiencia política previa. Pero si nos fijamos en los gobiernos de coalición existentes en bastantes estados europeos, con una larga trayectoria de pactos de gobierno a sus espaldas, veremos que la experiencia en España ha sido más fructífera, con menos tensiones y con un final de legislatura más pacífico, que lo que es habitual en la mayoría de los gobiernos de coalición europeos.

También es cierto que con frecuencia han tenido que apoyarse en grupos parlamentarios progresistas, situados claramente en el ámbito independentista. En mi opinión esto no debería ser objeto de crítica ni considerarse un error sino un total acierto, además de una evidente necesidad para lograr la aprobación de medidas progresistas. 

En este sentido, la positiva evolución de EH Bildu es más que destacable (y así lo ha entendido una parte del electorado vasco que les ha dado un importante respaldo en las elecciones del 28 M) y toda persona demócrata, de izquierda o de derecha, debería alegrarse al respecto. También, salvo en dos o tres ocasiones (sin duda importantes como la Reforma Laboral o la Reforma de la Ley Mordaza), la posición de ERC ha ido evolucionando positivamente, por supuesto dentro de sus señas de identidad independentistas y han contribuido de manera razonable a reducir la tensión política y social en Cataluña, lo que no era nada fácil y por ello, a diferencia de EH Bildu, han pagado un fuerte precio electoral el 28 M por el desacuerdo de los sectores independentistas más radicales.

En definitiva la experiencia del gobierno progresista, con el apoyo de otros partidos de la izquierda y también del PNV (que como en otras ocasiones ha dado ejemplo de moderación reformista, sentido común y pragmatismo, por supuesto sin renunciar a sus exigencias y principios nacionalistas), ha sido claramente positiva. 

La positiva evolución de EH Bildu es más que destacable (con un importante respaldo el 28 M) y toda persona demócrata, de izquierda o de derecha, debería alegrarse

De repetirse la posibilidad de conformar un nuevo gobierno de coalición progresista, con los apoyos externos citados, seguramente su actuación será mucho más fluida, con la experiencia ya acumulada y con los avances ya realizados. Es por tanto una opción mucho más segura para quienes queremos que España siga hacia adelante, en el terreno de la cohesión social, de la modernización productiva, de la mejora medio ambiental, de la reforma fiscal progresiva, de la consolidación de los derechos de ciudadanía de mujeres y hombres o el desarrollo territorial mucho más equilibrado y respetuoso con los derechos e intereses del conjunto de la población de todo el Estado, incluida la atención a la “España vaciada”.

Sin embargo, la experiencia del posible pacto PP-VOX, no solo tiene un mucho menor recorrido hasta hoy, sino que además este ha sido mucho más inestable. La experiencia en Madrid (Ayuntamiento y Comunidad Autónoma) o en Castilla León, ha sido de permanentes sobresaltos y desencuentros, ante las exigencias de VOX al PP. Los procesos de configuración de nuevos gobiernos de coalición en Murcia, Extremadura o Aragón y los interrogantes de como irán las relaciones en Cantabria, La Rioja, Canarias, Baleares, no auguran unas legislaturas estables, salvo que el PP esté dispuesto a hacer concesión tras concesión a VOX, lo que supondría un grave riesgo para mantener el PP sus buenos resultados en futuros procesos electorales.

Núñez Feijoo, que en mi opinión y por el conocimiento que tengo de él por haber tenido relación institucional en la década de los noventa, no es un hombre que se sienta nada cómodo con la extrema derecha. Como tampoco lo están Juan Manuel Moreno, presidente de Andalucía u otros dirigentes del PP. Son políticos que han sido y supongo que todavía son, de la derecha moderada e incluso centristas, a los que no les gustaría gobernar con la extrema derecha o condicionados por ella. 

Un gobierno del PP, con presencia de ministros de VOX o con su apoyo externo, además de las medidas concretas de recorte e involución, sería muy inestable

Desgraciadamente la presión de los sectores mas intransigentes del PP, con Isabel Diaz Ayuso a la cabeza y de buena parte de los medios de comunicación, y la necesidad de atraer votos de simpatizantes de VOX, ha supuesto una derechización de los mensajes del PP en la campaña electoral y a la vez en otros momentos, se ha producido un desmarque de las posiciones de VOX, por parte tanto de Núñez Feijoo y de otros dirigentes del PP, incluido el propio expresidente Aznar. 

¿Cuál sería el perfil de un gobierno del PP, aun sin presencia explicita de VOX? Todo hace pensar que para conseguir la mayoría para primero alcanzar la presidencia y luego para gobernar, el PP tendría que hacer importantes concesiones a la extrema derecha en temas tan relevantes como el sistema territorial, los derechos sociales, la política fiscal, la defensa de los derechos de las mujeres y las minorías LGTBI, la protección del medio ambiente, la integración de la emigración, la involución cultural o la aplicación de las políticas procedentes de la Unión Europea. Y todo aquello que iría añadiendo una extrema derecha insaciable. 

En definitiva un gobierno del PP, con presencia de ministros de VOX o con su apoyo externo, además de las medidas concretas de recorte e involución, sería muy inestable e incapaz de abordar las importantes, urgentes y complejas políticas de modernización y bienestar social de nuestro país.

Por el contrario, un gobierno de coalición progresista, superando errores y limitaciones pasadas, daría continuidad y mejoraría sustancialmente los avances de los últimos años. De ahí la importancia de ir a votar y de hacerlo por las opciones progresistas.   

Por un gobierno seguro, estable y progresista