viernes. 10.05.2024
congreso
Congreso e los Diputados.

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

Recuerdo, de mi niñez, un programa de radio de la antigua Radio Madrid, hoy Cadena Ser. Se titulaba "El criminal nunca gana" y se trataba de una serie, folletín se llamaba antes, policiaca (ahora se llama thriller) en la que, efectivamente, siempre ganaban los buenos. 

No solo ha cambiado el nombre de la emisora, el tipo de programa o la denominación del género. Es que, pasada la níñez, incluso la juventud, hemos podido comprobar que no es cierta esa máxima moralista de que el criminal nunca gana. Con la inteligencia que se le supone al ser humano y con el tiempo de maduración de esa inteligencia, si eso fuera verdad, a estas alturas, los malos solo existirían en las películas, pero no en la vida real.

Lo que, de verdad, ocurre en la realidad es que hay un número importante de probabilidades de que gane el criminal y, dependiendo del premio y del porcentaje de probabilidades del riesgo, merece la pena intentar la maldad. En estadística, es lo que se conoce como esperanza matemática, es decir, el producto del premio por la probabilidad de obtenerlo. Así, es lo mismo un premio pequeño con muchas probabilidades de obtenerlo que un gran premio con pocas probabilidades.

Ahora, los herederos del 18 de julio, de los forrenta años, como decía Forges, de los que organizaron la policía patriótica y tantas otras poco edificantes cosas, han decidido salvar nuevamente a España, caiga quien caiga. Siempre, claro está, que quien caiga sea Pedro Sánchez. Y, como defensores de la familia que son, quieren que caiga acompañado de toda su familia. La natural, la política y la medio pensionista. Todos a la carcel, como titularía Berlanga.

Y verás cuando se enteren de que el primo de la cuñada de un antiguo vecino de Pedro Sánchez era pederasta.

Seguramente, a quien hace eso, a los que los patrocinan y a quien les apoyan, les parece estupendo. A mí, no. Me parece una maldad que no se justifica porque lo hagan por la patria. Entre otras cosas, porque no es verdad. Por eso recuerdo, y lo utilizo como parábola, que el criminal nunca debería ganar.

Somos muchos los que queremos que Sánchez siga siendo presidente del Gobierno de España. Hasta ahora, más que los que quieren que lo sea Feijóo. Pero, eso, parece que, hoy, depende de que Sánchez aguante, no solo carros y carretas, sino que sus seres mas queridos le acompañen en la travesía por el barro en que quieren convertir su periplo político. Y, ni siquiera la voluntad de acompañarle de sus familiares puede impedir que, él, tome la decisión de evitarlo.

Así pues, si esta vez ganara el "criminal", tendríamos que hacer que esa victoria no sea definitiva. La siguiente batalla se libraría en el Congreso de los Diputados donde, ahí, deberían ganar las ideas que han sido mayoritarias hasta ahora para elegir otra persona que tomara la antorcha del relevo de Sánchez.

Si no, los ciudadanos tendríamos la palabra en unas nuevas elecciones que podrían ser plebiscitarias: o estás con los "criminales" o estás con las víctimas.

Pedro Sánchez, en primera instancia, el Congreso, en segunda, o los ciudadanos, en todo caso, podemos hacer que el "criminal", al menos esta vez, no gane.

El criminal nunca debe ganar