lunes. 29.04.2024
Foto de archivo

No es frecuente ver a dos presidentes del gobierno de la nación, (uno de ellos “ex”), volcarse en una campaña electoral como en estas semanas lo están haciendo Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez y menos aún con el entusiasmo, la firmeza y claridad con la que lo están haciendo.

La actitud de Rodríguez Zapatero deslumbra por varias razones. Es uno de los máximos dirigentes históricos del PSOE que en su día no apoyó a Pedro Sánchez en su trayecto hacia el liderazgo del partido. Fue además un presidente que tras una brillante primera legislatura, con importantes impulsos legislativos, fue arrollado por la crisis económica del año 2008 y por las durísimas condiciones impuestas desde los organismos de la Unión Europea. Obligado a tomar medidas de recorte, que desembocaron en un adelanto de las elecciones en su segunda legislatura y a la pérdida de las mismas, tuvo fuertes críticas desde sectores de la izquierda, de los sindicatos de clase y de las nuevas fuerzas sociales nacidas en torno al 15-M.

Rodríguez Zapatero no se rindió políticamente y asumió tareas nada fáciles y mucho menos agradables, en procesos de dialogo en conflictos políticos en Iberoamérica, que le granjearon feroces ataques desde la derecha.

Su claridad [Rodríguez Zapatero], contundencia, sentido común y entusiasmo, me ha recordado intervenciones de Adolfo Suarez en algunos de los momentos cruciales

Y ahora, cuando la mayoría de los dirigentes históricos socialistas se revuelven contra Pedro Sánchez o en el mejor de los casos guardan un penoso silencio, promoviendo con mayor o menor claridad una futura crisis interna en el PSOE, Rodríguez Zapatero ha salido al escenario político para defender sin tapujos la labor del gobierno de coalición y muy en especial la figura y el papel de Pedro Sánchez. No olvidemos que casi siempre los líderes (no solo en el terreno político) se distancian de sus sucesores, cuando no les hacen el vacío o les “mueven la silla”. Por ello es aun más de valorar la valiente y leal actitud de Rodríguez Zapatero.

He tenido la oportunidad de escuchar algunas de sus entrevistas en medios audiovisuales y aunque no siempre haya compartido todo lo que ha dicho, me ha admirado su digna respuesta a las campañas vergonzosas que las derechas han desarrollado contra el gobierno de coalición y su presidente. Su claridad, contundencia, sentido común y entusiasmo, me ha recordado (salvando las distancias) intervenciones de Adolfo Suarez en algunos de los momentos cruciales de la Transición democrática. 

Sus públicos ofrecimientos de ir allí donde se lo pidan las organizaciones socialistas o los medios de comunicación, muestran un tremendo contraste con las declaraciones, silencios o pasividad de buena parte de otros dirigentes socialistas, incluidos algunos aun en activo. 

Rodríguez Zapatero ha acudido a un acto de la Ministra Irene Montero, en un acto repleto de dignidad como muy pocos se han visto en la historia de nuestra democracia 

Y por si fuera poco, Rodríguez Zapatero ha acudido a un acto de la Ministra Irene Montero, en un acto muy “incorrecto políticamente”, pero repleto de dignidad como muy pocos se han visto en la historia de nuestra democracia y que demuestra que desde luego no todos los políticos son iguales.



Si el PSOE vuelve a ganar las elecciones y volvemos a tener gobierno de coalición, como a mí me gustaría, una parte de ese resultado se deberá al apoyo de Rodríguez Zapatero. Y por supuesto los socialistas harían muy bien en seguir contando y mucho con el expresidente, como uno de sus más firmes valores.

En lo que respecta a Pedro Sánchez, su intenso desembarco en los medios de comunicación y en especial en los que son claramente ofensivos con su persona y su política, reflejan que ¡¡¡por fin!!! el presidente del gobierno ha sido consciente del inmenso daño que las derechas políticas, económicas y de medios de comunicación le han infligido en esta legislatura a eso que burdamente llaman “el sanchismo”.

He lamentado en anteriores artículos el poco acierto que ha tenido el gobierno en su política de comunicación, empezando por el bajo perfil o la poca talla política de la mayoría de sus portavoces, por no hablar de la confusa, errática e ingenua actuación en relación con Radio Televisión Española. Todo ello en un contexto en el que las divergencias del gobierno de coalición, bastantes de ellas inevitables en una experiencia inédita en nuestra democracia, han sido amplificadas por la oposición (a lo que desde luego no ha ayudado algunas salidas de tono de los aliados del PSOE, dentro y fuera del gobierno).

Pedro Sánchez ha sido consciente del inmenso daño que las derechas políticas, económicas y de medios de comunicación le han infligido en esta legislatura

Así que más vale tarde que nunca y Pedro Sánchez, en primera persona y sin miedo, se ha volcado en defender el legado del gobierno de coalición, en entrevistas por supuesto nada fáciles, sin eludir ningún tema y colocando en el centro del debate lo que han hecho y lo que pretenden seguir haciendo.

Pedro Sánchez ha demostrado su talla y audacia política, aunque también es cierto que “ha barrido demasiado para casa” (es decir para el ámbito socialista del gobierno), al hacer balance de la legislatura.

No sé qué resultados va a dar el gran esfuerzo de Pedro Sánchez, también inédito en nuestra historia democrática o si por desgracia llega tarde para revertir la ofensiva “antisanchista”. Pero insisto, más vale tarde que nunca.

Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez se han creído lo de “que todavía hay partido” (al igual que Yolanda Diaz) y se están empleando a fondo. Ojalá cunda su ejemplo y así el 23 de julio se llenen las urnas de voto presencial o por correo, de la ciudadanía progresista de nuestro país. 

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Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez, dos presidentes en la carretera