Las imposiciones de las Fuerzas Armadas durante la Transición condujeron a una democracia coja, un tanto cínica, y un poco vigilada; pero inmutable y sacralizada como si fuese obra de Dios.
Mientras militares en activo y reserva firman manifiestos alabando la figura del genocida y son tan solo sancionados, militares demócratas firmantes del manifiesto antifranquista…
Queremos una Jefatura del Estado que junto con su entorno sea ejemplar sin excepciones, y especialmente en lo que a la transparencia y rendición de cuentas se refiere.