sábado. 04.05.2024
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A diferencia de la adolescencia, durante la edad adulta temprana, la testosterona, que ya no está relacionada con el desarrollo puberal, puede impedir el control de las emociones, según lo implementado por la CPFa. Crédito: Neuroscience News

La testosterona es una hormona sexual masculina que participa en el desarrollo de los genitales y en la aparición de los caracteres sexuales secundarios en los hombres. Se trata de un esteroide anabólico que está producido principalmente por los testículos, aunque una pequeña cantidad también es liberada por las glándulas suprarrenales. La testosterona es la hormona androgénica por excelencia, pero no es exclusiva de los hombres. Los ovarios y las glándulas suprarrenales de las mujeres también producen testosterona en menor cantidad y está relacionada con el aumento del deseo sexual femenino.

La testosterona aparece en las primeras semanas de desarrollo embrionario y es la responsable de la virilización del feto masculino. Esta hormona tiene un papel muy importante en el desarrollo del sistema reproductor del varón y en el desarrollo de sus caracteres sexuales secundarios. Por otra parte, la testosterona también interviene en la sexualidad de hombres y mujeres, es muy importante para la salud de los huesos, tiene acción antiinflamatoria y antioxidante y, además, tiene efectos favorables sobre los vasos sanguíneos.

Además de en el periodo fetal, la testosterona se hace especialmente importante en los hombres una vez llegada la pubertad. A partir de los 11-13 años, se empieza a incrementar la producción de testosterona en los niños y ésta ya se mantiene durante el resto de su vida.

A continuación, vamos a detallar las funciones de la testosterona en el cuerpo de los hombres:

  • Promueve el desarrollo y crecimiento del pene, los testículos, el escroto y las glándulas secretoras sexuales.
  • Promueve la aparición de las características fenotípicas de los hombres: aparición de barba y vello en el cuerpo, profundización de la voz, crecimiento de la nuez de Adán, etc.
  • Estimula la producción de espermatozoides (espermatogénesis) en los túbulos seminíferos y con ello el desarrollo de la fertilidad masculina.
  • Estimula la maduración de las espermátidas para convertirse en espermatozoides y la formación definitiva del semen.
  • Desarrolla el crecimiento óseo y previene la osteoporosis.
  • Promueve el aumento de la masa muscular y la fortaleza.
  • Incrementa la libido o deseo sexual.

En el caso de las mujeres, éstas también producen testosterona y otros andrógenos que son importantes para mantener la función del ovario, el metabolismo de los huesos, la función cognitiva y la función sexual. En cuanto a la reproducción femenina, el papel de los andrógenos no está del todo claro, aunque es necesario mantener unos niveles adecuados de los mismos para el correcto funcionamiento ovárico.

En el ámbito psicológico, la testosterona desempeña un papel fundamental en el comportamiento socioemocional al modular el control de las acciones de abordaje y evitación. Sin embargo, la función de la testosterona cambia durante la pubertad; por ejemplo, los niveles más altos de testosterona puberal se han asociado con un mayor control de las emociones por las regiones prefrontales anteriores (CPFa) en la adolescencia media, mientras que en poblaciones adultas, los niveles más altos de testosterona se han asociado con un control emocional reducido de la CPFa.

La paradoja de los efectos aparentemente opuestos de la testosterona entre adolescentes y adultos es particularmente relevante para comprender el desarrollo del comportamiento de evitación del enfoque social. Los estudios en humanos confirman que la testosterona puberal modula el control ejecutivo (CPFa) y las redes neuronales de procesamiento de  (ej. El complejo amigdalino).

La testosterona se ha relacionado con la maduración del control cognitivo sobre las acciones socioemocionales, una habilidad adulta fundamental refinada durante la pubertad

Es importante destacar que la testosterona se ha relacionado con la maduración del control cognitivo sobre las acciones socioemocionales, una habilidad adulta fundamental refinada durante la pubertad. Durante la adolescencia media, los adolescentes relativamente más maduros, indexados por niveles más altos de testosterona, implementan el control de la acción emocional confiando en el CPFa. Curiosamente, a la misma edad, los individuos menos maduros dependen de las interacciones pulvino-amígdala (otro núcleo del cerebro emocional precursor del circuito CPFa-amígdala típicamente utilizado por adultos).

Por el contrario, la testosterona en adultos activa transitoriamente comportamientos de dominancia y búsqueda de estatus, y promueve el comportamiento social; es de destacar que probablemente también interactúen con factores contextuales o de personalidad. En línea con esta noción, los adultos con niveles altos de testosterona dependen menos del CPFa y han reducido el acoplamiento CPFa-amígdala durante el control de la acción emocional.

Así pues, los niveles más altos de testosterona durante la adolescencia se asocian con una mayor participación de la corteza prefrontal anterior (aPFC) del cerebro en el control de las emociones, pero el efecto opuesto ocurre durante la edad adulta.

En un estudio publicado en Developmental Science, este mes de junio, los investigadores investigaron este cambio, entre adolescentes y adultos, mediante la realización de escáneres de imágenes cerebrales en los mismos individuos durante la adolescencia media, la adolescencia tardía y la edad adulta temprana.

El estudio, que incluyó a 71 participantes, demostró que el efecto positivo de la testosterona en el compromiso de CPFa disminuye de los 14 a los 17 años y luego cambia a los 20 años, cuando los niveles más altos de testosterona están relacionados con una menor actividad de CPFa.

A diferencia de la adolescencia, durante la edad adulta temprana, la testosterona, que ya no está relacionada con el desarrollo puberal, puede impedir el control de las emociones, según lo implementado por el CPFa

Los hallazgos sugieren que la función de la testosterona cambia dentro de los individuos en la adolescencia y en la edad adulta. La testosterona generalmente tiende a asociarse con la agresión o el comportamiento de dominación, mientras que de hecho tiene roles multifacéticos en diferentes períodos de desarrollo.

Los investigadores del estudio señalan que muchos trastornos del estado de ánimo tienden a surgir durante la adolescencia, y una investigación adicional puede revelar si las alteraciones en las interacciones entre la testosterona y el cerebro pueden estar relacionadas con esto.

Por último, compartir esta reflexión de Thomas Carlyle:

"La virilidad empieza cuando hemos aprendido a vivir en la necesidad”.

Testosterona y control emocional