miércoles. 01.05.2024

Pablo D. Santonja | @datosantonja

El Teatro del Barrio no deja de sorprender con su cartelera y esta vez nos trae “Freak”, una obra escrita por Anna Jordan y adaptada magistralmente por Paula Amor y los increíbles registros actorales de Lara Serrano y Macarena de Rueda. Y no hay otra forma de empezar este artículo que dando las gracias a estas cuatro mujeres por atreverse a contar una historia sorprendente, fresca, explícita y sin velos que tapen el tema a tratar. 

Es difícil hablar de esta obra sin caer en el spoiler, pero lo voy a intentar: dos mujeres, una adolescente y una mujer adulta hablan desde los códigos lingüísticos propios de su edad de primeras veces en el ámbito de lo sexual y la sexualidad. Avanzarás casi sin darte cuenta por dos monólogos que van en paralelo, con una puesta en escena que no requiere nada más que dos personas y un sofá. Con un diseño de vestuario simbólico exquisito, cobra importancia los gestos y el lenguaje no verbal, que cogen de la mano un tremendo guion que hace que estés pegado al asiento de principio a fin. 

Dos mujeres, una adolescente y una mujer adulta hablan desde los códigos lingüísticos propios de su edad de primeras veces en el ámbito de lo sexual y la sexualidad

La obra habla de cuerpos, de descubrimiento, de primeras veces, de sexo, de personas perdidas, de injusticias cometidas, de arrepentimiento, de culpa y de la necesidad de verbalizar. Pues como acostumbra la cartelera de este teatro, las obras van cargadas con un gran componente social, que hacen que salgas a la calle con la sensación de haber aprendido algo nuevo, o haber conocido una realidad silenciosa. 

Durante los 90 minutos que dura la experiencia las dos actrices protagonistas te llevan por una montaña rusa emocional, comenzando el espectáculo como si de un stand-up se tratara, donde vas entrando poco a poco en una dinámica de risas y miradas amables para sumergirte en un tema cada vez más serio, que te sobrecoge y te hiela a partes iguales. La magia reside en que a partir de la mitad de la obra saltas de la carcajada a las lágrimas, transformando el texto en un relato verdaderamente humano. 

La puesta en escena rompe en todo momento la cuarta pared donde desde el inicio las personajes “Lucía y Cristina” se dirigen a ti, para contar la historia del descubrimiento sexual cargado de componentes sociales y prejuicios culturales, y la historia de una mujer en busca de romper con toda su vida pasada, cayendo en un proceso depresivo. Poco a poco la narración evoluciona hasta convertirte realmente en un espectador, con claramente toques voyeur, siendo testigo de una escena íntima, secreta, que tal vez no debería estar ocurriendo. 

La magia reside en que a partir de la mitad de la obra saltas de la carcajada a las lágrimas, transformando el texto en un relato verdaderamente humano

Tres claves finales:

Uno, nos encontramos ante un texto valiente, directo, que da para la reflexión, dejando grandes lecturas y frases que se le clavan al espectador en el pecho. 

Dos, vivimos la historia con dos grandes actrices que nos llevan e involucran en las escenas de tal manera que estamos emocionalmente donde ellas quieren que estemos, jugando con nosotros como marionetas.

Tres, estamos ante un espacio que pone sobre la mesa temas tabú de forma directa, visceral, sin trabas en la lengua, que genera grandes reflexiones. 

Qué importante es escuchar, qué importante es expresar, y qué importante es otorgar de importancia aquello que te cuentan desde lo más profundo de tu intimidad. 

Vayan a ver Freak, y luego me dicen si no tengo razón. 

Freak: maravillosa y cruda intimidad