martes. 19.03.2024

El tercer nicho, en la psicoecología, explica la importancia del entorno a la hora de desarrollar nuestra propia identidad. Si queremos desarrollarnos y convertirnos en seres humanos plenamente funcionales necesitamos relacionarnos con otras personas y con el entorno. Nuestras experiencias vitales, tanto positivas como negativas, ayudan a esculpir nuestra identidad. Además, la cultura en la que crecemos tendrá un impacto importante en nuestra forma de ver la vida y de vivir experiencias. Así, cuando el contexto ecológico da lugar a acontecimientos diferentes, no tenemos las mismas cosas que contar. El ethosla jerarquía de valores morales que caracteriza a una cultura, depende, más de lo que creemos, de la estructura del entorno.

Cuando la felicidad insensata pesa sobre nuestros cuerpos y adormece nuestras almas, anhelamos el acontecimiento que despierta la vida. Somos infelices a menudo y nos perdemos en demasía en los paraísos terrenales. Los que toman el camino de las alturas gustan de someterse a pruebas en las que se enfrentan con la miseria, la desesperación y la muerte; experimentan la felicidad de triunfar sobre la desgracia. (La psicoecología o el impacto emocional del entorno. Del 6 de septiembre de 2022, Nuevatribuna).

En el origen del “no-bra” está la revolución feminista de los años 60, pudiendo considerarse el primer hito de la historia de este movimiento

En la antigua Roma, encontramos los orígenes del primer sujetador, el “strophium”, que era una cinta de tela que se cruzaba en el pecho para sujetar los pechos, realzándolos, pero también como un elemento de distinción social. Era más utilizado por las clases nobles que por las populares, y también diferenciaba a la mujer romana de las bárbaras, ya que estas no empleaban nada para sujetar el pecho. En un salto de vértigo en la historia nos encontramos en la corte de Caterina de Medici (1500 d.c.), se introduce el Corsé como prenda obligatoria para ir a los actos sociales de la corte. Se pretendía apretar la cintura como prueba de distinción social, pero el corsé oprimía el pecho hacia arriba, lo que hacía que las mamas se viesen más generosas. A finales del siglo XIX, los sostenes sustituyeron a los corsés. Se ganó mucho en comodidad y se consideró una liberación. Ya entrado el siglo XX, el sostén se reivindica como parte de la moda femenina. Las francesas son las que muestran una mejor acogida de esta prenda, las mismas mujeres que ahora se decantan por su desaparición. 

En el origen del “no-bra” está lrevolución feminista de los años 60, pudiendo considerarse el primer hito de la historia de este movimiento ahora en auge. El sostén se veía en este momento como un sinónimo de opresión, y muchas mujeres lo eliminan de su vestuario. Esta reivindicación se mezcla actualmente con una opción práctica: para muchas mujeres el sostén es incómodo y prefieren no utilizarlo. Ya no es un mecanismo de lucha social, sino simplemente de facilitar la vida.

Con la pandemia del Covid, se constató que muchas mujeres, principalmente las más jóvenes, han empezado a dejar de usar el sujetador. Lo hacían para estar más cómodas en casa. Aunque actualmente, se ha reducido un poco esa tendencia, el “no-bra” era una práctica habitual. Así, por ejemplo, en el verano de 2022 el 13% de las mujeres francesas menores de 25 años se apuntaron a este movimiento. En abril de 2020, la cifra alcanzaba el 20%, en pleno auge del Covid y del primer confinamiento. Antes de la pandemia, la práctica del “no-bra’’ solo era seguida por el 3% de las mujeres de esta edad.

Para muchas mujeres el sostén es incómodo y prefieren no utilizarlo. Ya no es un mecanismo de lucha social, sino simplemente de facilitar la vida

Como se ve, las mujeres francesas ha sido pioneras de dos hitos históricos en el uso del sujetador: las que masivamente lo adoptaron el siglo XX, como rechazo a la tiranía del corsé, y las que más se apuntan a la tendencia “no bra” o sin sujetador en la actualidad.

El movimiento “no-bra” se puede valorar como una moda, aunque también tiene un nivel de defensa del feminismo implícito y explícito: “Los pechos son naturales y la libertad a la hora de elegir una prenda que los cubra es una decisión de la mujer”. Tanto es así, que el 9 de julio es el Día Sin Sujetador, el No Bra Day. El primer No Bra Day de la historia se celebró, en efecto, un 9 de julio, el de 2011, a partir de 2013 pasó a celebrarse el 13 de octubre. A partir de 2021, no obstante, existe de nuevo el 9 de julio.

En psicología el concepto de identidad personal se refiere al sentido que damos a nuestro propio ser único, diferente a los demás y continuo en el tiempo. Es el guion mental que hacemos cada persona de los valores y comportamientos que nos ha transmitido nuestra cultura, integrándolos conforme a nuestras características individuales y nuestra experiencia social. Es decir, la idea que tenemos de nuestra individualidad y de nuestra pertenencia a ciertos grupos.

Después de la Segunda Guerra Mundial el concepto de identidad cobró importancia gracias al psicoanalista estadounidense Erik Erikson (1902-1994). En su libro Infancia y sociedad, publicado en 1950, descubre la importancia que tienen los roles sociales y la pertenencia al grupo en la formación de la identidad personal.

La identidad se relaciona con diferentes corrientes culturales y, a su vez, está limitada por éstas: la nacionalidad, la religión, el sexo, el idioma, la raza o etnia

La función de la identidad es mantener nuestro equilibrio psíquico mediante dos acciones: 1) darnos una valoración positiva de nosotros mismos, y 2) adaptarnos al entorno en el que vivimos. La primera función busca llegar a sentirnos una persona valiosa con capacidad para actuar ante los diferentes sucesos. La segunda función permite modificar ciertos rasgos de nuestra identidad para poder integrarnos en un nuevo entorno.

La formación de la identidad de un individuo depende de la cultura y el periodo histórico en el que vive. El entorno en el que nace transmite unos valores y una forma de actuar y de pensar; por ejemplo, el sistema de castas en la India considera que el contacto de los brahmanes (la casta sacerdotal) con miembros de castas inferiores los contamina.

La identidad se relaciona con diferentes corrientes culturales y, a su vez, está limitada por éstas: la nacionalidad, la religión, el sexo, el idioma, la raza o etnia…

Desde el tercer nicho de la psicoecología, que explica la importancia del entorno a la hora de desarrollar o modificar nuestra propia identidad, ¿cómo pueden afectar estos movimientos actuales de gran reivindicación feminista a la identidad?. Con el empoderamiento feminista, dentro de la mirada de género, se puede comenzar a generar cambios desde el más básico nivel: la propia persona, lo que da herramientas para ser parte activa de dicho proceso de cambio. Es pronto para saber cómo se desarrollara este tema de interés en psicoecología por falta de estudios reglados hasta la fecha. La pregunta de momento queda en el aire…

Por último, compartir una reflexión de Virginia Woolf: “Es curioso: la historia de la oposición masculina a la emancipación de las mujeres quizás sea más reveladora que la historia misma de la emancipación”.

El movimiento “No-Bra”