domingo. 28.04.2024

Pablo D. Santonja | @DatoSantonja

Brett Bailey nos trae a Madrid el mito bíblico de Sansón, representado en los Teatros Canal de Madrid. Por si no lo recuerdan, Sansón era aquel hebreo elegido por Yahveh para combatir a los filisteos. En él juega un papel crucial Dalila, joven filistea que acabará traicionando al protagonista, quitándole sus dones (la fuerza) desencadenando su final, enseñándonos la moraleja bíblica de que si alejamos nuestro compromiso con Dios, y nos dedicamos a otros placeres, puede que Dios nos dé la espalda, dejando a la mujer como acto y ejecutor del pecado, y al hombre como débil ante las pretensiones de la carne. 

Esta historia bíblica nos sirve en esta obra como metáfora y crítica sobre la hegemonía del hombre blanco en el mundo. Como el hombre blanco hace oídos sordos de lo que ocurre en otros países, donde hay un enriquecimiento aprovechándose de situaciones de guerra y miserias. Pero ¿quién se atrevería a hacer semejante crítica?

Esta historia bíblica nos sirve en esta obra como metáfora y crítica sobre la hegemonía del hombre blanco en el mundo

Ni más ni menos que de su director Brett Bailey, un reconocido dramaturgo sudafricano, cuya seña de identidad es la innovación y la exploración de temas sociales y políticos. Ya lo demostró en 2010 con su Exhibit B, una performance basada en los zoos humanos del siglo XIX. 

En este ‘Sansón’ se muestra un poco más de esa creatividad, contando con un elenco de voces potentes, acompañado de visuales y percusiones, contando una obra que habla de amor, de ira, de supervivencia y de traición. De forma transversal se puede leer el empuje de personas que lo han perdido todo, y luchan por recuperar su dignidad, su lugar en el mundo, sus vidas. 

Interesante un momento de la obra donde, rompiendo la cuarta pared, se hace una nueva lectura de Dalila. Refresquemos la memoria: Dalila es la mujer de Sansón, donde según el mito bíblico se la presenta como la traidora que delató el secreto de la fuerza de Sansón a los filisteos. Cautivándole y seduciéndole, para que le admitiera que su poder provenía de su larga melena. Sabiendo el secreto, Dalila mandó cortar el pelo de Sansón mientras éste dormía sobre sus piernas. 

Una obra que muestra con potencia la búsqueda de dignidad personal, el mejorar un status pese al látigo del poderoso

Lo que puede parecer una traición a favor de los filisteos, oculta otra verdad: Dalila era filistea, y los de su propio clan le amenazaron con matar a su padre y su familia si ella no colaboraba con su patria. Y aquí es donde la obra se pregunta, y nos pregunta: ¿Qué hubieras hecho tú? ¿En verdad Dalila traicionó a Sansón? Puede que simplemente fuera un acto de supervivencia, de salvaguardar a los tuyos, una encrucijada de la que no puedes salir. 

En ese punto, el mito de Sansón se desdibuja, dándonos pie a una reflexión que nos muestra que en momentos de guerra y conflicto no hay traidores, solo damnificados. 

Frente a la puesta en escena nos podemos encontrar a unos actores vestidos estrictamente de negro, con elementos visuales y sonoros, principalmente de percusión, que acompañan la actuación y evocan diferentes escenas, añadido al uso de las máscaras, un recurso clásico para evocar que la persona que narra la historia podría ser cualquiera. 

En definitiva, una obra atípica pero que hace llegar su mensaje, donde, tal vez, si no conoces el mito de Sansón puedes encontrarte algo perdido en determinadas secciones, pero capaz de seguir el hilo pues el tema a tratar es universal. Una obra que muestra con potencia la búsqueda de dignidad personal, el mejorar un status pese al látigo del poderoso.

 

Brett Bailey y ‘Sansón’, momentos para la reflexión