viernes. 26.04.2024
Fotografía: Braulio
Yolanda Díaz el sábado 11 de junio en el mitin de Córdoba con motivo de las elecciones en Andalucía. (Fotografía: Braulio)

El metro se para, he llegado a mi destino, y no puedo salir de las páginas de Memoria del frío, Miguel Martínez del Arco, Hoja de lata, 2021. Me cuesta despegar los ojos de la lectura, me levanto y salgo concentrada en sus páginas, subo las escaleras del metro y llego a la puerta de mi trabajo como una autómata, estoy metida en una celda atestada de mujeres que se cuidan unas a otras todo lo que pueden y que comparten cárcel, torturas, hambre, piojos y penalidades incontables. También comparten el amor a la vida, a la igualdad y a la justicia social, por eso están presas. Miguel Martínez del Arco relata en este libro la historia de su madre, Manolita del Arco, 19 años presa por ser una “puta roja”. Entró en prisión nada más cumplir la mayoría de edad y salió con 40 años.

La realidad política está convulsa. Por fin he conseguido salir de la cárcel narrada en palabras de páginas escritas. Entro en mi trabajo y me pongo a editar artículos, a leer noticias. Es lo que hago, es mi trabajo. Vuelvo a junio de 2022, hay elecciones autonómicas en Andalucía. Hay ruido, mucho ruido. Hay engaño, noticias falsas y sesgadas, hay ocultación de la realidad y discursos falaces. La mayoría de las izquierdas han conseguido, con mucho esfuerzo y tras algún tropiezo sonrojante -eso sí-, ir unidas en una sola candidatura: Por Andalucía. Es mi candidatura, si yo votara en Andalucía sin lugar a dudas votaría esta candidatura encabezada por Inmaculada Nieto y trabajaría con denuedo por ella. Ha costado mucho aunar fuerzas en esta candidatura, pero finalmente se ha impuesto la sensatez y vamos a remar todas a una, como en un barco vikingo. Hay esperanza.

Nunca trabajadores y trabajadoras de este país hemos estado tan bien representadas y tan empoderadas en un Ministerio de Trabajo

Estoy esperanzada con el proceso de escucha que inicia Yolanda Díaz el 8 de julio en Madrid. Me parece necesario SUMAR. Todas las manos suman. Y me ilusiona muchísimo que sea ella, la actual Ministra de Trabajo, la encargada de encabezar una fuerza que remueva las izquierdas, las ponga en escucha y diálogo y a trabajar por el bien de los y las comunes, por el bien de la inmensa mayoría, de los y las de abajo. Ella ha mostrado en el Gobierno de España su capacidad para poner a mucha gente de acuerdo y sacar una reforma laboral esencial, que crea empleo, termina con la precariedad y devuelve la fuerza negociadora a las manos de los y las trabajadoras. Además, ha puesto a trabajar a la inspección de trabajo para perseguir el fraude en los contratos y obligar a que se cumplan las leyes. ¿Cuándo ha estado el trabajo en el centro del eje sobre el que gira el discurso político, social y económico en España? Ningún Gobierno de la democracia ha puesto en valor el mundo del trabajo como lo está haciendo Yolanda Díaz desde su ministerio. Ya era hora. Nunca trabajadores y trabajadoras de este país hemos estado tan bien representadas y tan empoderadas en un Ministerio de Trabajo. Son los hechos. Hay que acompañar a Yolanda, entre todas hay que empujarla. Entre todas tenemos que tejer una manta que nos abrigue, pintada con los colores de la diversidad y tricotada con los hilos de la justicia social. Todas juntas sí que podemos. Andalucía es el primer paso. En el mitin de Córdoba, Yolanda Díaz invitó a subir a Antonio Maíllo a la tribuna, y Maíllo dijo una frase redonda, de esas que hay que reproducir: “La suma emocionante es su debilidad, su amenaza real. SUMAR es la base del cambio profundo”.  Yo añado que SUMAR es su miedo y nuestra esperanza.

La unidad, forjar la unidad, sumar, SUMAR, ¿sumar para qué?, ¿unidad para qué?

La respuesta parece evidente, para avanzar, para cambiar las cosas, para profundizar en ensanchar la democracia con leyes que incidan en el reparto de la riqueza, que ayuden a caminar hacia eso tan revolucionario aún, la Égalité. Para seguir aumentando el salario mínimo; para que mi hija vuelva a casa sola, borracha o como le dé la gana, sin miedo y segura de sí misma; para seguir profundizando en normas laborales más beneficiosas para los y las trabajadoras; para que las crisis no se ceben en el cuerpo social; para que mi vecina, la que limpia portales, tenga salario digno, derecho a desempleo y pensión, como cada persona trabajadora en este país; para que nadie pase hambre, ni penalidades; para que las temporeras de la fresa en el campo español tengan contratos dignos de trabajo y derechos sociales; para terminar con este modelo socioeconómico en el que a algunos les sobra para vivir 1000 vidas a todo lujo y demasiados no tienen ni derecho a tener luz en sus viviendas; para invertir en más y mejor sanidad pública y en escuela pública; para que mi padre no tenga que esperar un año una cita con la neuróloga; para que mi amiga Marina encuentre plaza para su hija en una escuela pública de calidad y cerca de su casa; para que los cuidados sean una responsabilidad social compartida, organizada desde los poderes públicos; para que mi madre tenga un rato para ella, mientras una persona cualificada y dedicada atienda a mi padre como es debido; para que la vivienda sea de verdad un derecho efectivo y no haya más desahucios, no quiero ver más carteles de “Ana se queda”, “Rosa se queda”, “Manuel se queda”, porque todas y todos tenemos derecho a techo, está en la Constitución española, solo hay que tener voluntad política, decisión y legislar tal como exige y apremia Unidas Podemos en el gobierno de coalición; para que las pensiones continúen siendo un derecho social que se revaloriza y se actualiza según las necesidades; para que a Maribel le llegue su pensión y pueda poner la calefacción en invierno; para conseguir una reforma fiscal que aumente la carga impositiva a los ricos, para recuperar el salario social perdido y que disminuya la desigualdad; para que las transferencias de rentas sean del capital al trabajo y no al revés como es ahora; para que las mujeres no perdamos ni un palmo de los derechos conseguidos y sigamos avanzando; para desarrollar en toda su amplitud las nuevas leyes de igualdad, para que de verdad el “Solo sí es sí” cale culturalmente y no se dé marcha atrás en las políticas feministas que se pelea cada día la ministra Irene Montero y su equipo en este Gobierno, escuchando así a las miles y miles de mujeres que salimos a las calles para reclamar el derecho a la igualdad, a los buenos tratos, al fin de las violencias; para poder conseguir una sociedad libre de violencias machistas; para que las mujeres, las personas con diversidad sexual, las migrantes caminen seguras por la calle sin racismos, misoginias, homofobias, ni machismos…; para que de una vez por todas se imparta educación sexual en las escuelas y los niños y las niñas se eduquen en los afectos, la igualdad y los buenos tratos y no en la cultura de la dominación; para terminar con la trata de personas y con la prostitución; para que ninguna María Salmerón vuelva a entrar en prisión; para regular los precios de la energía y hacer esa transición energética hacia energías limpias tan necesaria;…para…para…para…hay tantas cosas que podemos conseguir si estamos unidas. Recordad, SUMAR es su miedo y nuestra esperanza.

En mi cabeza, sin embargo, hay una respuesta mucho más simple: porque las unas sin las otras no somos nada. Porque pertenezco a la clase trabajadora de este país, y sin las personas que comparten conmigo ideas de progreso, sin todas las de abajo, que somos la inmensa mayoría, con las que soy capaz de dialogar para llegar a acuerdos que benefician a las de mi clase y llevar esos acuerdos en un programa unitario de justicia social, derechos sociales y ampliación de los márgenes de la democracia, sin esas personas no soy nada. Sin todas esas personas me diluyo como un azucarillo en el caldo de ranas en el que el sistema capitalista nos quiere cocer a fuego lento, para sacarnos todo el jugo una por una.

Y tengo una tercera respuesta, una más emocional, y que me oprime el pecho si la verbalizo, o si tan solo la pienso. Porque tengo una hija de 23 años y no quiero contribuir ni por activa ni por pasiva a que mi hija pueda llegar a pasar ni una brizna de las penalidades que padeció Manuela del Arco y las miles de personas presas o asesinadas por el fascio, que tras dar un golpe de Estado y provocar una horrible guerra asoló con su Victoria a todas las personas que no pensaban como ellos en España. Hay que tener memoria. No quiero contribuir de ninguna manera a que una opción de retroceso así pueda volver a darse en esta tierra que amo, que es mi patria. 

El enemigo, esos que usan la palabra “Roja” como un insulto en el Parlamento de España, está a las puertas. Tiene recursos, económicos y comunicativos, y una parte importante del poder judicial y del aparato represor del Estado. Nosotras solo tenemos la fuerza que nos proporciona nuestra unidad, nuestra coordinación, nuestro esfuerzo y nuestra inteligencia colectiva. SUMAR es nuestra esperanza. Juntas somos imparables. Separadas, pasto de los buitres.

Carmen Barrios Corredera, escritora y fotoperiodista.

SUMAR es nuestra esperanza