viernes. 19.04.2024
Foto para una heroína de la clase 7
Mujeres en marcha del libro Rojas, de Carmen Barrios, Utopía, 2022

La grieta: Una grieta en el muro, / ¡eso eres tú! / mujer que habitas / el contorno del deseo / y revientas, con la fuerza / de tus dedos rotos por la lucha, / las entrañas de la piedra / para escupir en los límites de lo prohibido. / ¡Eso eres tú! / una grieta en el muro / en un tiempo y un espacio / que te niegan, / mujer de fuego, / mujer de amor, / mujer de llama y humo. / Mujer que partes la pura roca / con el estruendo bronco de tu eco, / desesperado por latir / libre, fuerte, altivo, único, / ¡eso eres tú! / una grieta profunda, / que abrirá en canal el muro negro / para que fluya libre la marea. / A Mercedes Pérez

 “Desde que naces hacen que te sientas pequeño/porque no te dan tiempo/ en lugar de dártelo todo/ hasta que estás tan loco que no puedes seguir sus reglas/ (…) Te odian si eres listo/ y desprecian al tonto/ hasta que estás tan loco que no puedes seguir/ (…) Te dicen que puedes llegar a la cima/pero antes tendrás que aprender a sonreír mientras asesinas/, si deseas triunfar como los de allá arriba/…”. Los versos de Lennon golpean tu cabeza de sindicalista. Sindicalista de tajo, porque eso es lo que eres, lo que siempre has sido. Has aportado fuerza, creatividad y mucho trabajo al bien común, a las luchas colectivas. Por eso estos versos parecen escritos para ti. Pensando en ti.

Working Class Hero es una reflexión que desnuda ese capitalismo salvaje, depredador, que tan bien conoces. Esa hidra de mil cabezas dispuesta a perpetrar hasta asesinatos, si fuera necesario, como hacen en América Latina con los y las sindicalistas -si son mujeres mucho peor- que se salen del tiesto. Lo acabas de comprobar en carne propia, han estado muy cerca. Y van dos veces ya, que se ceban sobre tu cuerpo. Pero esta segunda vez han cruzado una raya, en Europa, en una de las provincias del “paraíso” de los derechos, se han atrevido a movilizar sicarios. La canción describe la humillación de los y las obreras en entornos habituales como el hogar, la escuela y el trabajo.

El hogar, la escuela y el trabajo, te repites. Lennon sabe de lo que habla. Él es un hijo de la clase obrera de Liverpool, ciudad portuaria e industrial que sufrió los estragos de la crisis de los setenta, llegando a ostentar records de desempleo por las reconversiones del capitalismo. Iban a por ellos, a por ellas, a por la clase obrera.  Lennon aporta una salida a esta situación que no es la resignación o la mera resistencia -has reflexionado mucho sobre esto- es más bien una salida gloriosa y diferenciada. Coincides con él en que apostar por la lucha es el mejor camino, “un héroe de la clase obrera hay que ser/ si quieres ser un héroe sígueme”.

Sabes de sobra que tal y como se están poniendo las cosas en el mundo del trabajo en la actualidad en España, y en multitud de países, en los que la enésima crisis del capitalismo -ahora lo nombran como neoliberalismo- se quiere solucionar con más desregulaciones de los mercados, aplicando recetas de precariedad y de degradación de derechos laborales y de todo tipo, no parce quedar otra opción que convertirnos en héroes, en heroínas de la clase obrera. Nosotras, sobre todo nosotras, porque van a por nosotras. La explotación hacia nuestros cuerpos va mucho más allá de la plusvalía que rente nuestra fuerza laboral. En esta nueva etapa del capitalismo global, miles de cuerpos de mujeres del mundo han sido convertidos en engranajes de una factoría que produce niños para esa parte privilegiada y exclusiva del capitalismo que puede comprarlos. Eres mayor, llevas muchas luchas a tus espaldas y sabes que el capitalismo no se para nunca, que inventa y reinventa fórmulas nuevas de explotación.

Las incipientes sociedades industriales se forjaron con la rentabilidad que proporcionaba la esclavitud de hombres, mujeres y niños. Se cierra el círculo. Por eso coincides con Lennon, la salida más gloriosa es la lucha, son las luchas colectivas, nunca hay que dejar de darlas. Nosotras las mujeres lo sabemos mejor que nadie. Una heroína hay que ser para soportar todo lo que nos cae encima cada día por ser mujeres y trabajadoras. Nos hacen pagar la vida tres veces si hace falta. Estamos acostumbradas a saltar obstáculos del tamaño del Everest, que parecen imposibles de superar. Recuerdas de sobra todo lo que has tenido que pelear en tu puesto de trabajo cada peldaño ganado y en tu casa cada escalón alcanzado, para que sea medido con el mismo grado.

Naciste rebelde y peleona, eres una tocanarices, protestona, una pianta nata, una mujer con las tetas bien puestas y con la cabeza suficientemente bien amueblada como para analizar con la necesaria frialdad cada movimiento de la cabeza de la serpiente al servicio de la Compañía, en cada momento de tu larga experiencia como delegada sindical. Sabes que su última actuación, su último golpe sobre ti, sobre tu marido, sobre tu hijo, allanando tu casa con sicarios, ese golpe muestra que estáis muy cerca de ganar una partida importante.

Los hechos son duros. Al monstruo de las burbujas le duelen las sienes. Las espartanas le habéis atizado una buena pedrada tras otra desde que pensó que podía retorcer y estrujar las vidas de trabajadores y trabajadoras como si fueran limones, y diluirlas en el agua que roba en los acuíferos del mundo, como si nada. 

El 22 de enero de 2014 saltó por los aires -por el capricho de ganar unos millones de dinero fácil en la ruleta de la rentabilidad- el futuro de más de mil familias. Sabes que queda lejos, han pasado casi siete años de aquello. Pero sigues en pie, a pesar de todos los estragos que se ha comido tu cuerpo de mujer. Tienes frescos los recuerdos y atesoras en tu memoria de vieja luchadora cada paso dado, cada barricada de resistencia levantada, cada frontera de lucha rebasada, cada victoria y también cada golpe encajado en la boca de tu estómago.

Has aprendido que la pérdida continuada, por goteo, de derechos laborales, civiles y políticos no tiene fin, y no queda más remedio que oponerse, sabes de sobra que hay que pelear, escalar a ver si es posible degollar la cabeza del tronco, o al menos, alguna de ellas, para que la hidra del capitalismo, con sus mil nombres y sus mil cabezas, se duela en público. Es necesario, imperiosamente necesario que alguna vez podamos ver brotar la sangre, que la gente trabajadora vea por la tele que es posible degollar alguna de las cabezas de la serpiente. Si algo está quedando claro durante las “soluciones” aportadas en cualquier crisis, por los que se han apropiado de la tarta de ambrosías que es la productividad del cuerpo trabajador de este mundo, es que lo quieren todo. ¡Nada de repartir! Lo quieren todo. La lucha de clases se está dando a campo abierto. Eres consciente y las fábricas de la marca de las burbujas en España son uno de esos campos de batalla y no menor. El capitalismo se come la democracia y a sus hijas. Lo quieren todo. Nosotras no lo permitiremos. Te conjuras, como cada hermana que conoces y recuerdas, te conjuras contra la oferta de rendición de la vergüenza. Una compañera joven, con su hijita de cuatro meses te llena los ojos de emoción y esperanza. Ese 22 de enero fatídico, ella acude por la noche con su niña dispuesta a encerrarse en la fábrica, en La perla de Europa, para evitar que un grupo de empresarios avaros, que quieren erradicar el sindicalismo de clase y dar un escarmiento a los y las trabajadoras de la Compañía, se salgan con la suya. La firmeza en la defensa de sus puestos de trabajo de trescientos trabajadores y trabajadoras de fábrica y de sus familias es un hecho con el que el monstruo de las burbujas no contaba.

Eres consciente de lo que os jugáis. Sois un paradigmático ejemplo de la situación de lucha de clases abierta que se está produciendo en estos años, de locura desatada tras la crisis financiera de 2008, y sabes que multinacionales globales como la Compañía, la empresa en la que trabajas, es uno de esos lugares de confrontación abierta y en canal. 300 familias de resistentes implicadas en una pelea sin tregua, para mantener la dignidad y los puestos de trabajo. Gracias a cabezas pensantes como la tuya, este conflicto se ha convertido en un símbolo de la lucha por la dignidad del mundo del trabajo. En esa localidad, que formó parte del cinturón industrial de la Capital, el nutrido y unido grupo de Espartanos y Espartanas, que bautizaste con tal nombre al calor de una conversación de ánimo una noche de vigilia en medio de una huelga, de una pelea por el pan y por las rosas de todos y de todas, sean conscientes las gentes o no (más allá de los y las integrantes de la plantilla de la empresa) complicándole la vida a una marca global cuya cabeza es buque insignia en el conglomerado de engendros que componen los cuellos de la hidra del capitalismo.

Te hartas de señalar, de denunciar y de evidenciar, en cualquier tribuna, que allí están sucediendo episodios despiadados, que alertan sobre los extremos a los que pueden llegar los amos de la tarta global para conseguir que sus intereses de clase privilegiada prevalezcan.

Como en la canción de Lennon, por pura dignidad, sabes de sobra que solo queda ser héroes y heroínas de la clase obrera. Y hay personas con nombre propio que han plantado cara al monstruo sucio de las burbujas.

Pronuncias tu nombre para ti durante las noches de miedo, MERCEDES PÉREZ MERINO, te miras desde arriba, y lo gritas para que lo oigan tu padre y tu madre, donde estén, para que te escuchen con claridad nítida los mandatarios injustos, los jefes despiadados, los carnívoros miembros de los consejos de administración con los que te reúnes para negociar a cara de perro. Lo gritas desde la ventana de tu casa allanada, para que todos lo oigan y sepan que sigues ahí. Que continuáis ahí. A pesar del miedo. Duros como el pedernal, de ojos para fuera.

Fuiste convocada por la dirección de ventas a una reunión de trabajo con varios directores y gerentes. Además de esas personas asistían a la reunión todos los miembros de la delegación 14, personal de relaciones externas y de recursos in-humanos. Un conglomerado de “fieles” a la marca global. Cabos bien atados. Una reunión difícil que casi te cuesta la vida. Iban a por ti, a por tu cabeza pensante.

Tienes una dilatada carrera profesional en la marca. Además, eres una sindicalista experimentada, la primera mujer que formó parte de un comité de empresa en la marca en España. Antes del ERE formabas parte del equipo de mando intermedio de la fábrica, eras Gestora de Rutas Comerciales. Tu trabajo consistía en negociar y llevar las cuentas de los clientes. Además de supervisar –a todos los niveles de gestión- las rutas de preventistas a tu cargo. Después del ERE, que fue declarado nulo por la justicia española, en una sentencia que obligó a la empresa a restituir a los trabajadores en sus puestos de trabajo y que la Compañía no acata y no pasa nada, has sido despojada de la mayoría de tus funciones laborales. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que les has asestado un duro golpe. Un puñetazo en mitad del balance. Tu empeño en utilizar la figura del esquirolaje de producto, para invalidar el ERE, ha sido decisivo para que la Justicia sentencie a vuestro favor y para obligar a la empresa a readmitir a los y las trabajadoras de La perla de Europa. La empresa tampoco puede soportar que los llevaras a juicio por vulneración de derechos fundamentales y lo ganaras. En aquella reunión bestia a la que te convocaron, llena de perros bien entrenados, te acosaron hasta que fruto del estrés se te declaró un infarto intestinal y te dejaron tirada como si fueras un trozo de carne sin nombre en medio de un pasillo, hasta que te encontró una empleada de la limpieza. Casi no lo cuentas. Pero saliste y lo enfrentaste con toda la fuerza de la razón a tus espaldas. Tuvieron que claudicar ante ti, una mujer, una sola mujer determinada y limpia. Una heroína de la clase obrera. Ellos también lo saben. Te reconocen como tal. Por eso no cejan.

No les bastó con el colapso que te provocaron debido a la ansiedad y que te costó una operación a vida o muerte de siete horas de quirófano, que te tuvo casi ocho meses de baja, en una recuperación muy lenta. Te dejaron una señal indeleble en las tripas. Que te revuelve por dentro y te señala por fuera con una cicatriz que es igual que la que pudo haber exhibido cualquier guerrero de la antigüedad al que le dieran un mandoble de espada en medio del vientre en el fragor de una batalla. Eso fue lo que te hicieron, te rodearon y te rajaron el vientre. Te quisieron sacar las tripas. Te las recogiste con las manos y aguantaste. Todavía aguantas.

Lejos de amilanarte, tú, mujer sindicalista y Espartana en lucha permaneces de pié, con una fortaleza de ánimo que duele, pero te mantiene despierta cada día. Recuerdas lo que te contó una amiga, que su abuela decía que cuando caen los héroes, se levantan las mujeres. Y son ellas, somos nosotras las que siempre permanecemos firmes ocurra lo que ocurra, al fin y al cabo, somos las mujeres las encargadas de preservar la vida, lo que hay, para que los hijos y las hijas tengan presente y futuro. Te lo repites una y mil veces, dos mil veces, somos nosotras, nosotras somos la Resistencia.

Como dice Lennon una Heroína de la Clase Obrera hay que ser, no queda otra. La mejor resistencia contra el ogro del capitalismo, que se alimenta de tragar vidas humanas, es luchar sin tregua.

La marca de las burbujas no te perdona que seas delegada sindical y mando intermedio de la empresa, además de cabeza pensante. Eres un mal ejemplo. Intuyes que han ido a por ti para intentar darte el golpe definitivo. Una vez más han ido a por ti, y a por Paco. Esta vez también han venido a por tu marido y a por tu hijo. Han tenido la osadía, eso crees, aunque no se ha podido demostrar aún, de enviar sicarios a tu casa para secuestraros por unas horas y daros un buen susto. Para frenaros los pies. Igual que si estuviéramos en una democracia bananera. Como en las pelis. Buscaban algo, papeles de la negociación en curso. Como no han encontrado nada se fueron sin más. Sin llevarse nada, ni dinero, ni nada. Ni siquiera se molestaron en disimular. Te dejaron atada y amordazada a una silla. A tu marido le vapulearon de lo lindo, y le encerraron en un cuarto, amordazado también, detrás de unos bultos. Cuando te pudiste liberar de las ataduras y llamar a la policía, ni siquiera le encontrabas, te has dado un susto de muerte. A tu hijo le han envuelto en una toalla de la marca y le han dejado atado en el suelo. Los sicarios no encontraron anda, porque los papeles que buscaban estaban dentro de vuestras cabezas. Dentro de tu cabeza, que funciona como un archivador de agravios, y de la cabeza de Paco. Entre los dos configuráis un disco duro completo. Recuerdas, que durante aquellos días, la negociación en curso con la marca de las burbujas, con la marca de la chispa de la vida, estaba en un punto importante, álgido. La marca se jugaba mucho en Europa y el mundo. Os habéis mantenido firmes, a pesar de todo. A pesar del miedo, de la presión, la negociación se cerró con una victoria importante, que puede marcar un hito en la historia del movimiento obrero en Europa. Como la empresa se cargó la fábrica y no hay lugar físico para recolocar a los trabajadores en sus puestos de trabajo, tal como impone la sentencia del Tribunal Supremo -que ganasteis-, habéis arrancado el acuerdo de que los trabajadores cobrarán el sueldo que les correspondía por el puesto que ocupaban, de por vida, con sus incentivos y actualizaciones correspondientes por incremento del índice de la vida. De por vida, cobrarán su salario de por vida. Habéis conseguido arrancar a la marca global un acuerdo en el que reconocen su responsabilidad con los y las trabajadoras. Si se cierra una fábrica que es rentable, con fines de más lucro, sin razones objetivas de pérdidas, la empresa paga, la empresa debe hacerse responsable de las vidas de las personas.

Por una vez las personas, el cuerpo trabajador, no es un producto desechable. Es una gran victoria sindical, que ha costado casi siete largos años de luchas de todo tipo. En las que han estado implicados no solos los y las trabajadoras, también sus familias. Las mujeres de los trabajadores jugaron un gran papel en la resistencia. Los y las Espartanas consiguieron cortar una de las cabezas de la hidra tras más de un quinquenio de imaginativo asedio.

Tú has estado ahí, Mercedes, poniendo tu cerebro al servicio de una causa colectiva. Poniendo tu cuerpo al servicio de una causa colectiva. Casi te cuesta la misma vida, pero ha merecido la pena.

Como dice Lennon una Heroína de la Clase Obrera hay que ser, no queda otra. La mejor resistencia contra el ogro del capitalismo, que se alimenta de tragar vidas humanas, es luchar sin tregua.

Después de juicios ganados, de luchas ganadas, has llegado a ser Diputada del Pueblo una corta legislatura. Un honor, todo un honor, que una sindicalista de trajo haya ocupado un escaño por los rojimorados como diputada del pueblo.

Una heroína de la Working Class hay que ser.


*Nota de la autora: para conmemorar el 1 de Mayo dejo este relato sobre Mercedes Pérez Merino, sindicalista de tajo de CC.OO, mujer comprometida y luchadora por los derechos de todas y todos y ahora diputada por Madrid de Unidas Podemos.

Mujeres luchadoras como Mercedes ponen su cuerpo cada día en los tajos de España para que el resto disfrutemos de derechos laborales y sociales. Merecen al menos nuestro reconocimiento y nuestro homenaje. Contar su lucha sindical en este relato, que pertenece al capítulo signado bajo el epígrafe: Rojas y trabajadoras. Mujeres en marcha del libro Rojas, de Carmen Barrios, Utopía, 2022, ha sido todo un honor. Mi eterno agradecimiento a las personas como Mercedes Pérez Merino, porque contribuyen con sus luchas a ensanchar los márgenes de la democracia.Rojas y trabajadoras. Mujeres en marcha del libro Rojas, de Carmen Barrios, Utopía, 2022La fotografía que acompaña este relato la recogí en un muro de la ciudad de Palma de Mallorca. Al momento de retratar pensé que esa imagen de una Pasionaria pop era la mejor imagen para retratar a una luchadora como Mercedes.

¡Viva el 1º de Mayo!

Una heroína de la clase obrera