lunes. 29.04.2024
memoria

Tal y como decía la campaña del Partido Socialista, el 23J nos jugábamos dos modelos de país, cualquiera diría que iba a ser la batalla final de algo, pero no, tan solo era un proceso electoral, en el que sí, la ciudadanía se jugaba mucho.

Una de las cosas que nos jugábamos era el caer en una espiral de desmemoria en la que, lamentablemente, el Partido Popular entró ya hace mucho tiempo. Ese proceso se ha ido acelerando según iba pasando el tiempo y las relaciones con VOX han ido siendo cada vez más estrechas, pues al final, la ultraderecha les ha ido convenciendo de lo que realmente siempre han querido, acabar con cualquier vestigio de la historia democrática española.

Los objetivos del PP y Vox se han visto claramente tras la formación de ayuntamientos y gobiernos autonómicos, pues una cosa de las que más les ha molestado del gobierno de coalición ha sido la ley de memoria democrática, una ley que encima está en proceso y que, de momento, no está teniendo resultados relevantes.

Dos de los ejemplos más claros de esto los tenemos en Madrid, comunidad en la que el PP actúa como si fuera suya de toda la vida, el primero lo tenemos en Torrelodones, donde quieren quitar el nombre de la plaza al último alcalde republicano del municipio y el otro ha sido en Navalagamella, donde se ha atacado directamente a Marcelino Camacho, uno de los luchadores antifranquistas más importantes desde un punto de vista sindical.

En el caso de Marcelino Camacho, la presión social ejercida por el sindicato y por los medios de comunicación han conseguido que reculen, aunque estoy seguro de que en el fondo sienten vergüenza de lo que hacen, aunque sea lo que realmente piensan.

El problema de esta gente es que han existido desde siempre, aunque es ahora cuando están sintiéndose lo suficiente cómodos en sus formaciones políticas como para soltar este tipo de soflamas. Es más, en cualquier otro país europeo, sería impensable que un personaje equiparable a Espinosa de los Monteros felicitara el día del alzamiento sublevado del 18 de julio.

Ante esto, la respuesta debe ser desde la cultura, difundiendo la memora de abajo a arriba, desde el espacio más pequeño, hasta las instituciones del estado, no hay pueblo más protegido que el que tiene cultura y libertad para elegir su propio destino.

Individualmente, como progresistas, lo que debemos hacer es organizarnos en asociaciones memorialistas, partidos y sindicatos para defender la memoria de los demócratas que han luchado y en muchos casos perdieron la vida para que hoy nosotros gocemos del sistema democrático y derechos que tenemos hoy.

El PP y VOX trabajan por la desmemoria