sábado. 27.04.2024
podemos

Se hablaba, que el genuino, famoso y genio de la guitarra a la vez que cantante de blues, Robert Johnson, era un mediocre guitarrista que tras más de un año desaparecido apareció sabiendo tocar de manera magistral la guitarra. Se dijo, entonces que ese cambio tan importante, se debió a que vendió su alma al diablo (incluso llegó hablar de ello en una canción).

Al parecer se encontró en un cruce de caminos en la doble y metafórica encrucijada de… o seguir siendo un mediocre y abnegado guitarrista que iría de “antro” en “antro” durante una larga vida o tener una corta vida (un solo año disfrutó de la fama) llena de reconocimiento, poder y sobre todo genialidad artística. Johnson optó, y hoy sabemos que su vida de fama fue muy corta, murió al año de su reaparición y además hoy sigue siendo considerando un genio del blues y de la guitarra. Es más, su vida tras esa decisión que se supone tan controvertida que tuvo que tomar fue tan extraña, que a fecha actual se desconoce incluso donde están enterrados sus restos, tres cementerios estadounidenses presumen de ello.  

Es más que evidente el paralelismo, ni traído “ad hoc”, de Johnson con la realidad de Unidas Podemos y sobre todo con Podemos. La rapidez en llegar a la fama mediática, tras un inesperado y enorme apoyo social, así como la inmediatez de tener que ir tomando decisiones en su camino a convertirse en menos de diez años en parte del Gobierno del Estado (ni antes el Partido Comunista, ni luego IU, lo rozaron o pudieron imaginar). De hecho, anuncio que será modelo de estudio y realización de futuras tesis doctorales. Y es que el hecho de pasar de movimiento social-transversal-reivindicativo (indignados) “los de abajo contra los de arriba” a gobernar no fue sencillo, es más, se dijo entonces que le podría costar a Podemos parte de su fuerza y sobre todo de su idiosincrasia.

Convengo que ya no es tanto esta propia metamorfosis kafkiana que ha sido riesgo y sobre todo necesidad existencial de un aquí y de un ahora en Podemos, sino que la encrucijada a la que se enfrenta Podemos está en saber ¿qué hacer? Y viendo lo ocurrido en Andalucía, es meridiano, o centrarse en sobrevivir e intentar que el diablo no se cobre más víctimas o seguir en la eutopía de “tomar los cielos”.  De alguna manera el devenir de Robert Johnson, podría ser alegoría de su propio devenir. No me cabe la menor duda, Podemos ha ido de encrucijada en encrucijada de que Podemos encrucijada tras encrucijada ha ido sobreviviendo, ahora bien, se encuentra ya no solo en la encrucijada, sino ante la realidad de quien llega al poder o deja el poder o termina transformándose en un partido del poder y que tan bien explicó Bourdieu en “Espacio social y poder simbólico” a través de las famosas “estructuras-estructurantes”.

Pero, no solo es eso, sino que Podemos se enfrenta a la tan bien recurrida atracción del poder que tantos quisieron y no pudieron y ahora sin la cabeza visible y con cierto vacío de poder interno aprovechan para ocupar su previsible espacio perdido o a perder. Más la gran transformación de Podemos ha sido perceptiva, como era percibido por el  “establishment” que vio en Podemos esa herramienta donde vertebrar la catarsis de indignación social, y así fue aceptado, como  un movimiento irreverente pero simpático pues daba solución controlada a una sociedad muy cabreada, pero… con el paso del tiempo y con el devenir de la complejidad (no se puede prever)  la funcionalidad de Podemos fue cambiando y la percepción del  “establishment”  cambió, pasando de simpáticos irreverentes a insoportables irreverentes por osados e inoportunos, a extirpar.  

Hoy, 86 años después, desconocemos, la causa de la muerte de Robert Johnson, paradigma ineludible de riesgo, paradigma más que paradigmático de lo que está por venir en Podemos. En definitiva, la incomodidad de dejar de ser esclavo y que tan bien explicó Hegel en el capítulo IV de “Fenomenología del espíritu”. Y es que ya los sumerios, los babilonios y la mitología clásica nos dan ejemplos de la rebelión contra los dioses (poder), de titánicos levantamientos para “tomar los cielos por asalto” de arrogancia, como la de Capaneo cuando desafía a Zeus ante las puertas de Tebas. Pero para los dioses del poder… todo es un juego con mismo final. Y que, de alguna manera, viene a marcar, incidir en un devenir, metáfora de Podemos. Y ahora toca preguntarse…  ¿No se pudo más?

José Turpín Saorín es antropólogo.

Podemos y el cruce de caminos