lunes. 29.04.2024
DEBATE_MOCION_CENSURA

Desde el primer día de la actual legislatura la posición de las derechas ha sido de oposición radical, inmisericorde y falaz contra el Gobierno de Coalición Progresista. Al grito de Gobierno ilegítimo, como no se cansa de repetir Enric Juliana, las derechas no han dado ni un minuto de descanso al gobierno atacándolo con todo tipo de invectivas falsas en su mayor parte y sin reparar en medios.

Los autoproclamados “constitucionalistas” no han avalado casi ninguna actuación del gobierno pese a que éste ha tenido que afrontar desde su primer momento situaciones extraordinarias como la pandemia de la Covid primero y la crisis derivada de la guerra en Ucrania posteriormente. Una oposición enfebrecida ha sido incapaz de reconocer la actuación positiva del gobierno en muchos ámbitos y con un elevado grado de aceptación social. La oposición no ha dado tregua siquiera en lo relativo a la lucha contra la pandemia, al contrario ha puesto todas las cortapisas posibles pese a que la actuación gubernamental en todo el proceso especialmente en la vacunación ha sido notable y probablemente de las más exitosas en relación a los países de nuestro entorno.

El gobierno actuó con acierto en los diversos episodios, desde la declaración y renovación de los “estados de alarma” hasta las diversas fases de vacunación, sin obviar las medidas laborales como los ERTE acordados con la patronal y los sindicatos y las medidas de apoyo a los sectores más afectados y a los más desfavorecidos. Todo ello con la crítica constante desde la oposición y especialmente desde el gobierno de la Comunidad de Madrid. En ningún caso se dio la más mínima opinión positiva ni por parte de las derechas políticas ni de los medios de comunicación afines, hasta llegar a la demanda de VOX ante el Tribunal Constitucional (con una parte de sus miembros con mandato caducado) que les dio la razón sobre la inconstitucionalidad del estado de alarma.

No nos podemos imaginar lo que hubiese sucedido en el país con la pandemia sin la declaración de los sucesivos estados de alarma. Pero eso no fue todo, desde las derechas y sus medios se pretendió culpar al gobierno por la celebración antes de la declaración de la pandemia de la celebración del 8 de marzo como causa de la expansión del COVID.

Una oposición enfebrecida ha sido incapaz de reconocer la actuación positiva del gobierno en muchos ámbitos y con un elevado grado de aceptación social

Posteriormente la oposición de derechas se opuso y ha atacado toda la legislación social emanada de la actuación del gobierno, desde la Reforma Laboral pactada con patronal y sindicatos, a las sucesivas subidas del SMI, la subida de las pensiones y los Pactos de Reforma del Sistema de Pensiones para garantizar su mantenimiento y eso pese a tener el visto bueno de la UE.

Este gobierno ha sido sin duda el más social de nuestra democracia con medidas continuadas de ayudas directas a los más desfavorecidos con medidas como limitar las subidas de alquileres y otras. Pero a la vez ha efectuado otra serie de actuaciones que ha favorecido la mejora del conjunto de la economía y debemos destacar la consecución de la “excepción ibérica” acordada con la UE y que nos ha permitido un mejor tránsito ante el incremento de los precios energéticos derivados de la guerra en Ucrania.

Asimismo el Gobierno se apuntó un éxito enorme en la negociación de los Fondos Europeos para la Recuperación, Transformación y Resiliencia acordados en la UE para ayudar a la recuperación post-pandemia, 140.000 millones entre ayudas y préstamos. Estas mejoras fueron siempre cuestionadas y criticadas en su momento por las derechas de todo tipo.

La situación del país es positiva en todos los aspectos macroeconómicos y laborales. La mejora de los datos de paro, incluso entre los jóvenes, la mejora de la ocupación con más empleo fijo y menos precario. El crecimiento económico y una tasa de inflación de las más bajas de la UE. Pese a tener estos datos positivos los ataques de las derechas políticas y mediáticas son constantes y utilizando datos falsos y medias verdades hasta cuestionar los datos estadísticos, sin la más mínima vergüenza.

Este gobierno ha sido sin duda el más social de nuestra democracia con medidas continuadas de ayudas directas a los más desfavorecidos

Las derechas se han situado en la defensa de los intereses de los más ricos y pudientes y por ello se oponen a todo lo que signifique impuestos progresivos a los que más tienen, a los Impuestos a las grandes fortunas o al gravamen de los beneficios a las grandes empresas energéticas o bancarias, sin tan siquiera cuestionar que en momentos de crisis como el actual tengan unos beneficios desorbitados, los más grandes de su historia. Las derechas políticas y mediáticas son profundamente insolidarias y defienden un sentido de liberalismo a ultranza que actualmente sólo lo hacen ya los iliberales “trumpistas” en todas partes.

Las derechas tachan al gobierno de autoritario y se alzan como “constitucionalistas” cuando incumplen la Constitución durante más de cuatro años al negarse a renovar, en el plazo que marca la Constitución, el Consejo del Poder Judicial. Todo ello para de acuerdo con la derecha judicial mantener un pulso desde la judicatura contra un gobierno legalmente elegido en las urnas. Pese a ello se ha logrado finalmente renovar el Tribunal Constitucional al que la derecha pretendió hasta el último momento utilizar como una tercera cámara, como ocurrió con la sentencia de estado de alarma.

Asimismo no hay duda que las medidas de indulto primero a los condenados por la intentona separatista en Catalunya y la posterior modificación de los delitos de Sedición y Malversación han dado motivo para que desde las derechas se hayan alzado voces de alarma sobre que el Gobierno está rompiendo España, que está vendido a los separatistas y a los filo-etarras y que es un gobierno traidor al Estado. Pero la realidad es que en primer lugar la mayoría de apoyo al gobierno es plural y que una vez desaparecido el terrorismo todo el mundo es libre de defender sus posiciones, pero además no hay duda que la realidad hoy en Catalunya es de una mayor tranquilidad que en tiempos de Rajoy y que el independentismo está más fraccionado y con menor peso. 

Pese a la realidad las derechas políticas y mediáticas son inasequibles al desaliento y han hecho de la descalificación, el insulto y las mentiras de brocha gorda la base de su oposición política a un gobierno legal y progresista que ha ampliado derechos a la ciudadanía. Realmente sólo la izquierda ha ampliado derechos en la democracia española y últimamente temas como la eutanasia, el aborto o los derechos de las mujeres, aunque se puedan haber cometido errores en alguna legislación, han sido mejoras sustanciales pese a las tergiversaciones de la derecha y sus posiciones siempre restrictivas. Lo que deberían tener presente las derechas es que los derechos están hechos para ejercerlos libremente, que a ninguna mujer se la obliga a abortar o a nadie se le obliga a utilizar la eutanasia o a casarse con gente del mismo sexo. Pero es que la derecha sí que obliga a todo el mundo a compartir su pensamiento, lo cual es lo más lejano a la supuesta libertad que ellos dicen pretender.

Las derechas políticas y mediáticas son profundamente insolidarias y defienden un sentido de liberalismo a ultranza

Las derechas políticas y mediáticas nunca hablan de forma positiva de los servicios públicos de sanidad, educación o dependencia y en las autonomías donde gobiernan estos servicios se deterioran y se aboga por su progresiva privatización. Y hasta se dan casos como el de la Comunidad de Madrid donde se dan becas universitarias a estudiantes con familias de altos recursos económicos.

No cabe desdeñar y lo debemos recalcar que a la estrategia demagógica de las derechas ha dado mucho juego los sucesivos “ruidos” que algunos han provocado de forma reiterada en el seno del gobierno y que sólo ha beneficiado al adversario conservador.

Es preciso denunciar la demagogia, que es siempre falsa y tramposa, de la derecha. Ello no significa que no se puedan criticar determinadas actuaciones del gobierno como la ruptura con Argelia y el Frente Polisario por el giro pro-marroquí nunca explicado pero que puede corresponder a una política de subcontratación de la política frente a la inmigración, o el seguidismo sin matices en el giro atlantista en la política exterior nunca explicado y debatido. Pero este tema no parece ser demasiado interesante para la oposición de este país. 

Las derechas españolas, posiblemente por tradición se están deslizando hacia un populismo ultra basado en un individualismo a ultranza contrario a cualquier avance del conjunto de la sociedad hacia una mejora colectiva.

Y es que la derecha aún no ha aprendido que la libertad es indisociable de la igualdad y la fraternidad. Y que no es posible ni aceptable la libertad total de unos pocos a costa de la desigualdad total de la mayoría.

La demagogia de las derechas