jueves. 16.05.2024

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Durante 5 días la política concentró todo su peso y muchas emociones en una carta personal de Pedro Sánchez a la ciudadanía. Ni siquiera el inicio de la decisiva campaña electoral catalana consiguió vencer el parón político impuesto por esa carta. Todo comenzó a girar en torno a la decisión de Sánchez de darse unos días de respiro y abandonar su agenda pública para valorar si merecía la pena seguir. Sánchez mostró su conmoción y nos conmovió. Y con su reflexión nos invitó a reflexionar. 

Unos días de reflexión que los líderes del PP y Vox y los medios y periodistas que les sirven de altavoces aprovecharon para intensificar sus ataques a Sánchez y a su mujer y seguir levantando interesadas torres explicativas sobre la maleable y tierna arena de la difamación y las mentiras. 

La defensa de la democracia generará y renovará las energías que conseguirán que la voluntad que la mayoría exprese democráticamente en las urnas sea respetada y que a nadie le salga gratis conspirar contra la democracia

Hay que suponer que, además de buscar sosiego junto a su familia, aislándose de un medioambiente político putrefacto, Sánchez ha estado valorando durante estos 5 días las señales que le dirigían partidarios y detractores, examinando si él y su familia están en condiciones de soportar los malos humores de esta oposición y sopesando su decisión. 

Hoy sabemos la conclusión de esa reflexión y sus primeros efectos. Sánchez ha decidido seguir al frente de la presidencia del Gobierno de España. Tiene o cree tener las fuerzas y los apoyos suficientes para seguir, hacer un punto y aparte y liderar los cambios y la regeneración que requiere la democracia española. Es una buena noticia, una extraordinaria buena nueva. Pero los problemas siguen estando en el mismo sitio. 

La breve y última declaración con la que el presidente del Gobierno dio por acabado su silencio no concretó las tareas para conseguir los cambios y la regeneración democrática que anuncia. Es imprescindible que esa misión sea colectiva, que los socios del Gobierno de coalición progresista y sus apoyos parlamentarios armen y concreten los objetivos y la acción política común que requiere esa regeneración. Hay que darles tiempo, pero no van a tener todo el tiempo del mundo. Deben comenzar a mostrar avances cuanto antes, aunque el viaje sea largo, esté lleno de peligros y, en el corto plazo, no tengan ningún tipo de colaboración por parte de las derechas que encabezan Feijóo, Ayuso y Abascal. 

La acción política democrática necesita también y en mayor medida de una mayoría social consciente y activa en la defensa de los valores democráticos

La política no son sólo gestos y relato, por mucho que esos gestos puedan despertar grandes entusiasmos o rechazos y que los relatos sirvan para justificar y dar un mínimo sentido a estrategias disparatadas. La acción política democrática necesita también y en mayor medida de una mayoría social consciente y activa en la defensa de los valores democráticos y del imprescindible respeto por las reglas y procedimientos democráticos que conforman la convivencia. Pero eso, siendo muy importante, no es lo decisivo. 

Sánchez y su Gobierno de coalición progresista están obligados a lograr una estabilidad política y una gobernabilidad mínimas que permitan desarrollar políticas encaminadas a proteger y proporcionar seguridad a la mayoría social en unos tiempos y un entorno inmediato y global cargados de riesgos e incertidumbres. Ciudadanía y fuerzas políticas democráticas y progresistas deben procurar esos objetivos. Sin responsabilidad y sin cooperación no podrán conseguirlos. Déjense ya de ensimismamientos y banderías. Dejen de resaltar diferencias y valoren en lo mucho que vale lo que les une, lo mucho que han hecho en esta y en la anterior legislatura y lo mucho que pueden seguir haciendo. Dialoguen. Y no pierdan de vista los destrozos que propicia este PP de Feijóo y Ayuso, con el imprescindible apoyo de Vox y de jueces indignos y supuestos periodistas que no muestran ningún respeto por su trabajo, por la verdad y por las decisiones y prioridades que toma democráticamente la ciudadanía en las urnas.

La defensa de la democracia y las tareas de regeneración democrática junto a la mayoría social y parlamentaria son una fuerza y un programa imbatibles. La defensa de la democracia generará y renovará las energías que conseguirán que la voluntad que la mayoría exprese democráticamente en las urnas sea respetada y que a nadie le salga gratis conspirar contra la democracia. 

Conmover, sí. Pero, ¿en qué sentido?

El verbo conmover que aparece en el titular de estas primeras impresiones sobre lo ocurrido en los últimos días define bien los múltiples impactos producidos en la ciudadanía: emocionar, por supuesto, pero también perturbar, inquietar, alterar y, lo que me interesa especialmente en las líneas que siguen, mover fuertemente o con eficacia a alguien. ¿En qué sentido y a quién han movido fuertemente la carta de Pedro Sánchez, el temporal silencio posterior y la decisión de seguir? 

Sigue sin ser bastante, pero hay que valorar los avances y las oportunidades que nos ofrece la nueva situación para proseguir la estimulante tarea de defender y regenerar la democracia

Queda mucho camino por delante. Se necesita más tiempo, información y sosiego para valorar con rigor los efectos de lo ocurrido en estos cinco días y medir sus consecuencias. Y nos asaltarán nuevas dudas y se sucederán más hechos inesperados e inevitables retrocesos, pero ya podemos hacer una provisional valoración de sus impactos. 

La primera reacción de las derechas indica que no se dan por enterados ni van a cambiar en nada. Seguirán con su acoso y con sus mentiras para intentar derribar a Sánchez y al Gobierno de coalición progresista. La respuesta obligada es hacerles entender, con tranquilidad, unidad y firmeza, que no van a conseguir abatir por medios antidemocráticos al legítimo Gobierno de coalición progresista. Que abandonen toda ilusión en este punto. No van lograr como jauría lo que las urnas les han negado. Lograrán formar gobierno en su momento, cuando la decencia democrática infunda sus palabras y acciones y les permita obtener una mayoría parlamentaria suficiente. La ciudadanía y las fuerzas democráticas no van a permitir que lo consigan de otro modo. 

En el terreno en el que acampan las derechas poco más se podrá hacer por ahora. Lo más importante y urgente habrá que conseguirlo en otra parte, en la comprensión de la ciudadanía de lo que está en juego y lo que está sucediendo, en la cooperación de los partidos democráticos y progresistas para llevar a cabo cuanto antes los cambios posibles y en la responsabilidad con la que deben abordar sus diferencias y la búsqueda de sus legítimos intereses partidistas. 

El parón político abierto y cerrado por las recientes decisiones de Sánchez ha tenido efectos muy positivos

Ahora estamos en mejores condiciones de reemprender las tareas pendientes, hay más unidad y somos más conscientes de la delicada situación que atraviesa nuestra democracia y de la necesidad de reactivarnos en su defensa y regeneración. La conversación pública ha comenzado a abordar con preocupación y responsabilidad qué acciones cabe exigir a los partidos políticos y las instituciones en la defensa de la democracia y en la creación de un clima político que la propicie. 

Hoy, la ciudadanía democrática es más consciente y está más activa que hace 5 días. El parón político abierto y cerrado por las recientes decisiones de Sánchez ha tenido efectos muy positivos: agrupar a la dirección del PSOE y a sus militantes; llamar la atención a la ciudadanía sobre los medios que están utilizando las derechas y sus terminales mediáticas y judiciales para intentar deshacerse de Sánchez y del Gobierno de coalición progresista; activar a una parte significativa de la ciudadanía para implicarse en la tarea de defender la democracia y la soberanía popular; resaltar la importancia de la cooperación entre el conjunto de los partidos democráticos, progresistas y de izquierdas para reforzar una mayoría social y parlamentaria que no ceda al chantaje de la derecha reaccionaria.

Sigue sin ser bastante, pero hay que valorar los avances y las oportunidades que nos ofrece la nueva situación para proseguir la estimulante tarea de defender y regenerar la democracia y hacerla más útil y más comprometida con las necesidades, prioridades y exigencias que defina la mayoría social.

Una carta y cinco días que nos conmovieron