viernes. 26.04.2024
PP
Núñez-Feijóo y los barones del PP en el acto de celebración del Día de la Constitución en el Congreso.

Hace ya décadas que el PP ha demostrado que no es un partido propio de la derecha democrática europea. No debemos olvidar que el PP es hijo de la transformación de la Alianza Popular de Fraga y no del CDS de Suarez, que fue posiblemente la única opción de centro derecha en la España democrática.

Ya vivimos con el PP de Aznar la bochornosa actuación en el momento de los atentados del 11-M que pretendió capitalizar adjudicándolos a ETA cuando ya sabía que era un atentado islamista “yihadista”. Pese a ello y durante años el PP se atrincheró en no aceptar la realidad y continuó con su referencia a una línea policial no seguida que llevaba a ETA.

El PP ahora tan intransigente no quiere recordar las negociaciones de Aznar con ETA, denominada por él como Movimiento de Liberación vasco, ni el traslado masivo en aquella época de presos etarras a Euskadi. El PP tiene mucha facilidad para olvidar la historia. Y especialmente no pueden asumir que fuera un gobierno socialista, el de Zapatero, el que lograra la desaparición de la banda terrorista.

Después de la nefasta y corrupta etapa de Rajoy, el nuevo PP con Casado mantuvo una estrategia de confrontación furibunda frente al Gobierno de coalición progresista calificado desde el primer momento de “ilegítimo” y especialmente por la presencia de “comunistas, filo-etarras e independentistas” en el bloque de investidura.

Finalmente el golpe de estado dentro del PP, aupado por los barones y la derecha mediática defenestró a Casado, por su acusación de corrupción a Ayuso, y entronizó a Núñez Feijóo. Este fue presentado como un líder preparado, moderado y negociador que es lo que precisaba el PP para ganar las elecciones a la vez que arrinconaba a VOX.

Pero poco ha durado la imagen de preparado, moderado y negociador, y es que la política estatal no es la de Galicia. Feijóo ha cometido numerosos errores en sus declaraciones especialmente económicas y no ha tenido más remedio que cambiar de rumbo. En principio pretendió centrarse en el ataque a la política económica del Gobierno del Estado defendiendo una bajada generalizada de impuestos. El fracaso del gobierno conservador de Gran Bretaña que proponía esa política y que tuvo una efímera duración obligó a cerrar esa vía. Pese a ello no ha acordado ninguna medida económica de las planteadas por el Ejecutivo y aprobadas por el Parlamento. Y ello pese a que el programa del gobierno en temas como imposición especial a industrias energéticas o financieras tiene el respaldo de la Comisión Europea.

El PP y Feijóo cuestionan los buenos datos económicos como el hecho de que España tenga la inflación más baja de la UE, o las mejoras en la creación de empleo impulsadas por la Reforma Laboral. El PP ha insinuado incluso que los datos de empleo publicados podían estar manipulados pese a que son las CCAA las que los definen.

En lo relativo a la situación económica el PP y Feijóo dan la espalda a las evidencias. Hasta llega a considerar negativa la “excepción ibérica” en el tema energético pese a ser palpable que es en la península donde mejor se afronta la subida del precio de la energía. En definitiva en temas económicos, laborales y sociales el PP sigue la política de negar la mayor y todos los datos objetivos.

Asimismo su talante moderado y negociador quedó en entredicho al cerrar todo diálogo sobre la renovación del Poder Judicial pese a haberlo acordado en su entrevista con Pedro Sánchez. Su excusa fue plantear que el Gobierno proponía revisar el delito de sedición, cuando era un tema que  era ya harto sabido. Y después quedó clarísimo que se debió a la presión de los barones, con Ayuso al frente, y la derecha mediática que le exigió no firmar el acuerdo.

La no renovación del CGPJ que hace años viene obstaculizando el PP, primero con Casado y ahora con Feijóo los sitúa fuera de la legalidad constitucional. El PP que tanto alardea de defender de la Constitución la está incumpliendo sistemáticamente.

Feijóo no sólo vuelve a la oratoria de Casado sino que la supera ampliamente, siguiendo la línea discursiva de Ayuso

Ahora cuando el Gobierno ha nombrado a dos personas relevantes del PSOE, con buen o mal criterio, pero de acuerdo con la Ley como miembros del Tribunal Constitucional, Feijóo ha montado en cólera y acusa al Ejecutivo de “un nuevo asalto a las instituciones”, obviando los años de bloqueo  del CGPJ así como el boicot que éste realiza al no nombrar los dos miembros que le corresponde elegir para el TC. Feijóo no sólo vuelve a la oratoria de Casado sino que la supera ampliamente, siguiendo la línea discursiva de Ayuso, habla de “país al borde del precipicio” y de “el peor momento institucional desde 1978” obviando otros momentos como el golpe de Tejero en 1981 o la crisis de Catalunya del 2017, por poner sólo dos momentos...

El PP de Feijóo ha retornado a su caverna reaccionaria. Nuevamente, y siguiendo a poca distancia la batuta de la derecha mediática y a la Presidenta de la Comunidad de Madrid que siempre va un paso por delante, el PP y Feijóo lo vuelven a centrar todo en sus ataques al Gobierno “peor” de la historia de España que quiere destruir el propio estado con su alianza con “filo-etarras y separatistas catalanes”. Acusando al Gobierno por todo aunque ello comporte ir contra las evidencias. Sobre la revisión del delito de sedición el PP y Feijóo sólo ven una nueva cesión a los independentistas que podrán volver a intentar romper España, cuando en realidad de lo que se trata es de situar el delito de forma semejante al que tienen regulado los otros países de la UE y que permitirá en su momento poder solicitar extradiciones que no sean rechazadas por otros países. Como el Gobierno de coalición plantea de forma clara al PP: “Digan si ahora la situación en Cataluña está mejor o no que en el 2017

Pero ellos prefieren huir del debate de la realidad y todo su arsenal de virulencia oral lo centran en señalar que Sánchez va de la mano de “comunistas” y pacta con los herederos de Batasuna y los independentistas del 1-O. Feijóo y su partido no tienen en cuenta dos cosas: a) que los comunistas fueron una parte fundamental en la transición y en la Constitución, cosa que no fue AP; y b) que cuando existía el terrorismo se le combatió a partir de la premisa “de que sin terrorismo ni violencia todas las ideas y proyectos políticos son igualmente defendibles por las vías democráticas”, parece como si el PP añorara a ETA.

Por último dos consideraciones la primera sobre la farisaica posición del PP en relación a las sentencias producidas en la “Ley del sólo Sí es Sí”. El PP y Feijóo acusan al gobierno y a la Ministra de Igualdad de hacer una ley que permite la excarcelación de violadores. La realidad es que las medias verdades son mentiras completas. En primer lugar al PP nunca le han interesado las reivindicaciones feministas, y por otra parte ellos son partidarios de leyes punitivas. La Ley del Ministerio de Igualdad es una buena Ley que mejora la seguridad de las mujeres y puede haber tenido algún error respecto a los efectos sobre las penas más bajas, pero ello no invalida el valor de las mejoras de la Ley. La posición crítica de los conservadores contrasta con el nulo interés que demostraron durante la tramitación de la ley, sólo se trata de la crítica por la crítica aprovechando que “el Pisuerga pasa por Valladolid”. No hay duda de que los errores se arreglarán pero no será de la mano del PP que sólo busca el desgaste del Gobierno de coalición.

Por último el PP de Feijóo continúa con su tradicional oposición a la Ley de Memoria Democrática. El PP siempre ha sido reacio a las leyes memorialistas sobre los crímenes del franquismo y sus repercusiones en la sociedad española. Para ellos todo eso es de la “guerra del abuelo”, pero las cunetas siguen llenas de asesinados y los criminales y facciosos reposan en mausoleos. Jamás hemos oído un reconocimiento hacia las víctimas del franquismo, para ellos solo existen las victimas del terrorismo de ETA que por cierto pertenecen a todos. Hasta las víctimas de los atentados de 11-M han sido para ellos víctimas de segunda clase. Para todo hay una razón y es que en el fondo el PP y sus dirigentes se consideran de forma vergonzante herederos de los “40 años de paz” del franquismo y jamás han conseguido distanciarse. Por eso su escisión de Vox, a la que por otro lado el PP trata de blanquear, lo reivindican claramente como época de bonanza, lo mismo que hace Ayuso al acusar al actual gobierno de ser el peor de los últimos ochenta años (es decir incluida la dictadura).

En definitiva ese PP de “La Caverna” es el que junto a Vox se presentará como alternativa electoral. Sería bueno que ningún progresista lo olvidara y les hiciera el juego dividiendo a las fuerzas de progreso.

El PP en 'La Caverna'