sábado. 27.04.2024

La investidura… Otra vez

Mario Regidor | Esta semana volvemos a tener investidura en el Congreso. A esta sesión acude el PP de Mariano Rajoy con 170 diputados votantes a favor, aparentemente… Ha suscrito un pacto de gobierno con Ciudadanos de Albert Rivera y ha conseguido el voto de la única diputada de Coalición Canaria (CC), Ana Oramas, a cambio de no se sabe muy bien qué.

La mayoría absoluta la constituyen 176 diputados a favor en primera sesión y 48 horas después mayor número de votos favorables a la investidura que negativos, lo cual da un extraordinario valor a los votos en blanco en esta segunda votación.

Partiendo de estos mimbres nos encontramos con la incógnita de lo que sucederá a finales de semana. Se especula con la abstención de todos o algunos de los diputados socialistas o, incluso, con la posibilidad de que el PNV se abstenga y facilite la investidura de Mariano Rajoy en segundo intento.

Personalmente, no creo que nada de esto suceda. El pacto firmado entre PP y Ciudadanos, donde CC es un mero convidado de piedra ya que la llamada agenda canaria ha sido previamente negociada con Ciudadanos y se sustenta, casi exclusivamente, en el mantenimiento y reforzamiento del Régimen Económico y Fiscal de las islas como Región Ultra Periférica (RUP), no llega a la mayoría requerida y, a pesar de la reunión con Pedro Sánchez de hoy, la postura del PSOE está aprobada en Comité Federal desde hace tiempo.

Cuestión distinta es saber qué pasaría en los dos meses de septiembre y octubre en donde estaría abierto el plazo para realizar las sesiones de investidura que se requirieran para formar gobierno, con Mariano Rajoy u otro candidato.

Aquí nos encontramos con un aspecto muy a tener en cuenta. Dentro de los limitados poderes políticos que tiene el monarca en nuestro país, la más relevante es su facultad de proponer candidato a la presidencia del gobierno. En la actualidad, es Mariano Rajoy pero, si fracasa en la investidura, podría realizar otra ronda de consultas y, en función de los datos obtenidos, proponer un cambio en la candidatura.

Esta posibilidad es difícil porque Mariano Rajoy ya ha adelantado que, si fracasa en la investidura, tratará de seguir manejando los tiempos políticos y fomentar la discordia en el seno del PSOE para que, desde la dirección federal y contando con la presión de ciertos barones y ex políticos socialistas de renombre, se convoque un nuevo comité federal que modifique la decisión adoptada previamente.

Sinceramente, no descarto que eso suceda pero creo que la decisión del comité federal, en caso de que el PP no logre sacar adelante la investidura debe ir en un sentido muy diferente al de aquellos que pregonan que el PSOE, como partido de gobierno, debería abstenerse y permitir a Mariano Rajoy ser presidente.

Caben más opciones y me niego a considerar que la comentada en el párrafo anterior sea la única válida. Cabe la posibilidad de plantear una alternativa, por supuesto. Pero una alternativa en la que Podemos rebaje el tono de sus exigencias y, sobre todo, las formas que en política son vitales para crear el clima de confianza necesario para llegar a acuerdos duraderos en el tiempo.

Sé que es muy complicado pero, al igual que comenté después de las elecciones del 20-D, el único pacto posible, viable y necesario para asegurar un período más o menos prolongado de estabilidad y de reformas es el que uniría a PSOE, Podemos y Ciudadanos, con los 3 partidos compartiendo responsabilidades de gobierno.

Soy consciente de las enormes dificultades que acarrearía un pacto de estas características pero, no es menos cierto, que la situación política en nuestro país requiere que Mariano Rajoy y el PP no sigan ni un minuto más gobernando. Si los egos de Pablo Iglesias y de Albert Rivera, escondidos detrás de reivindicaciones programáticas que no suscitan líneas rojas entre los 3 partidos y articulando el pacto en la necesaria reforma constitucional que los 3 partidos implicados quieren, no vería más problemas que los derivados de la gestión diaria y de la oposición parlamentaria de un partido herido en su orgullo como el PP.

Otro riesgo que, a mi entender, merece la pena correr es el derivado del hecho de que, si el gobierno sale mal, no gestiona como es debido o la inestabilidad de un parlamento fragmentado lo hace zozobrar, las posibilidades de una convocatoria anticipada de elecciones en donde el PP tuviera las llaves de una mayoría absoluta, aún en un escenario electoral multipolar como el actual, sería una posibilidad en absoluto descartable.

Por todo lo anterior, y a pesar de los riesgos, considero que el PSOE debe mantenerse en la oposición como primera opción pero, si la situación lo requiere, durante los meses de septiembre y octubre y, previamente aprobado por el Comité Federal, como opción a plantear, debería explorar la posibilidad de formalizar un pacto de gobierno con Podemos y Ciudadanos. La estabilidad de la nación y el bienestar de sus habitantes depende de ello.

La investidura… Otra vez