domingo. 28.04.2024

España con Grecia

España y Grecia son primos hermanos. Sus historias, desde la remota antigüedad, transcurren paralelas.

solidaridad-con-grecia
Acto en solidaridad con Grecia celebrado en Madrid. (Foto: Flickr Podemos)

Si la Biblia hubiera sido escrita por un occidental habría situado el “Paraíso Terrenal” entre el Ebro y el Guadalquivir, en lugar de entre el Tigris y el Éufrates. Ubicándolo en la antigua Mesopotamia, tampoco se equivocó. Para confirmar esta hipótesis, es razón suficiente que tanto España como el resto de los países que bordean el Mediterráneo, son los países más ricos –y más cultos- del Viejo Continente. La pertenencia a este mar entre tierras es un privilegio. Puede haber, y las hay, otras tierras tan ricas como éstas, sobre todo en el Nuevo Continente, pero no cabe duda de que no sólo la ubicación y el clima lo corroboran, sino también la misma historia. Solamente un país que posee riquezas resulta atractivo a otros, por eso sufre invasiones, expolios, y guerras con otros países, y entre sus mismos habitantes. España y Grecia son primos hermanos. Sus historias, desde la remota antigüedad, transcurren paralelas. A Grecia le ha pasado y le pasa lo mismo que a España, tienen ambas una historia forjada en sangre, desde épocas remotas hasta hace pocos años. Como son dos países rodeados de mares –Grecia posee el litoral más largo, un archipiélago con más de 1400 islas, de las que están habitadas más de 200-, sus largas costas se convirtieron –y siguen así- en lugar de arribo de otros pueblos en busca de riqueza o cualquier otro tesoro –turismo, exilio, auxilio-. Grecia y España eran dos objetivos en tiempos en que las comunicaciones más fáciles eran las navegaciones y con ellas el intercambio de mercancías, y por ende, el cultural, al mezclarse con el mercadeo, la convivencia. Siempre los países de los litorales han sido objeto de visitas de mercado, y de invasiones. Por esa razón tanto Grecia a un extremo como España al otro, eran objetivos finales de navegantes aventureros, como los fenicios, los persas, los mismos griegos, cartagineses y romanos… y de siempre quienes han llegado a formar grandes imperios no han sido otros que los países ricos que tenían capacidad y medios para ello, desde Alejandro Magno a los Reyes Católicos, por poner dos ejemplos ilustrativos. También ocurre que los pueblos dominados suelen convertirse en dominadores, y a la inversa, así sucede con españoles y helenos, con romanos y bárbaros. Su historia está marcada, pues, por luchas, y esa lucha por librarse del opresor, tanto exterior como interior –dictadores- se ha mantenido en sendos pueblos hasta el día de hoy. Y son hoy precisamente otras naciones las que obligan a esos lugareños a la lucha, una lucha por la vida, como antiguamente fue por la independencia, y contra el nuevo modo de opresión que es la economía, una economía que no es más que una realidad virtual, pero que al cernirse  sobre las personas, se convierte en una cruda realidad que impide su desarrollo social. Dicho desarrollo al que se supone va encaminada la ciencia económica, es hoy la pesadilla griega como es también la pesadilla española, con una sociedad, y por tanto un país abocado a la pobreza, en lugar de avanzar, retrocede a tiempos de postguerra, niños pasando hambre, jóvenes sin futuro, padres de familia desempleados, ancianos que no pueden pagar las medicinas o familias a las que expulsan de sus hogares por no abonar unos recibos de la hipoteca que llevan pagando años y años con sudor, calamidades y trabajo, derechos fundamentales recogidos en todas las Constituciones. Una sociedad miserable en dos de los países más ricos de la UE, desde la ficticia unión que se montó mal, siguió peor, y está abocada al fracaso porque una filial de un reciente imperio, forjado a golpe de revólver, como dijo su cineasta, maestro del western, John Ford, quiere imponer sus absurdas reglas en este continente con la mediación de una nación que ha querido ser imperio, ha montado los dos mayores genocidios de la última etapa histórica, y pretende otra vez mangonearlo todo. Esa filial, aun pareciendo rica, es muy pobre, y debe aplaudir las actuaciones de ese nuevo imperio resultado de la, hasta ahora, última guerra mundial. Un imperio que, no por casualidad sino por repetición de la historia, comenzó precisamente invadiendo otra isla, Cuba, para, como siempre en su altruista intención, librarla del yugo de otro imperio, y convertirla en su prostíbulo.   

PAÍS RICO, PAÍS POBRE

Grecia y España, cuando se formó la Unión Europea, fueron consideradas, y así siguen, como naciones marginadas del progreso, que no estaban a la altura exigida por otras naciones del norte, más prósperas y con desarrollo mayor. Aplicaron un término peyorativo, PIGS, para denominarlas con el significado que todos conocemos del inglés, cerdos,  siendo precisamente los pueblos más ricos, por su clima, su sol, su agua, principios, como bien sabían los griegos, padres de la cultura y la democracia, de toda riqueza.

Los imperios, queda dicho, no se forman de la nada sino por la riqueza de uno u otro estilo, desde los minerales, a las materias primas de la alimentación. Todo ser necesita de alimentos para subsistir, y en esos principios se condensan, sin sol ni agua, no hay vida. Está demostrado. Y los viejos imperios no eran tontos, los romanos no estaban interesados por tierras del norte frío y oscuro, los bárbaros, como llamaban a las tierras que no les pertenecían, sino por las riberas del mediterráneo, donde reinaba la prosperidad. El imperio romano, junto al imperio español, el de mayor duración, procuraba imbuirse de la cultura del pueblo conquistado y a su vez proporcionarle la suya –romanización-. De esa manera se dejó conquistar por la cultura griega y así avanzó y se enriqueció.

No se sabe con certeza cuál será el resultado final de esta opresión que sobre ambas naciones, Grecia y España, ejerce con su nefasta gestión económica la conocida como Troika, pero no me cabe duda de que si ambos países, a los que tampoco me cabe duda se sumaría el resto de los PIGS, se rebelaran y mostraran de nuevo, una vez más, el rescoldo ardiente de su lucha de siglos por ser ellas mismas, naciones plenamente soberanas, ricas y privilegiadas, y se decidieran de una vez por todas en formar su Unión Mediterránea –no como ahora que no funciona-, como lo era en tiempos de los romanos, otro gallo cantaría en esta Europa obsoleta y pobre, que depende para subsistir en su mayor parte, de los frutos de estos PIGS a los que quieren hacer creer lo que no son, pobres. Sobre la economía está siempre la cultura, y las riberas del Mediterráneo lo son, cultas de mente y de tierras. Los pobres son ellos. ¡Ánimo Grecia, España está contigo!

España con Grecia