sábado. 27.04.2024

Solvencia o empleo

Bruselas se ha convertido en una máquina de cometer errores. Al igual que en la guerra, una vez que la estrategia es la equivocada ya no hay manera de ganarla aun cuando se logre alguna victoria.

Bruselas se ha convertido en una máquina de cometer errores. Al igual que en la guerra, una vez que la estrategia es la equivocada ya no hay manera de ganarla aun cuando se logre alguna victoria. El error capital del Consejo y la Comisión es creer eso de que para combatir la crisis hay que combatir los déficits… en este momento. Lo de este momento está implícito en el comportamiento. En economía no hay verdades absolutas, y lo que puede ser bueno para según que objetivos en un sitio y momento determinado, es malo para otro lugar, país y momento. La secta de los neoliberales han inundado las instituciones y han convencido a los políticos de sus creencias –no tienen ciencia- de tal forma que ya puede ir la realidad por un lado que ellos siguen erre que erre. ¿De dónde habrán sacado los de esta secta que combatiendo el déficit… en plena crisis se crea empleo? ¿Dónde han estudiado? ¿Qué estudios empíricos han visto alguna vez –si es que han visto alguna vez alguno- que diga que la forma de combatir la crisis es combatir los déficits? La experiencia histórica, repetida en todas la crisis, es la contraria, y no sólo desde 1929. Por eso creo que lo primero que habría que hacer es echar de las instituciones y de las cátedras a todos los de la secta de los neoliberales, tipo “los fedea” en España. Grecia estaba mal hace año y medio porque era verdad que Karamanlis –el Rajoy griego- había mentido a las instituciones europeas y su déficit era tres veces superior al declarado. Pero hecho eso y con la crisis ya en la cúspide –la economía en el hoyo- sólo se les ocurre a los de Bruselas una “cura” consistente en rebajar el gasto público, las pensiones, los sueldos de los funcionarios, etc. El efecto fue inmediato, y si antes tenían serios problemas de solvencia, ahora y gracias a las medidas tomadas deprimiendo la demanda agregada al rebajar el gasto público y el consumo privado, el país está en quiebra técnica. Los de la secta de los neoliberales no saben o no fueron a clase cuando explicaron que hay una relación entre la tendencia a medio plazo de los tipos de interés de la deuda pública y el crecimiento, y que la única garantía de pagar intereses y esperar poder amortizar deuda pública es que la tasa de crecimiento del PIB sea mayor o igual al menos que la tendencia a medio de los tipos de interés pagados por las finanzas públicas. Grecia ya ha sobrepasado el 20% de diferencial (2.000 puntos básicos) de sus intereses respecto al bono alemán para sus bonos a 10 años. A corto es ya un escándalo. Pues bien, los de la secta siguen con las mismas recetas, las mismas “sangrías” medievales para combatir la enfermedad.

Lo último es que la Autoridad Bancaria Europea reclama 106.447 millones de euros para “recapitalizar” a los bancos. Es una decisión a consecuencia de las medidas en ciernes sobre la quita de la deuda pública griega, de la que los grandes perjudicados serán principalmente los bancos franceses y alemanes. Pero el problema es que la experiencia histórica en Japón, Méjico, Argentina, etc., indica que cuando se le obliga a los bancos a aumentar sus índices de solvencia a corto plazo y de forma brusca lo hace a consta del crédito, y lo hace para mal de la economía y para muchos años. Eso va ocurrir en España con la obligación de capitalizarse la banca española con 26.161 millones de euros. Pero visto el error, tampoco puede servir de excusa por varios motivos. La cifra en la práctica será menor porque cerca de 10.000 millones no necesitarán bancos y cajas afectados tirar de los depósitos de los clientes porque tienen obligaciones convertibles que servirán para el caso. Además el grifo del crédito ya está parado porque hemos pasado de 1,819 billones de saldo vivo crediticio en agosto del 2010 a 1,787 billones en agosto de este año. El negocio bancario no puede seguir así: o disminuye el tamaño de la banca o comienza a crecer el crédito. Lo que resultaría irónico de las exigencias de la ABE si no fuera por lo que hay detrás a consecuencia de todas estas medidas –el paro- es que a los países y sus bancos más afectados por la próxima quita griega que son Francia y Alemania se les exija juntos la mitad que a la banca española. Incluso a Italia, que es una economía de tamaño medio billón de euros superior a la española, con un deuda pública del 120% de su PIB y con un una prima de riesgo ya superior de forma permanente a la española, “sólo” se le exige 14.770 millones de euros. Da la impresión de que la Merkel, Sarkozy –los demás no cuentan- disparan a lo que se mueve presionados por sus futuros votantes, porque en estos –principalmente a los alemanes- ha calado las mentiras de sus dirigentes sobre los países meridionales y sus futuros votantes ya no pueden librarse de su propia estulticia.

Con cinco millones de parados España ya no puede seguir las indicaciones de Bruselas y las obligaciones impuestas. España ha de rebelarse. Además ahora se abre un frente interior con la segura victoria del PP y las medidas contra el frágil aún Estado de Bienestar español que se apuntan. Todo parece indicar que Rajoy y su cenáculo de neoliberales como Montoro, De Guindos, etc., van a persistir en el error, pero ya sin directrices europeas, por propio convencimiento, motu proprio. Rajoy es un tipo que sabe de economía lo que un alumno de la ESO. Recuerdo que decía ya hace algún tiempo -pero ya en plena crisis- que para salir de ella había… que ahorrar. La nueva línea abierta por el PP ya no será sólo reformas laborales insuficientes para los de la secta, bajada temporal de los sueldos de los funcionarios y pensiones, sino privatización, privatización y privatización. Será la forma de atacar los niveles de gasto público en un país como el nuestro que ya estamos a 10 puntos porcentuales de gasto público con respecto a la media de la zona euro. No se atreverá con medidas legislativas espectaculares porque la principal cualidad política de Rajoy es… la cobardía, pero lo hará vía privatizaciones y vía presupuestaria. Por todo ello me parece un error plantear, como hacen los sindicatos, un pacto por el empleo, porque la derecha quiere también un pacto, pase lo que pase con el empleo. Ni Rajoy ni la patronal tienen nada que ofrecer a los sindicatos para el empleo y los derechos laborales sino todo lo contrario. Las únicas concesiones posibles vendrían del lado de los sindicatos. Es la hora de la confrontación y la resistencia porque lo que se avecina es desproteger aún más a los parados, reducir el sueldo y los derechos de los trabajadores en activo mediante convenios de empresa, eliminar o reducir a mínimos la protección a los dependientes y pegar los máximos mordiscos posibles a la educación y la sanidad públicas, no tanto con leyes sino vía presupuestos. Los sindicatos se van a ver obligados –y cuanto antes lo reconozcan mejor- a luchar por cosas “poco” sindicales como el combate contra el fraude fiscal –el único margen de maniobra para aumentar los ingresos públicos- cambiando la legislación penal, por la consecución de un seguro de paro que abarque todas las situaciones y sin fecha de caducidad, por el mantenimiento de los presupuestos de la sanidad y educación públicas, por la defensa también de los presupuestos destinados a la dependencia, etc. Las reformas de mera legislación laboral, incluso las que pudieran pensarse que son favorables a los ya ocupados y a los aún parados –suponiendo que no sean contradictorias- no van a tener ningún efecto a corto plazo porque ya el PSOE las ha intentado todas y el paro está en la cifra señalada y la contratación temporal no ha bajado del 25% respecto a la total. La tarea de los sindicatos es ahora extremadamente difícil porque apenas tienen margen de maniobra para mejorar las condiciones laborales de los ya ocupados, y los afectados por lo que debiera ser su objetivo no tienen una buena consideración de estas organizaciones (tema de los liberados, por ejemplo) porque la derecha ya se ha ocupado de denigrarlos, a veces con felones argumentos y otros con algún punto de razón.

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