sábado. 27.04.2024

Reflexiones sobre una huelga general

NUEVATRIBUNA.ES - 29.9.2010...se había planificado como quien planifica unas vacaciones en un maravilloso crucero en el mes de temporada baja y evitando las malas mares.Así no se hacen las cosas, por lo menos, no se hacían. Las anteriores huelgas respondían al sistema de acción-reacción.
NUEVATRIBUNA.ES - 29.9.2010

...se había planificado como quien planifica unas vacaciones en un maravilloso crucero en el mes de temporada baja y evitando las malas mares.

Así no se hacen las cosas, por lo menos, no se hacían. Las anteriores huelgas respondían al sistema de acción-reacción.

Ahora, excusándose en el paro europeo, hemos hecho una huelga a lo “siglo XXI”, en la que a los dirigentes sindicales ni se les esperaba ni se les sentía hasta escasas fechas antes del paro.

Eso sí, unos cuantos sketches de escaso gusto cómico protagonizados por el Chiquilicuatre han proporcionado dosis masivas de protagonismo, aunque, a mi entender, con escaso acierto.

No voy a entrar en el archicomentado tema de a quién favorece o perjudica esta huelga, si a derechas o izquierdas. Yo creo que una Huelga general perjudica a todos, sobre todo perjudica la imagen de un país, y eso, y en este momento, no es bueno.

Además, creo que los sindicatos son necesarios, siempre y cuando entendamos como sindicato aquella organización que vela por los derechos de los trabajadores, los defiende, asesora, forma e informa.

Otra cosa distinta es lo que he visto en imágenes de la huelga, y aquí sí quiero ser muy firme y tajante.

Siempre he considerado que utilizamos el lenguaje de forma que las patadas al diccionario han trasladado al nuestro, por lo menos a Marte.

Piquete informativo es aquel grupo de sindicalistas que informa a los trabajadores de los motivos de la movilización y les invita a que secunden la huelga o no.

Si lo que procede a hacer el piquete es amenazar, tirar contenedores, destrozar mobiliario urbano, impedir que el que quiere ejercer su derecho a trabajar lo haga de manera tranquila, amedrentar, cortar carreteras, pinchar ruedas a los compañeros, insultar o faltar al respeto, me van a perdonar, pero eso son actos de macarrería de calibre especial.

Somos muy dados en este país a jerarquizar los derechos fundamentales y, azuzados por aquellos que saben fehacientemente que han vivido en un excesivo estado de laxitud, algunos han debido considerar que su derecho a la huelga estaba por encima del derecho del que quería trabajar.

Algunos hasta se han sentido ofendidos de que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado hayan tenido que intervenir para garantizar los derechos de los trabajadores, porque uno se crece en el colegueo macarrilla y molesta mucho que el “plasta” policía le impida sacar la mala leche reconcentrada contra los ciudadanos que desean trabajar. Y los más osados entienden que, aunque los atrevidos y llenos de razones reivindicadores ataquen a las fuerzas de seguridad, éstas se tienen que dejar “arrear” en pro de un perfecto funcionamiento de la Huelga.

Y qué decir de las estadísticas de participación en la Huelga.

Elijan ustedes el abanico: tenemos desde el 18% hasta el 70% de participación: porque, como siempre, todo depende del cristal con que se mira.

¿Cuántos se han visto obligados y coaccionados para cerrar sus negocios? ¿Esos cuentan en las estadísticas? ¿O sólo cuentan los cierres voluntarios?

¿Es coherente que muchos huelguistas de los convencidos se hayan tomado esta jornada como día libre para el esparcimiento personal en vez de estar peleando con sus compañeros en las trincheras?

Lo malo de las huelgas de este tipo es que se gana poco pero se pierde mucho. Y lo peor de todo es no saber contra qué se luchaba exactamente, el Gobierno, las Comunidades Autónomas, el cambio climático, la Banca, los mercados financieros, la burbuja inmobiliaria o el viento del Levante…

Sólo espero que tras la reflexión que debiera producir la jornada de hoy, los sindicatos se percaten que jamás estuvieron tan alejados de los trabajadores y que éstos les necesitan.

Un poco de cordura, por favor.

Leire Díez Castro - Presidenta de Red Laica para la Igualdad y la Diversidad


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