viernes. 26.04.2024

Los sindicatos también deben rectificar

NUEVATRIBUNA.ES - 25.10.2009Decía Napoleón que cuando el enemigo se equivoca no hay que distraerlo. Algo parecido debe estar pensando el jefe de la patronal, el Sr. Díaz Ferrán -incluso desde su nulo nivel intelectual-, viendo las reivindicaciones de los sindicatos sobre el cambio de modelo.
NUEVATRIBUNA.ES - 25.10.2009

Decía Napoleón que cuando el enemigo se equivoca no hay que distraerlo. Algo parecido debe estar pensando el jefe de la patronal, el Sr. Díaz Ferrán -incluso desde su nulo nivel intelectual-, viendo las reivindicaciones de los sindicatos sobre el cambio de modelo. Estoy seguro que este señor está de acuerdo con que hay que cambiar de modelo, entre otras cosas porque el modelo de ladrillo más recalificación ya ha agotado su plus de rentabilidad. Hay un exceso de un millón de viviendas construidas que poco a poco se van convirtiendo en oferta. Ahora algún sindicalista dice que cambiar de modelo es otra cosa. Eso es hacer trampa al intelecto propio y ajeno. En economía, los modelos de crecimiento o desarrollo se estructuran en torno a sectores claves que actúan como locomotoras del resto; junto a ello está la acción de los estados -en España, no hay que olvidarlo, el de las autonomías- y de los gobiernos, que fijan prioridades de gasto y de estímulos en función de sus programas o de las coyunturas internas y externas a través de los presupuestos y a lo largo del año, de forma ya más condicionada por estos. Esos son los modelos y no hay otra cosa. A un elefante se le puede llamar gorrión, pero no por eso va a volar. Los sindicatos -en mi opinión- han estado perdiendo el tiempo hablando de cambio de modelo, con la supuesta intención de que eso va a dar empleo a parte, al menos, de los que lo han perdido. Como no pongo en duda la intención, lo pongo de forma absoluta en el análisis. Se puede afirmar sin lugar a la duda que: 1) En España, ni el Gobierno Central ni los autonómicos -que deciden el 50% del gasto- no tienen capacidad ni gasto marginal suficiente para cambiar de modelo de desarrollo o crecimiento a corto plazo; 2) menos aún si el fin es crear empleo a corto plazo; 3) que el modelo de crecimiento que teníamos era precisamente el de más capacidad de creación de empleo, como se ha demostrado creando y destruyendo empleo en poco tiempo; 4) del punto anterior se deduce que simplemente cambiando de modelo -y menos a corto plazo- no se va a crear más empleo que el perdido porque no existe un sector con tan alta elasticidad empleo/gasto como el de la construcción.

Los resultados del posible cambio de modelo, aunque se diera con el óptimo y considerando óptimo como aquel de más alta capacidad de empleo neto creado por euro gastado -sea gasto o inversión-, lo notarán los hijos de los parados y ocupados actuales que están haciendo la ESO. Ahora hay que hacer otras cosas. En mi opinión son básicamente estas dos: 1) en una situación de paro indeseado y creado rápidamente cuando aún no se han destruido ni amortizado las inversiones del pasado, con una inflación cero probablemente a fin de año, con una caída de la demanda agregada en sus componentes de inversión y consumo privadas, cuando la mejora del sector exterior es marcadamente insuficiente, pide a gritos un incremento del gasto público por parte de la Administración Central del Estado y -no hay que olvidarlo- del conjunto del Estado de las Autonomías y de las Corporaciones Locales. EE.UU. y el Reino Unido, paradigmas del liberalismo -al menos de boquilla-, no se han dejado influir sus gobiernos por el tremendo lastre de sus oposiciones conversadores de republicanos y torys, y muestran déficits que superan ampliamente los 2 dígitos en porcentaje respecto al PIB. Es verdad que en cuestión de reaccionaria, carca y retrógrada, nadie supera a nuestra oposición, el P.P., pero con ello hay que contar hasta que sus votantes suelten el lastre del tardofranquismo de sus papeletas de voto. Aún tenemos margen de déficit y de endeudamiento. Parece que el Gobierno Central se ha dado cuenta de esto y de que no son suficientes la subida de impuestos para combatir el paro, sino sólo lo más para paliar sus efectos más indeseables. Así lo expresan ya gente tan poco sospechosa de izquierdismo como dos ex-ministros de gobiernos socialistas, los señores Boyer y Solchaga; también el periodista y economista Joaquín Estefanía. El economista que en la situación actual antepone el déficit a cualquier otra cosa, no es un economista, sino tan sólo un contable. Por eso ya se habla de volver a financiar a los ayuntamientos para obra pública y/o gasto social. Lo importante es que la espiral producción-renta-gasto detenga su contracción. Pero esto aún es también marcadamente insuficiente. Tarde o temprano se darán cuenta Gobierno Central y sindicalistas que para crear empleo hay que gastar en obra pública y obra social -y endeudarse, claro- en torno a 100.000 millones de euros marginales (un 10% del PIB); 2) los sindicatos debieran iniciar una campaña masiva de lucha contra el fraude a corto plazo y por un cambio de fiscalidad a medio plazo dirigida a dos objetivos: aumentar la relación Gasto/PIB para situarnos en torno al 40% del mismo en un lustro (algo más de un punto por año) y cambiarla -la fiscalidad- para hacerla más progresista, retornando al impuesto sobre el Patrimonio, integrando las plusvalías en la base general imponible, eliminando deducciones como las de la vivienda y las de los fondos de pensiones privados, etc.

Con todo esto centrado, cuyo fin es la creación de empleo a corto plazo y su financiación a través del endeudamiento, debe quedar para la siguiente tarea lo del cambio de modelo: potenciar otros sectores, mejorar la educación profesional -sobre todo la de los empresarios-, mejorar la investigación pública, potenciar las energías renovables y limpias, etc. Y todo ello a sabiendas que no va a ver ningún nuevo modelo de crecimiento o de desarrollo con mayor relación de empleo creado por euro gastado -sea público o privado- que el que hemos tenido en los últimos 3 lustros.

Antonio Mora Plaza - Economista.

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