martes. 07.05.2024

Afganistán

NUEVATRIBUNA.ES - 25.7.2010“Un fracaso que no se sabe bien como presentar por parte de la comunidad internacional”.La semana pasada, setenta países se reunían en la capital de Afganistán, Kabul, para lanzar discursos autocomplacientes sobre los objetivos y los “grandes avances” conseguidos en los nueve años de intervención internacional.
NUEVATRIBUNA.ES - 25.7.2010

“Un fracaso que no se sabe bien como presentar por parte de la comunidad internacional”.

La semana pasada, setenta países se reunían en la capital de Afganistán, Kabul, para lanzar discursos autocomplacientes sobre los objetivos y los “grandes avances” conseguidos en los nueve años de intervención internacional.

La realidad es bastante diferente: altos índices de corrupción política y económica, numerosos errores militares que han llevado al pueblo afgano a desconfiar abiertamente de las fuerzas internacionales, y una situación de “no guerra” que cada día se ha venido confirmando como más irreal a la vista de los datos de militares muertos en combate con los talibanes (521 soldados muertos en el año 2009 y en lo que va del año 2010, otros 380 a la fecha de la pomposa conferencia).

Estamos ante la realidad de un proceso fallido que nadie quiere reconocer y enmendar. Y no quieren porque el objetivo es ahora reducir las tropas y salir ordenadamente y lo antes posible de Afganistán.

La corrupción política
implica directamente al propio presidente Karzai con el “pucherazo” electoral que protagonizó y que la comunidad internacional hubo de tragar con ligeros retoques.

La corrupción económica ha tenido más padres además del propio gobierno afgano. Aquí no se han librado ni siquiera los altos cargos militares y es que más de treinta mil millones de euros (que es la cantidad recibida como ayuda internacional por Kabul) dan para mucho.

Así con este patio de corrupción tampoco es de extrañar que hayan crecido los circuitos de la droga en Afganistán, que la mujer afgana siga muy lejos de los resortes del poder y de conseguir su reconocimiento, etc., etc.…

Entre la población existe la idea de que el dinero internacional que llega al país para ayudas se lo queda el gobierno.

Desde fuera, la imagen de las mujeres embozadas en el burka de la inexistencia sigue siendo demasiado habitual. Durante el régimen talibán, el burka fue obligatorio y la mujer no podía viajar sin la compañía de un varón, ni ejercer o estudiar ninguna profesión…

Sí, algo ha cambiado desde el 2001 hasta ahora con la derrota del régimen talibán, pero resulta totalmente insuficiente especialmente por lo que se refiere al reconocimiento de la igualdad de derechos de la mujer.

Por eso, y a pesar de los discursos complacientes de la comunidad internacional que se han producido esta semana en Kabul, la realidad es bastante más inquietante. Y por si faltaba algún elemento de preocupación, Karzai se ha encargado de poner sobre la mesa un nuevo elemento de incertidumbre: su pretensión de reintegrar a la sociedad afgana a unos 36.000 talibanes…

Tremendo y peligroso cóctel: corrupción política y económica, tráfico de drogas, marginación social y de género…, y ahora también agentes del integrismo pululando con libertad…

Todo apunta a un proceso fallido y a demasiadas ilusiones una vez más truncadas.

Martín Landa - Sindicalista

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