viernes. 17.05.2024

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Leo y oigo, a diario, en los medios de comunicación, la contundente, continuada y lamentablemente reprimida protesta que los estudiantes de las universidades estadounidenses están llevando a cabo contra la situación de cerco y bloqueo a la que Israel está sometiendo a la exhausta, subalimentada, hacinada y bombardeada población palestina de la franja de Gaza. Es gratificante que estas tomas de posición y estas protestas se estén dando precisamente en el país que, junto al propio Israel, autor material del citado genocidio (Corte Internacional de Justicia dixit), pueden considerarse los principales responsables del mismo.

Dice mucho de la juventud y de la sociedad estadounidense, a la que es fácil confundir con su clase dominante y gobernante, constituida por la mayoría de sus políticos, intelectuales y representantes del ámbito empresarial, incluido los del conocido como complejo industrial-militar, del que ya nos alertaba el expresidente y figura militar de la Segunda Guerra Mundial, Dwight Eisenhower (presidente de los Estados Unidos entre 1953 y 1961)

Una lección de solidaridad y humanidad que contrasta vivamente con la ausencia de noticias sobre hechos similares en las universidades europeas, en las universidades de esos países europeos tan “seguidistas” de Estados Unidos y sus intereses en todo lo que respecta a las relaciones internacionales, a la economía financiera neoliberal y a la geopolítica. ¡Qué decepción que, en esto de la solidaridad y humanidad con el sufriente pueblo palestino, la juventud estudiantil europea, nuestros gobernantes dentro de nada, no sigan y complementen el ejemplo estadounidense!

Una lección de solidaridad y humanidad que contrasta vivamente con la ausencia de noticias sobre hechos similares en las universidades europeas

Especialmente en nuestro país, España, cuyo Gobierno lleva desde prácticamente el principio del conflicto, en octubre del año pasado, situándose a la cabeza de los esfuerzos europeos por introducir en el contexto del conflicto variables que modulen el rígido y simplón relato imperante de Hamás como organización terrorista, de países árabes que se niegan a reconocer la existencia de Israel, del derecho de Israel a defenderse y de Israel como única democracia en el área. 

Variables como materializar el viejo (es de los años noventa del siglo pasado) acuerdo alcanzado en la Conferencia de Paz de Madrid de 1991 y en los Acuerdos de Oslo de 1993 de Dos Estados independientes, recalcando expresamente lo de independientes, porque, hay que recordarlo, el actual Estado de Palestina, teóricamente gobernado por la Autoridad Nacional Palestina, no es realmente independiente, sino un territorio bajo ocupación y colonización israelí, en el que la Autoridad Nacional Palestina no gobierna, sólo “administra” lo que buenamente el Gobierno y las autoridades israelíes le dejan administrar

Variables como materializar que ese Estado independiente sea, como cualquier otro de la comunidad internacional, miembro de pleno derecho de las Organización de las Naciones Unidas con capacidad de influencia en todos los asuntos y debates de la Organización, incluidos especialmente en aquellos que directamente le afecten. 

¿Qué pasa con los estudiantes universitarios españoles (y europeos)? ¿Dónde (y en qué) están los estudiantes universitarios españoles (y europeos)?

Variables como que se respeten los resultados de las elecciones internas palestinas, no poniendo dificultades a su realización, no determinando desde el exterior qué candidatos o partidos pueden o no participar y no valorando con parámetros decididos desde el exterior sus resultados por imperfecto que nos pueda parecer su desarrollo. ¿O es que todas las elecciones que vemos que se celebran a lo largo y ancho del mundo constantemente son perfectas, sin poder ponerles el más mínimo pero? ¿No estamos precisamente en estos momentos asistiendo a, con razón o sin ella, denuncias de resultados electorales fraudulentos en países tan sólidos como Estados Unidos o Brasil? ¿Algún otro país se mete a imponer el veredicto? ¿Por qué en Palestina, entonces, sí?

Puede que a los estudiantes españoles (y europeos) no les guste esta postura, por demasiado crítica con Israel y desviada de la generalizada en “el mundo de nuestro entorno y al que pertenecemos”, a unos; por insuficiente y condescendiente con “los americanos y el sionismo” a otros; pero ¿no les alarma lo que ven a diario en las televisiones, oyen en las radios o leen en la prensa? ¿No les inspira el ejemplo estadounidense?

¿Qué pasa con los estudiantes universitarios españoles (y europeos)? ¿Dónde (y en qué) están los estudiantes universitarios españoles (y europeos)?

¿Qué pasa con los estudiantes españoles?