sábado. 27.04.2024
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Europa ha sido considerada de largo un gigante económico y un enano militar al mismo tiempo. Esto es un hecho que no puede discutirse, la asimetría entre poder económico y poder miliar era (sigue siendo) espectacular. Tanto que ha levantado incógnitas y suspicacias. En el terreno de las primeras, el de la incógnitas, la pregunta determinante es ¿cuánto tiempo pude mantenerse esta posición “angelical” en la geopolítica recalentada del siglo XXI? Durante cuánto tiempo puede Europa alardear de modelo social a imitar cuando apenas parece capaz de defenderse a sí misma. 

De las suspicacias podemos traer el muy desagradable comentario de Trump sobre el reparto del gasto de defensa occidental, tan deficitario que anima a Rusia a hacer lo que diablos quiera con los países europeos que no paguen su parte de la factura de seguridad debida a la OTAN. Que conste que esta butade de Trump ya fue precedida por las quejas “entre dientes” del liberal Obama que apuntaban a lo mismo, no es de recibo que la buena y segura vida europea viaje gratis en los procelosos momentos del cambio de paradigma en las relaciones internacionales. El presidente demócrata de color decía con años de antelación lo mismo que el rudo chanchullero de color naranja: el que quiera peces que se moje el culo. Cierto que Obama no amenazaba con achuchar a su primo de zumosol, pero es igualmente cierto que no hizo nada por enfriar un conflicto internacional que ahora requiere gastos suntuarios para poder sentir un mínimo de seguridad, aquende y allende.

Si de algo va sobrada la estructura organizativa de la OTAN y sus satélites de inteligencia es de comités de análisis y de mecanismos deliberativos de todo tipo

La respuesta en Europa ha sido la típica del apocopado, vale – vale, lo que tú digas barriga. Acepto que tengo unos servicios sociales que no me los merezco (comparados con los de USA, Rusia o Asia) y en lugar de protegerlos y mejorarlos, voy a congelarlos, voy a desinvertir en ellos y meto la pasta en armamento, ejércitos e industria de guerra. Ah, y además me voy a tirar el rollo con los señores de la guerra pentagonal diciéndoles que ya he llegado al 2% del PIB en gasto militar, eso que vosotros queríais. Qué contentos van a estar en Washington. Ya saben que una parte del gasto de mantener su imperio tardopostmoderno, puede derivarse a terceros, particularmente a pigmeos occidentales con ínfulas de gigantismo colonial adherido al cerebro reptiliano.

Pero no creáis que estas reflexiones aquí expuestas son cosa particularísima de columnista insomne nostálgico de una Europa en paz construida para la paz. Si de algo va sobrada la estructura organizativa de la OTAN y sus satélites de inteligencia, es de comités de análisis y de mecanismos deliberativos de todo tipo. Se gastan una pasta gansa y no tiran el dinero, el retrato de lo dicho respecto a que Europa deber pagarse su propia defensa es un lugar común entre gentes de uniforme y políticos de salón. Todos saben que gastar el dinero en la guerra es algo que va más allá de las amenazas de Rusia sobre territorio europeo, tiene que ver con el miedo a la regañina de los USA. También en el Pentágono son conscientes de que el esfuerzo de guerra debe lucir de alguna manera para los paganos (léase europeos), los beneficios directos van a la industria militar norteamericana, pues la europea es inexistente. Von de Leyen, Borrell, Macron y otros dicen que hay que edificarla, pero mientras desde Arlington susurran a los mandatarios europeos: ¡tranquis! que hay beneficios indirectos.

Cuáles dicen desde Bruselas. Pues mira te los voy a contar clarito, man:

Primero, ya tienes justificación para descomprometerte con la mejora, que sabes inacabable, de los servicios públicos, pues lo primero será el esfuerzo de guerra.

Segundo, aquí tienes la oportunidad de revitalizar tu agonizante inversión en innovación y tecnología, eso sí dirigida al esfuerzo de guerra. Menos Curies y más Opennheimers

Ya saben que una parte del gasto de mantener su imperio tardopostmoderno puede derivarse a terceros, particularmente a pigmeos occidentales con ínfulas de gigantismo colonial adherido al cerebro reptiliano

Tercero, mide la oportunidad pintiparada de encorsetar tus fronteras, el enemigo acecha y podría llegar incluso en cayuco. A la mierda los migrantes y el cuidado compasivo, ahora ya podrán ser tenidos por auténticos enemigos y tratados como tales. De paso puedes barrer tanto sentimentalismo ñoño que arropa a migrantes, pobres, desviados, y demás chusma 2030.

Y cuarto, y muy, muy importante, el esfuerzo bélico debe llegar al hueso de la sociedad. Europa debe comprender que su moralidad era un buenismo Kantiano en la órbita de lo simbólico, como su himno (in pectore) a la alegría, pura fachada. Yo voy a ayudarte en esto. Te voy a enseñar a promover grupúsculos políticos comprometidos con los valores ancestrales de siempre, la cristiandad, el saber hacer colonial, los enjuagues legales en materia de derecho mercantil y la aspereza y la desidia en la aplicación de derechos civiles. En fin que comparto contigo que no es fácil darle la vuelta a una historia de avances de la humanidad escrita con rotulador rosa, pero desde aquí, desde el departamento de promoción de la guerra te digo que tiene ventajas con las que todavía no te has topado.

Te he apuntado alguna dicen, pero si te abruma la adversidad y la incomprensión de los europeos, recuerda, la guerra requiere orden y disciplina, que siempre vienen bien. Sigue la máxima: militariza que algo queda.

Militariza que algo queda