viernes. 03.05.2024

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"Buen viaje. Bienvenido en Estados Unidos“. Esto es lo que ponen en el visado que finalmente se expide. Vuelo de Veracruz (México) a San Diego (California) con escala en Houston (Tejas). En Houston, punto de entrada en Estados Unidos, tendrán lugar los temidos controles de "US Customs and Border Protection". Vienen a la mente las imá­ge­­nes de los interrogatorios de la película "Upon Entry", a pesar de la declaración de no haber visitado Cuba ni otros "estados terroristas" en los últimos años. Después, la sorpresa: en la zona de control, un mar de al menos mil pasajeros de pie frente a seis cabinas de control tripuladas. Esto llevará horas y el vuelo de conexión a San Diego sale en una hora. No hay forma de llegar a tiempo por la vía normal, eso está claro. Un piloto en la cola, al preguntarle qué está pasando aquí: él tampoco lo sabe, normalmente el control duraría diez minutos, pero al parecer hoy no hay personal de control. Más tarde, una posible explicación: Greg Abbott, el gobernador de Texas, leal a Trump, quería endurecer los controles fronterizos en previsión de la dura política migratoria que planea Trump y fue frenado por los tribunales. Generar el colapso de la actual práctica de control podría ser una provocación. Al final, la única solución es colarse descarada­mente, el funcionario no quiere ni ver el visado ESTA obtenido con tanta faena, y con un sprint y literalmente las últimas fuerzas, subir al avión.

Otro elemento del perfil cultural del país permanece invisible: la insistente búsqueda de una librería en San Diego y en el resto del viaje resulta infructuosa

Llegada a San Diego. Tras el susto de las tarifas de los taxis (todo el viaje fue una sucesión de sustos por los precios), llegada al hotel. Al día siguiente, al centro de San Diego. Búsqueda interminable de una tarjeta SIM para Estados Unidos. Por fin, encima de una gran tienda, el conocido logotipo de T-Mobile, la "Telefónica“ de Alemania. Resultado: la tarjeta SIM no funciona en un recién comprado smartphone de una marca china. No se devuelve el dinero. ¿Comprar un móvil estadounidense? Pero sólo funciona en EE.UU. Afortunadamente, en la maleta hay un smartphone más antiguo del mismo fabricante. Y la tarjeta funciona con éste. Como explica la vendedora, ya había oído hablar de este problema. Es posible que la empresa alemana T-Mobile haya instala­do recientemente un bloqueo-China en la tarjeta SIM (¿siguiendo instrucciones de las autoridades estadounidenses?).

Un paseo hasta el puerto para relajarse. Detrás del paseo marítimo y los cafés se encuentra el enorme portaaviones USS Midway, equipado con cazas, helicópteros, cañones y todo lo que lleva un portaaviones. Le han convertido en un enorme museo. Las cubiertas están repletas de visitantes. La entrada cuesta más de 30 dólares -un abono anual más barato-. Aquí, los patriotas pueden celebrar la gloriosa historia de la US Navy entre barbacoas y tiendas de regalos. Junto al portaaviones, en un pequeño parque, un conjunto de esculturas de hierro: "National Salute to Bob Hope and the Military“ (saludo de la nación a Bob Hope y los militares). Soldados de pie, en cuclillas y un negro mutilado en silla de ruedas, todos en hierro, aplauden a Bob Hope, el famoso animador estadounidense. Nunca faltó a una guerra -Corea, Vietnam, Afganistán- para animar a los soldados. Desgraciadamente, ya estaba demasiado enfermo en el momento de la guerra de Irak. Sus salvas de chistes resuenan por los altavoces. Varios presidentes estadounidenses le habían condecorado con medallas: Kennedy, Johnson, Clinton, etc. El canto de gloria a los militares acompaña todo el viaje. La autopista interestatal I 10, de casi 4000 kilómetros de longitud, está dedicado por tramos a altos mandos militares.

Otro elemento del perfil cultural del país permanece invisible: la insistente búsqueda de una librería en San Diego y en el resto del viaje resulta infructuosa. Un caballero en San Diego elegantemente vestido tenía una explicación: "¿No sabía Vd. que los estadouni­denses dejamos de leer libros hace mucho tiempo?". Probablemente un tópico.

Otro cliché, alimentado por éxitos cinematográficos como "Bagdad Café" o "Easy Rider", se tomó la revancha: a saber, que las autopistas están flanqueadas de moteles donde siempre se encuentre un alojamiento asequible. Entre Temicula y Palm Springs, más de 100 kilómetros, ni uno solo. En Palm Springs, habitación nº 200 en un complejo hotelero tipo barracón: 200 dólares la noche, cucarachas incluidas. La falta de pueblos, alojamientos y restaurantes puede hacer que viajar, concretamente por California y Arizona, es algo muy agotador. Durante muchas horas, en lugar de pueblos o poblados, se ve aglomeraciones de caravanas destartaladas en un terreno semi-desértico. Millones de estadounidenses viven en estas condiciones nómadas, muchos de ellos desde el gran crack bancario e inmobiliario de 2008, cuando las acciones invertidas para su planes de pensión se esfumaron y la gente utilizó el dinero de la venta de sus casas para comprar caravanas. Junto a ellos, en la autopista, hay "trailers“ de lujo que pueden costar más de un millón de dólares, del tamaño de un autobús, acoplada una limusina de lujo, compiti­endo contra camiones gigantes: dos mundos paralelos de caravanas, a distancia visual.

Al final del viaje, un imprevisto encuentro íntimo con una de estas caravanas destartala­das en un jardín delantero de Los Ángeles. Booking.com la llamaba "House Rooms & RV Rooms", una caravana mugrienta, polvo blanco en el fregadero contra las cucara­chas: 70 dólares la noche. Pero, eso sí, con WiFi, contraseña: JesusLovesYouSoMuch (JesusTeAmaTanto). Por otra parte, el taxi al aeropuerto sólo cuesta 50 en lugar de 80 dólares, por la proximidad.

Todo esto contrasta vertiginosamente con México. Ejemplo: si en México uno pregunta por el camino, a veces le acompañan hasta su destino. En Phoenix (Arizona), al pregun­tar por un McDonald drive-in (una hamburguesa para no morir de hambre), el conductor, horrorizado, rápidamente sube la ventanilla. En general: ni un solo encuentro cordial con la gente durante el viaje. En un caso, al final una señora incluso pidió cinco dólares por una información (incorrecta). Por otro lado, México sigue estando bastante presente en Arizona, California, Texas, Nevada, Nuevo México, etc. Todos estos estados perte­necieron a México hasta que el Presidente estadounidense James K. Polk tuvo la idea de anexio­narse esta parte de México en la guerra mexicano-estadounidense de 1846.

Un rayo de esperanza en Palm Springs: conmocionado por el precio del teleférico (50 dólares con aparcamiento incluido, por un trayecto de 10 minutos), un trabajador mexicano se solidarizó por estos precios estratosféricos. "Cómo me gustaría estar en México, pero de donde vengo no había suficiente trabajo para mí".

"Make America great again": con los precios, eso ya se ha conseguido.

Have a nice trip, welcome to the United States