sábado. 27.04.2024
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Bandera con la imagen de Marwan Barghouti.

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La situación en los territorios palestinos es insufrible y de difícil finalización. La brecha y el odio entre palestinos e israelíes se han incrementado de forma potencial desde los atentados de Hamas y la increíble y desaforada represalia del Estado de Israel sobre Gaza y también en Cisjordania. La brutalidad tanto del ejército israelí en Gaza como los asesinatos en Cisjordania por parte de colonos y soldados israelíes es de tal calibre que ha comportado la denuncia ante la CPI por genocidio y crímenes contra la humanidad.

No debe haber duda sobre la necesidad de denunciar la acción de Hamas del 7 de octubre, pero la reacción del Estado de Israel está fuera de cualquier actuación permisible. Ambos casos no son equiparables ni en cantidad ni calidad. Evidentemente todos los crímenes contra civiles son execrables, pero ni el número es equiparable, ni el causante de las muertes es comparable. No es lo mismo una organización terrorista que un Estado del cual se espera un diferente nivel de actuación responsable.

La situación a día de hoy parece de difícil solución. Los ánimos están exaltados y la reconciliación aparece lejana sino imposible.

Lo primero que hace falta es un alto el fuego indispensable. Y una reconstrucción de Gaza de todo el daño causado por la agresión militar. Deberá pasar un tiempo para plantearse soluciones más duraderas. Y harán falta cambios profundos en los ámbitos políticos de ambas partes. Se precisará para conseguir una situación de vecindad mínimamente viable cambiar la dirigencia política actual  y cambiar el ambiente de antagonismo radical existente en la actualidad. Y ello conlleva no solo tiempo sino actuaciones de apaciguamiento en ambas partes del conflicto.

Es en este contexto que ni el liderazgo de Netanyahu ni el ultranacionalismo sionista son compatibles con cualquier tipo de solución. Se necesitaría del carisma y la capacidad de un nuevo Rabin para conseguirlo, cosa que en la actualidad no aparece en el horizonte israelí.

También en el lado palestino haría falta un cambio político. Ni la actual ANP de Abbas ni Hamas son interlocutores aceptables no sólo para la contraparte sino para la propia sociedad palestina. Pero en este lado sí que puede existir quien pueda encabezar un cambio unitario en Palestina, y se trata según todas las fuentes de Marwan Barghouti encarcelado en las prisiones israelíes.

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Marwan Barghouti.

Barghouti es un veterano luchador de la causa palestina y un líder con gran credibilidad en Palestina y en formaciones políticas tan diferentes como Fatah o Hamas.

Barghouti es un veterano luchador de la causa palestina, encarcelado diversas veces, la primera a los 15 años y luego desterrado durante unos años, cumple en la actualidad, desde hace 22 años, cinco condenas a perpetuidad más 40 años adicionales, bajo la acusación de ser el dirigente de la 2ª Intifada (del 2000 al 2005). En el juicio se negó a declarar, no se defendió en su juicio en 2004, cuando fue condenado por su implicación en cinco asesinatos, ya que rechazó reconocer la autoridad del tribunal israelí. Fuera de los tribunales, negó las acusaciones de haber ordenado las muertes.

Durante su tiempo en prisión ha encabezado acciones de protesta como la huelga de hambre en 2017 de cuatro meses secundada por más de un millar y medio de presos palestinos de diversas tendencias. En una tribuna publicada en el New York Times declaró que el objetivo de ésta era “poner fin a los abusos en los centros penitenciarios…Israel ha establecido un apartheid judicial que garantiza la impunidad para los israelíes que han cometido delitos contra los palestinos y que criminaliza la presencia de la resistencia palestina...Los prisioneros sufren torturas, tratos degradantes e inhumanos y falta de asistencia médica, algunos han muerto durante su detención”.

Debe conocerse  que los palestinos pueden ser sometidos a una detención preventiva, sin límite mínimo de edad, muchos niños lo han sufrido, sin acusación formal y que puede prolongarse de forma indefinida. Cerca de 900.000 palestinos, una quinta parte de la población adulta han pasado durante el medio siglo de ocupación por ellas en un momento u otro.

Previamente en 2006, Barghouti potenció la firma del “Documento de Acuerdo Nacional de los presos” firmado por dirigentes encarcelados de las principales organizaciones palestinas Fatah, Yihad Islámica, FDLP (Frente Democrático para la Liberación de Palestina) y Hamas para garantizar la unidad palestina. El texto pide la creación de un Estado Palestino en las fronteras de 1967, que la resistencia palestina se limitara a este territorio ocupado, que se estableciera un alto el fuego mutuo y que los palestinos resistieran a la ocupación de acuerdo con el derecho internacional. Se trató de un texto importante pues buscaba la unidad de todas las fuerzas. Y rompedor porque se aceptaba las fronteras de 1967, renunciando a la Palestina histórica, defendiendo la lucha dentro de los márgenes del derecho internacional. Se abstenían por vez primera de pedir la eliminación de Israel pese a no reconocerla como estado. Barghouti sondeaba la posibilidad de crear una política de unidad nacional que después no fructificó.

Barghouti es considerado el político palestino más popular por encima de Mahmud Abbas y del líder de Hamas, Ismael Haniye

No parece haber duda de que aún hoy, a pesar de su largo encarcelamiento Barghouti, ahora al frente de su partido Libertad, es considerado el político palestino más popular por encima del Presidente de la ANP, Mahmud Abbas, y del líder de Hamas, Ismael Haniye. Tanto sondeos israelíes como palestinos le dan muchas posibilidad de imponerse a ambos, fundamentalmente porque lo ven como una figura de consenso, que podría unir a los palestinos y liderar por su carisma y credibilidad, ganada en el exilio, el encarcelamiento y su papel en la Segunda Intifada, para forjar una reconciliación futura de los diferentes grupos como Fatah y Hamás.

Pero no hay duda de que Barghouti es claramente consciente de que nada es posible sin un cambio profundo y radical en Israel. Como ya escribió en una carta publicada en The Guardian en la que señalaba “El verdadero problema es que Israel ha elegido la ocupación en lugar de la paz y ha utilizado las negociaciones como una cortina de humo para avanzar en su proyecto colonial….muchos pretenden que con recetas fracasadas del pasado se podría lograr la libertad y la paz”  Es decir que Barghouti es pragmático y tiene voluntad de lograr un acuerdo de paz en base a los dos estados, pero es consciente de que sin un cambio profundo en la política y la sociedad israelí esto no será posible y el conflicto continuará. Por eso sentenció “debemos unirnos y demostrar al mundo que somos una fuerza inquebrantable en nuestra larga y heroica campaña, creada por la resistencia, que está iniciando una nueva etapa en la historia de nuestra nación".

Es evidente que Barghouti y la política que representa es una esperanza desde el lado palestino para una posible solución al conflicto permanente desde 1948. Y es evidente que su papel también es considerado por los sectores más clarividentes de Israel como es el caso de ex jefe del Shin Bet, Ami Ayalon. El mismo que ya sentenció que la necesidad de la paz debía estar basada en un acuerdo de las partes cuando sentenció “Tendremos seguridad cuando ellos tengan esperanza”. El mismo Ami Ayalon declaró al diario Haaretz que “como parte de un acuerdo global que incluya la liberación de todos los rehenes, debemos liberar a Marwan Barghouti, tanto porque la devolución de los rehenes es lo más parecido a una imagen de victoria (para Israel) en la actual campaña de Gaza como porque Marwan es el único líder palestino que puede ser elegido y dirigir un liderazgo unido y legítimo hacia un camino de separación mutuamente acordada con Israel”.

Pese a todo es bastante improbable, mientras en Israel persista un Gobierno como el actual. Sería preciso un cambio radical en la política  de Israel para cambiar la política de colonización y apartheid por otra de negociación justa y real que partiera del principio de los dos estados.

Es en este último contexto que parece que una Palestina liderada por Barghouti pudiera encabezar una negociación de paz y separación consensuada y que buscara de forma pragmática una coexistencia israelí-palestina.

Los colonos asentados en Palestina eran unos 100.000 cuando los acuerdos de paz Rabin-Arafat, son ahora más de 800.000

Por otro lado la parte israelí precisaría de un cambio en profundidad que hasta el momento no vemos. No sólo por el hecho del carácter nacionalista, xenófobo y racista de la derecha política y religiosa que tiene una fuerte implantación, sino porque tampoco  aparece ningún dirigente ni fuerza política que en estos momentos se plantee un cambio de rumbo. Y además tenemos que contar con un hecho, añadido a la historia largamente difundida por el nacionalismo sionista y que ha calado profundamente en el ideario de buena parte de la población, que es la existencia de los miles de colonos ultranacionalistas la mayor parte de ellos en las tierras pertenecientes a una futura Palestina. Estos colonos que eran unos 100.000 cuando los acuerdos de paz Rabin-Arafat, son ahora más de 800.000. Lo que comportaría un grave problema interno a Israel. Pensemos que los tímidos acuerdos de paz le costaron la vida a Rabin a manos precisamente de un ultranacionalista.

Es por todo ello que actualmente la posibilidad de paz está muy lejana ya que además la posibilidad de que Barghouti sea liberado no es algo predecible ni previsible. Especialmente mientras Netanyahu siga en el poder, con unos socios que por incomprensible que parezca están a la derecha de la ultraderecha. Y no hay duda que  un acuerdo con el reconocimiento de Palestina tendría sin duda un fuerte impacto en la sociedad israelí.

Sin embargo en estos momentos parece que la esperanza nos lleva a agarrarnos a un clavo ardiente.

Barghouti, pieza clave en una futurible solución en Palestina