jueves. 02.05.2024
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Netanyahu.

Para comenzar debemos dejar claro el profundo respeto para el conjunto de la población judía. Se debe diferenciar claramente entre los judíos y el Estado de Israel y el sionismo, especialmente el más radical. Dicho de otro modo nadie, sólo un antisemita,  puede responsabilizar a un judío por las actuaciones realizadas por el Estado de Israel y sus dirigentes.

El sionismo es la base ideológica de un nacionalismo judío nacido a finales del siglo XIX y que se consolida a lo largo de la reciente historia, especialmente después de la II Guerra Mundial y bajo la impresión del Holocausto de los nazis. Hay sionismo de diversas clases desde el sionismo socialista, formado por sionistas ateos o sin sentido religioso, hasta el sionismo revisionista religioso y de carácter supremacista que es el actualmente dominante en la sociedad y en el gobierno israelí.

Este sionismo supremacista considera que su objetivo es consolidar el Gran Israel, que lo conformarían el actual Israel, los Altos del Golán (actualmente tomados militarmente a Siria y que le permite además un fuerte control sobre las fuentes de agua), el Sinaí y el conjunto de toda Palestina es decir Cisjordania y Gaza. Esta es la idea dominante en los últimos gobiernos de la ultraderecha israelí. Por tanto su objetivo fundamental es expulsar a los palestinos hacia Jordania y Egipto.

Con anterioridad a la declaración del Estado de Israel los sionistas radicales organizados en la organización armada Irgun, que posteriormente se constituyeron alrededor del  partido Likud de Menagem Beguin, manifestaron una posición supremacista y hostil hacia la población árabe que vivía en la Palestina Británica.

Ya antes de la partición aprobada por NNUU, las fuerzas del Irgun provocaron una masacre en la pequeña población palestina de Yeir Dassin. Los paramilitares asesinaron a unos 200 de los más de 400 aldeanos que vivían en dicha aldea. Esta matanza condenada incluso por los sionistas laboristas fue un preludio que causó una gran conmoción en el conjunto de la población palestina al plantearse un escenario que le podía pasar a cualquiera o a todos ellos. En parte esa fue una de las causas de la Nakba que comportó la salida de más de 750.000 palestinos, la mayoría hacia el Líbano, donde aún continúan en campos de refugiados, los expulsados y sus descendientes. Y es una posibilidad que los palestinos contemplan que pueda ser el objetivo del  actual Gobierno de Israel.

En Israel vive una importante comunidad árabe-israelí. Esta población puede establecerse alrededor del 20% del conjunto de los ciudadanos de Israel. Estos ciudadanos sufren diversas discriminaciones respecto al resto de ciudadanos, el 44,2 % de las familias árabe-israelíes viven en la pobreza según las estadísticas oficiales, más del doble de la media nacional, que se sitúa en el 20,4%.

El sionismo que hoy impera en Israel es de raíz racista, discriminatorio, supremacista y especialmente belicista

Durante los últimos 20 años de preeminencia de gobiernos de la derecha y la ultraderecha supremacista sionista y ultraortodoxa la situación no ha hecho más que empeorar. Así en el 2028 la “Ley de Estado Nación”  “reconoce de manera excluyente que Israel es la patria de los judíos, y solo de ellos, y que el derecho a la libre determinación es exclusiva del pueblo judío.  En definitiva el carácter judío de su Estado  y que deja el hebreo como única lengua oficial, eliminando el árabe que era co-oficial hasta la fecha”. Benjamín Netanyahu declaró “se seguirán garantizando los derechos civiles en la democracia de Israel. Pero la mayoría también tiene derechos y la mayoría decide. Una mayoría absoluta quiere garantizar el carácter judío de nuestro estado para las generaciones futuras".

El sionismo que hoy impera en Israel es de raíz racista, discriminatorio, supremacista y especialmente belicista. En la actual invasión de Gaza se ha podido comprobar una fuerte tendencia al comportamiento genocida contra la población civil, a la que bombardea sin compasión y a la que obliga a abandonar sus hogares con el objetivo velado de ocupar Gaza.

Pero no es sólo en Gaza, la política expansionista que lleva a cabo el Gobierno de Israel, contradiciendo todas las convenciones internacionales, afecta también a Cisjordania donde no solo los militares campan a sus anchas causando muertes y detenciones sin ninguna razón y en zonas que pertenecen a la Autoridad Palestina, sino que protegen a sus colonos en las matanzas de civiles que efectúan, más de 200 desde la invasión de Gaza.

Asimismo las prisiones israelíes han pasado de 6.000 a 10.000 presos palestinos en un mes. Y muchos de ellos sin causas permanecen en prisión por años.

Y todo ello pasa ante los ojos de todo el mundo y ante la pasividad y connivencia, cuando no con el aplauso, de los países occidentales que parecen dar el parabién a las matanzas de civiles, hombres, mujeres y muchos niños, en el conjunto de Palestina.

Las visiones de ataques sobre poblaciones indefensas, sobre hospitales, los desplazamientos de más de un millón de personas, Los bombardeos de hospitales, de centros de sanitarios y educativos de Naciones Unidas y de organizaciones humanitarias son dignas de comparación con las atrocidades de los nazis.

A pesar del silencio infame de las cancillerías occidentales, en sus países sus poblaciones se manifiestan ante un genocidio televisado a todo el mundo. Y en numerosas partes ciudadanos e intelectuales  judíos se  manifiestan con plena dignidad frente a la actuación de un Estado Criminal como el de Israel.

La actual clase dirigente de Israel pretende sin duda cumplir con un objetivo no ocultado. Hacerse con el conjunto de Palestina y crear el Gran Israel, con el beneplácito occidental

La actual clase dirigente de Israel pretende sin duda cumplir con un objetivo no ocultado. Hacerse con el conjunto de Palestina y crear el Gran Israel, con el beneplácito occidental. En estos momentos le interesaría si la comunidad mundial se lo permite expulsar a todos los palestinos de Gaza y Cisjordania para cumplir su indigno e insomne sueño.

Esta ha sido la idea del sionismo supremacista desde la creación del Estado de Israel, y para ello ha utilizado todas las formas indignas de dominación, desde la discriminación y el “apartheid” con los árabes israelís y palestinos hasta la dominación cruel a base de palizas y detenciones de larga duración. Y se llega al asesinato en confrontaciones eventuales de colonos y militares frente a palestinos armado con piedras que defienden sus tierras en Cisjordania. Hasta llegar al horror del terror desencadenado en el último mes y que supera todas las pruebas de salvajismo,  todo ello con las más cínicas justificaciones del “derecho a la defensa”.

Pero no será fácil que Israel consiga sus pretensiones hegemónicas. Como dijo de una forma clara el Almirante en la reserva Ami Ayalon, ex jefe de Shin Bet, el servicio secreto interior de Israel “Tendremos seguridad cuando ellos tengan esperanza”. Y eso sólo se conseguirá con una “Paz de los valientes” que decía Arafat. Y la paz sólo será posible entre partes que se consideren iguales y se tengan en cuenta sus deseos y necesidades en un futuro.

En la actualidad ante los ataques genocidas del Gobierno de Israel y el silencio cómplice de los gobiernos de occidente parece que se continuará aplicando la doctrina del Yahvé del Antiguo Testamento, luz y guía del sionismo doctrinario y supremacista, la doctrina del dios violento, vengativo y destructor que ha citado el propio Netanyahu en sus discursos.

Es evidente que la ultraderecha sionista que dirige Israel puede intentar eliminar al conjunto de la población Palestina, pero su política es difícil que canalice una situación de paz en la región. Los más de 10.000 muertos en Gaza sin duda tendrán una consecuencia de mayor odio y oposición a Israel que continuará sin poder tener, como ha ocurrido desde la Nakba de 1948, unas fronteras pacíficas y seguras.

El futuro en la región de momento aleja la paz tras el genocidio y los crímenes contra la humanidad efectuados en Gaza y los atropellos en Cisjordania.

Adenda: Una lejana pero no imposible oportunidad para una paz entre Israel y Palestina.

Sin duda aunque hoy se vislumbre cuasi imposible existe una alternativa que con el tiempo podría hacer cambiar la situación. Pero para ello haría falta un cambio radical en los parámetros del conjunto de la región.

Israel debe plantearse si quiere realmente una paz duradera con Palestina. Para ello precisaría dar un giro de 180 grados a su política basada en la opresión y la supremacía militar. La paz sólo podrá ser a partir del reconocimiento de los dos Estados y la firma de un acuerdo de paz y vecindad.

Una situación así es imposible con los actuales dirigentes de los partidos que gobiernan Israel pero sería posible si como resultado de la conmoción de la guerra fuese posible un relevo en la dirección del Estado de Israel. Como ya estuvo a punto de suceder en el mandato del asesinado Rabin.

Ni Hamás ni la actual Autoridad Palestina son interlocutores válidos legitimados para afrontar un tratado de paz

Lo mismo debería ocurrir en el lado palestino. Ni Hamás ni la actual Autoridad Palestina son interlocutores válidos legitimados para afrontar un tratado de paz. Pero en Palestina existe una figura que siempre emerge como posible y futuro representante de los palestinos si se efectuaran nuevas elecciones. Se trata de Marwan Barghouti preso desde el 2002 en las cárceles de Israel, con cuatro cadenas perpetuas, dirigente de la 2ª Intifada y que ha conservado una amplia popularidad. Barghouti podría ser un líder para negociar una paz verdadera. Él ha manifestado de forma reiterada su posición: “Todavía busco una coexistencia pacífica de países iguales e independientes entre Israel y Palestina, basada en una completa retirada (de Israel) de los territorios palestinos ocupados en 1967”. Barghouti se ha manifestado partidario de firmar un acuerdo de Paz y Reconocimiento de los dos Estados, Israel y Palestina en los parámetros de los territorios de 1967.

Aunque esto puede parecer una quimera siempre es preciso no perder la esperanza de contemplarlo algún día. Más si se plantea como alternativa a los intentos actuales de eliminación del pueblo palestino.

Israel, su objetivo eliminar a Palestina y los palestinos