Virginia de Miguel Perdomo
En la oscuridad del teatro negro, un circo mágico irradia luz con sus equilibrios, payasos, trucos de magia, bailes, y más. La Kompania Romanelli uruguaya, visita Madrid del 1 al 27 de agosto para presentar su espectáculo familiar más popular, El truco de Olej. Treinta años lleva la compañía empleando las técnicas del género, creando un clima de fantasía y de sensaciones, cuyo resultado es universal y atemporal.
El niño barrendero del circo quiere ser mago. Entre los actos, interrumpe simpático con la intención de mostrar su talento, aunque el maestro de ceremonias no se lo permita. Es teatro visual, los personajes son muy expresivos y el diálogo es escaso. El maestro habla para dar la bienvenida en varios idiomas.
Las cálidas acogidas que han tenido significan que tocan cuestiones más allá del lugar de nacimiento, clases sociales o cualquier otra condición
El conjunto liderado por Martín López Romanelli ha recorrido el mundo con sus titiriteros, visitando lugares como Uruguay, Argentina, Hong Kong y Río de Janeiro. Como defiende el director, las cálidas acogidas que han tenido significan que tocan cuestiones más allá del lugar de nacimiento, clases sociales o cualquier otra condición. Provocan risa, curiosidad o sorpresa. Las emociones no tienen barreras, así como en el cine mudo, aún esta realidad persiste en la actualidad.
Las proezas circenses las protagonizan marionetas, lo que requiere marionetistas con destreza. Están a la altura, consiguen manejar incluso figuras de hasta cuatro metros de altura, que además crean ellos mismos. Las marionetas se saltan la gravedad, se desarman, se recuperan, bailan al ritmo de la música, se convierten en objetos y manejan utilería con éxito.
Aunque debo decir que el primer acto se alarga considerablemente y que se hace monótono, el ritmo va aumentando gradualmente mediante números más entretenidos que los anteriores. Hay sorpresas. Los payasos no son marionetas, son actores. Actuación y manejo de los hilos se mezclan con coordinación, ritmo, oído, o equilibrio. Crean figuras muy bonitas en el baile, logran despistar en algún truco y sorprenden gratamente al adulto también. El truco reside en cosechar años de práctica que se hacen notar.
