domingo. 28.04.2024

Narrativa | JUAN ÁNGEL JURISTO

Hay en la obra de Miguel Barrero (Oviedo, 1980) una marcada tendencia a ocuparse de asuntos que conciernen a la literatura misma tomada como tema, cuando no a sus aledaños o, por lo menos, a temas proclives a ser pasados por el tamiz del relato gracias a la fascinación que procuran debido a su componente cultural. En este sentido bien puede decirse que la obra de Barrero se inscribe en cierta manera en esa tradición del posmodernismo que tiene a la literatura misma, no como un recurso, sino como sujeto mismo del texto y donde su armazón proviene de la cita. Autor de novelas tan señaladascomo Los últimos días de Michi Panero, relato que, a través de la fascinación de un escritor por el menor de los hermanos Panero, a quienes Gil de Biedma se refería como “las Hermanas Kessler”, aporta cierta sistematización de la memoria familiar, cuya fama se debe al talento del ausente, aunque de algún modo siempre presente Leopoldo Panero, y que se configura como símbolo de cierto estado del imaginario cultural de la Transición; Camposanto en Colliure, ni que decir tiene que es un relato que continúa la fascinación por la figura de Antonio MachadoLa tinta del calamar, donde trata de la vida y del asesinato del transformista gijonés Rambal o El rinoceronte y el poeta… y que continúa, potenciándose, en esta su última narración, La otra orilla, donde Barrero alcanza madurez como narrador, aunque siempre fue, desde su primer libro, rico en recursos.

Dante, por pertenecer a una época de obligadas pero comprensibles referencias simbólicas, ha sido pasto, curiosamente, de interpretaciones esotéricas de distinto pelaje y condición, lo que quizá se deba a que, desde la Ilustración, la Iglesia ha ido perdiendo la transparencia de sus símbolos, antes comprensible a todos, para transformarse en ser distinto a lo que aparenta, convirtiéndose así en mensajera de las más variadas tendencias de doctrinas ocultas, casi todas tendentes a la alquimía o a la intuición del vértigo apocalíptico. El imaginario, ya profano, se dispara como una flecha hacia el esoterismo cuando los signos religiosos de fácil interpretación en su momento se esfuman ya en el vivir cotidiano de las gentes.

La obra de Barrero se inscribe en esa tradición del posmodernismo que tiene a la literatura misma, no como un recurso, sino como sujeto mismo del texto

La otra orllla, en clara intencionalidad respecto a ciertas tendencias de moda, como sucedió en los años treinta, recoge esta tendencia, pero hace de ella una reflexión sobre la apariencia de las cosas y, como en anteriores narraciones, lleva a la mujer a ser portadora de ciertas intuiciones de la realidad que sólo ellas son capaces de percibir y, por ende, de corregir lo que se disloca y que en esta novela se hace realidad en la figura de Bárbara Soto. La trama, al contrario que los múltiples significados del texto, parece huir de complicaciones: un escritor español, que tiene cierta proclividad hacia Buenos Aires porque su abuelo emigró en su juventud a la Argentina pero, al contrario que la leyenda, no hizo fortuna y volvió raudo a la Patria, es invitado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, dentro de los intercambios culturales de las naciones, a dar unas charlas en la capital argentina dentro de un ciclo sobre la joven generación de escritores españoles. El escritor, fascinado por el hecho de que la ficción miente pero no engaña, al contrario que la Historia, tiene la intención, al hablar de su propia obra, de reflexionar sobre la apariencia y sus límites: “Así que, tras animarlos a que me interrumpieran cuando quisiesen e insistir en que ni mucho menos pretendía sentar cátedra, empecé a hablar de cómo Stevenson encubrió tras la peripecia de John Hawkins una reflexión sobre la madurez, del juego de espejos que plantea Cervantes en El Quijote o de cómo Humbert Humbert nos embosca en una narración tramposa para eximirse él de toda culpa... Había transcurrido algo más de media hora cuando uno de los asistentes levantó la mano para intervenir. Era un hombre bien entrado en la vejez… Cuando le indiqué que podía hablar, sonrió con una leve timidez y preguntó... ¿Y Dante? ...” Después de la charla se encuentran y el viejo dice llamarse Horacio Llana y que pergeña un mapa basado en el canto de Dante para poder reunirse con su esposa muerta como hizo el florentino con Beatriz...

El autor ha escrito una novela de intriga muy bien ajustada donde historias paralelas terminan por converger

Es entonces cuando aparece el escenario determinante del libro, el Palacio Barolo, un edificio construido en la Avenida de Mayo por el arquitecto Mario Palanti con elementos góticos y adornos sacados de la imaginería hindú con una marcada tendencia esotérica que seguía la estructura de la Divina Comedia, de Dante. Así, los cien metros que mide el edificio tiene el mismo número de cantos del poema y consta de veintidós pisos que corresponden al número de estrofas de los versos de la obra... y por si la cosa fuera poco, se construyó una réplica en Montevideo, el Palacio Salvo: ambos edificios poseen la particularidad de que en los primeros días de Junio, a las ocho menos cuarto de la tarde, la Cruz del Sur se alinea con el Faro que ilumina el Palacio dotándolo de una apariencia extraordinaria en la ya extraordinaria Avenida de Mayo.

Miguel Barrero
Miguel Barrero

Como no es costumbre en las reseñas dar cuenta de las vicisitudes de las tramas, y menos si ésta es esencial para la compresión de la obra, nos limitaremos a decir que el autor ha escrito una novela de intriga muy bien ajustada donde historias paralelas terminan por converger, dentro del ejemplo de los distintos significados que oculta el Palacio Barolo, en una reflexión sutil y llena de trampas sobre la apariencia y lo que ésta lleva aparejada... novela a ratos fascinante, siempre plena de recursos que el autor dosifica con maestría y complacencia. “Nunca sabés lo que se puede creer o no” responde en cierto momento Bárbara Soto a una pregunta del escritor... En realidad, toda la novela es un interrogante sobre esta cuestión y nos permite entrever de qué manera los grandes, con sus artificios, Cervantes, Dante...sabían ya de estas cosas.

Miguel BarreroLa otra orilla. Galaxia Gutenberg. Barcelona. 2023. 225 pp. COMPRA ONLINE


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JUAN ÁNGEL JURISTO, escritor y crítico literario

Aquel Buenos Aires dantesco | 'La otra orilla', de Miguel Barrero