viernes. 26.04.2024

Narrativa | LOURDES CACHO ESCUDERO

Hay escenarios que no se sabe si son reales o son consecuencia de nuestra imaginación, si los creamos para salvarnos de la culpa o de la soledad, si forman parte de un duelo inacabado o quizás de un duelo que no ha comenzado porque no se sabe cómo hacerlo. Nadie nos explica en realidad cómo son las despedidas e incluso en muchas ocasiones cuando se cree es demasiado pronto para que las entendamos se nos protege de ellas.

En De bestias y aves, el lector se hace muchas preguntas, al igual que la protagonista de la historia. ¿Es real Betania? ¿Existen esas mujeres que de alguna manera secuestran a Coro en una casa que no les pertenece? Lo mismo que las mujeres no responden a las preguntas de Coro, y dejan que poco a poco vaya haciéndose a la casa, el libro tampoco responde a las preguntas que nos vamos planteando y deja que poco a poco nos acostumbremos a su lenguaje, a sus descripciones, a la metamorfosis de la conducta. Hay elementos o símbolos de Federico García Lorca, las mujeres, la casa, el pozo… el luto que Coro va a hacer sin haberlo previsto en un lugar desde el que quiere escapar pero que a la vez la atrapa. El agua.

Hay escenarios que no se sabe si son reales o son consecuencia de la imaginación

Hay momentos en los que se sospecha que todo está en su mente, que todo es producto de su imaginación, un mundo creado para salvarse de la culpa no por la muerte de su hermana sino por haberse salvado ella, un mundo que la protagonista inventa para someterse porque no se entiende si no su manera de actuar, que su empeño por escaparse siempre acabe en una sumisión, en una vuelta a la casa y vuelta a empezar. ¿Es cierto que ha llegado hasta esa casa o la casa es un sanatorio? Porque ninguna de las mujeres que la habitan parece estar en su sano juicio, todas dicen tener un cuchillo bajo la almohada y el aspecto de Coro es desaliñado hasta el punto de que una de las mujeres le dice que le va a doler el pelo por no lavárselo. ¿Cómo puede ser que una pintora de éxito acabe en un sitio así y no sea capaz de salir de él? ¿Hay dos mundos en Coro? ¿El exterior real o irreal y el interior? La naturaleza de la bestia surge en todas las mujeres de la casa con el único fin de sobrevivir, de seguir alimentándose, de defender lo que  creen suyo aunque no lo sea. En esa, llamémosla comunidad en la que se va y se viene pero en la que también hay unas reglas y hay fronteras, lo que delimita la casa y lo que delimita el terreno, los insectos entran y salen, los perros, sumisos a la voluntad de su ama y también guías, espías, también sienten el miedo cuando presienten la muerte. ¿Es real Tobías Mos? Si lo es ¿por qué no puede preguntarle Coro de una manera que se entienda cómo escapar de allí? ¿Qué es realmente ese lugar? Esta es una pregunta recurrente del lector. Un mundo apartado de la civilización en el que conviven los contrastes, lo real y lo irreal, como dentro de una mente dolida, que no ha superado un trauma, que no se hace a la ausencia, que lleva la culpa a sus espaldas, que pinta la culpa para liberarse del dolor. La constante búsqueda de un cuerpo, las cruces, la tierra como símbolo de atracción, el agua como símbolo de paz y de huída. Lo que se intuye no se contesta en el libro. Y hay un momento en el que la autora pone en los pensamientos de Coro las palabras de Emily Dickinson: somos los pájaros que se quedan…

Las mujeres que rodean a Coro, que van y vienen, que le hacen preguntas, que le insinúan, que le dan consejos, que la odian son uno de los tantos matices que la protagonista es capaz de distinguir en los árboles, en las hojas, en las plantas, en las rocas, en el agua, en el barro; la autora las plasma en la obra como si se tratara de un lienzo. El tiempo empieza y termina en la casa, sucesivamente, todos los días, en un círculo angustioso donde no hay consuelo ni escapatoria, donde no hay salida posible, donde la única salida es aceptarse encerrada con esos elementos o aceptarse encerrada en una misma. 

Hay escenarios que no se sabe si son reales o son consecuencia de la imaginación, personajes como el de Tobías Mos que aparecen para poner oxígeno, para crear esperanza en Coro y fatiga en las demás, para morir cruelmente y desaparecer en las páginas que hacen bestias sin compasión a quienes creen que tienen derecho a vivir sin la amenaza, en términos generales, sin la amenaza que acabará por descuidarlas. Tobías Mos representa ese contraste entre la esperanza y la amenaza. Y en cuanto le hieren Coro comienza a aceptar otras proposiciones  y se repite a ella misma que es compasiva pero no lo es, sabe que ya es una más de la casa, una bestia más que acaba de hacerse al terreno, una okupa de su propio duelo, su propio escenario, su propia mente, mientras los pájaros migran y regresan para quedarse.

De bestias y aves. PILAR ADÓN. Galaxia Gütenberg. Barcelona, 2022. Premio de la Crítica. COMPRA ONLINE.


LourdesCacho
LOURDES CACHO es escritora y crítica literatura
 

Entre lo real y lo irreal | 'De bestias y aves', de Pilar Adón