Es cierto que durante el fascista y sangriento Alzamiento Nacional, en el País Vasco también se produjeron algo más que "propósitos"; proyectos de naturaleza violenta que a lo largo de una dictadura corrupta y sangrienta se retroalimentaban, para auto-extinguirse en función de los asesinatos que se cometieron, por la represión institucionalizada, pero sobre todo por el repudio con el que se manifestó el pueblo.
Es cierto que antes de su disolución, coexistió en el País Vasco otro propósito de separación, en el que se planeaba un nuevo estatuto de autonomía conocido como el Plan Ibarretxe, basado en que el pueblo vasco es un pueblo de Europa con identidad propia; con derecho a decidir su futuro; y por tanto con derecho a su autodeterminación. Lo que ocurrió fue que el Plan Ibarretxe fue abortado ante la imposibilidad de poder aplicarlo, como consecuencia de lo que había sido establecido en la Constitución Española; una inviabilidad que a pesar de la anulación del mencionado Plan, fue viabilizándose a través de la concesión de derechos unilaterales con respecto al resto de las nacionalidades españolas; tanto por Felipe González como por José María Aznar en los años en los que ambos estuvieron Gobernando.
Según cifras publicadas por el Ministerio de Política Territorial, desde el año 1978 hasta el 2021 se han producido un total de 2008 traspasos a comunidades y ciudades autónomas, siendo Cataluña la más beneficiada de estas transferencias, habiendo asumido 190 competencias desde aquel primer año.
El gobierno de Pedro Sánchez ha transferido un total de 21 competencias a nueve comunidades autónomas. Ocho de ellas al País Vasco, lo que supone el 40% del total de todas sus trasferencias. Por el contrario, hay diez regiones que no han conseguido ninguna, desde que se puso en marcha este ejecutivo.
Tratando de analizar las causas que han ocasionado estas concesiones, entiendo que las mismas están fundamentados en tres razonamientos: la existencia de un escenario que está relacionado con el tiempo; la utilización de unas lenguas que al conllevar una exclusión, engendran un desentendimiento; y sobre todo unos subjetivismos que conculcan los derechos de quienes en detrimento de los suyos tienen que financiarlos.
Sé que estos tres razonamientos van a ser considerados por los que se sientan afectados, como justificaciones de las causas que no se han tenido en cuenta lo que a lo largo de los tiempos. Lo que ocurre es que estas "causas" fueron concedidas en función de lo que en cada momento tuvieron que aceptar los que por interés, o para asegurar la gobernanza de los que ostentando el poder, se vieron obligados a otorgar.
Volviendo a sacar a colación aquello de que el pueblo vasco es un pueblo de Europa con identidad propia; con derecho a decidir su futuro; y por tanto con derecho a su autodeterminación; imagino que los demás pueblos que integran la Península Ibérica pueden decir lo mismo. Todos tienen su propia identidad; el derecho a decidir su futuro y por tanto el derecho a su autodeterminación. El que no la lleguen a ejercer está fundamentado en la propia existencia en estos pueblos de no tener que considerarse diferentes. Con lo cual las diferencias que están separándonos radican más en la utilización de un lenguaje que, siendo utilizado como medio por un minoría burguesa y unos políticos puestos a su servicio, cumplen los objetivos que éstos se han propuesto. Una minoría y unos políticos que para dar más énfasis al desentendimiento que se esconde tras las lenguas, enarbolan banderas con las que "visibilizar" unas costumbres de naturaleza cultural que siendo propias de los lugares en los que se practican, los que las tremolan no tienen en cuenta que precisamente su valor está, en que el respeto que estas costumbres merecen, también hay que reconocérselo a aquéllas que no les son propias.
No obstante, conocedores esta minoría burguesa y estos políticos que proliferan a su sombra, que la manera más efectiva de vindicar "aquellas causas" se encuentra en el uso segregador que conllevan los lenguajes, la prueba que mejor lo demuestra la tenemos en el afán con la que aquella burguesía y aquellos políticos, tratan de promocionar a través de la enseñanza de su lengua materna, la exclusión total de una lengua que como la española, por ser universal no puede ser erradicada de los territorios en los que esta burguesía y estos políticos están compartiendo gobierno con el Gobierno Central del país.
El que no se conozcan las raíces del vascuence, no les da a éste una carta de naturaleza que no se corresponda con el resto de las lenguas que se hablan en el mundo. Todas ellas tienen unos orígenes que por remontarse al momento en el que se produjo un lenguaje articulado, parten de una raíz común.
Se podrá alegar, como dijo Xabier Arzalluz aquello de la pureza de la sangre que perdura únicamente entre los vascos. Lo que ocurre es que, con independencia del sinsentido que representa una pureza, que comportaba una endogamia derivada de un anquilosamiento de la movilidad; de una convivencia entre los vascos, que el aislarle del resto de la gente de mal vivir, ni constituye una singularidad positiva, ni justifica ni encomienda una disociación del pueblo vasco con el resto de las comunidades. A lo más que este ex jesuita pudo aspirar fue construir un castillo de arena semejante al que ha erigido el pueblo judío con sus dogmas de ser el pueblo elegido por Dios.
Otro de los ejemplos de este proyecto de segregación lo tenemos en las reconvenciones con las que Sabino Arana identificó peyorativamente a los españoles como maquetos. Especificando - para dejar en claro lo que quería decir -, que:
"es maqueto todo español, sea católico o ateo; y Maquetania, a toda España con sus islas adyacentes."
"la sociedad euskerina, hermanada y confundida con el pueblo español, que malea las inteligencias y los corazones de sus hijos y mata sus almas, está pues apartada de su fin, está perdiendo a sus hijos, está pecando contra Dios"
¡Todo un personaje! Un trasnochado y paradójico pragmatico-idealista, que no teniendo en cuenta lo que esta dualidad representa, al igual que Xavier Arzalluz, no tomó en consideración que el pueblo vasco no se puede mantener aislado en un reducto montañoso, en el que excluirse de todo lo bueno y de lo malo que existe en las sociedades actuales. Un xenófobo que al igual que el otro, no le hicieron ascos al trabajo y las penurias con la que los maquetos hicieron posible lo que el País Vasco es en la actualidad. A este respecto, saco a colación el artículo de un ex-nacionalista llamado Tomás Meabe publicado en el periódico La Lucha de Clases.
"Es cierto que ellos (los hombres de otras tierras) contribuyen a las cargas públicas que han enriquecido a sus pobladores; que han trabajado como bestias y comido peor que ellas, que han jugado las vidas a todas horas, que tienen en sus casas un eterno drama de miseria… Pero no importa, se les insulta y colma de improperios, son invasores, son pérfidos, son vagos, son maquetos."
A este respecto cierro este artículo con una frase de Alicia Muñoz Alabau que dice: "Es evidente que el ser humano necesita de los demás (mucho más que cualquier otra especie). Nacemos muy inmaduros y desprotegidos y es gracias al contacto con los otros por lo que sobrevivimos y aprendemos todo lo que necesitamos para desarrollarnos y pone en práctica nuestras capacidades".