lunes. 29.04.2024

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Jaime Polo Mínguez | @lovacaine

‘The Iron Claw’ se alza como un testimonio emocionalmente impactante y estéticamente impresionante sobre la historia real de los hermanos Von Erich, cuyo legado en el mundo altamente competitivo de la lucha libre profesional en los años 80 se convierte en un retrato profundamente humano. Bajo la dirección magistral de Sean Durkin, la película nos sumerge en un viaje lleno de tragedia y triunfo, donde la sombra de un padre dominante y entrenador proyecta su influencia sobre los hijos en busca de una inmortalidad a escala épica.

Adoro cuando los actores clásicos de Disney se desentienden de sus antiguos papeles y buscan romper con su figura para darnos historias desgarradoras e interpretaciones que están al nivel del Oscar. Zac Efronemerge en su mejor versión hasta la fecha, desgarrando la pantalla con una actuación que trasciende sus roles anteriores. Su capacidad para transmitir dolor a través de la mirada es una revelación, demostrando que su talento abarca mucho más que la comedia ligera a la que estamos acostumbrados. Jeremy Allen White, por su parte, brilla con una intensidad que promete establecerlo como uno de los grandes actores de su generación en los años venideros.

En ‘The Iron Claw’ late una exploración profunda y matizada de la masculinidad, donde la presión de cumplir con las expectativas paternas se convierte en un tema central

En el corazón de ‘The Iron Claw’ late una exploración profunda y matizada de la masculinidad, donde la presión de cumplir con las expectativas paternas se convierte en un tema central. La película desentraña las complejidades de este tema al sumergirse en el mundo de la lucha libre profesional, un espacio donde la imagen y la realidad personal se entrelazan de manera única.

La dirección de Durkin combina hábilmente una trama sólida con actuaciones de alto calibre, creando una experiencia cinematográfica que es tanto dolorosa como hermosa. La película cautiva visualmente, sumergiendo al espectador en un mundo de emociones crudas y paisajes emocionales. La figura del padre, representada de manera dominante y a veces opresiva, se erige como un faro omnipresente que moldea las identidades de sus hijos. 

La presión de alcanzar la grandeza en el ring se convierte en un espejo de las expectativas sociales y familiares

La lucha libre, con su teatralidad y su énfasis en la imagen pública, ofrece un terreno fértil para explorar las tensiones entre la autenticidad y la construcción del “yo". En este contexto, los hijos se encuentran atrapados entre el deseo de complacer a su padre y la necesidad de forjar su propia identidad. La presión de alcanzar la grandeza en el ring se convierte en un espejo de las expectativas sociales y familiares, llevando a los personajes a cuestionar su propio valor y sentido de autoestima.

La escena culminante de ‘The Iron Claw’ encapsula magistralmente la evolución de los personajes y la temática subyacente de la masculinidad que permea toda la narrativa. Cuando Zac Efron, en el papel del patriarca, se quiebra emocionalmente y derrama lágrimas, pronuncia esas palabras cargadas de significado: "Los hombres no lloran". Sin embargo, sus hijos, con una sabiduría más allá de sus años, desafían esta noción arraigada, proclamando con valentía que el llanto es una expresión natural de la humanidad, un puente que conecta a las almas en su vulnerabilidad compartida.

‘The Iron Claw’ está ya en todos los cines de España y no tardará apenas un mes o dos en estar en plataformas.

‘The Iron Claw’: la maldición de los hermanos Von Erich