viernes. 26.04.2024

Fran Nieto |

El trabajo más conocido para el público del cineasta norteamericano Davis Guggenheim puede ser el documental ambiental Una verdad incómoda, muy popular en su momento gracias a la participación del político Al Gore en la narración y a los dos Oscars de la Academia que consiguió; pero para quien esto suscribe el excelente Esperando a Superman, que creo no llegó a distribuirse en nuestro país, supuso su trabajo más sorprendente y controvertido. Menos en Europa que en Estados Unidos porque se trataba de un trabajo que ponía en tela de juicio el sistema educativo norteamericano, haciendo hincapié en lo desastroso de su organización. Otros trabajos suyos muy interesantes serían From The Sky Down, sobre el grupo musical U2 y Él me llamó Malala, un retrato íntimo de la activista paquistaní Malala Yousafzai. Ganadora del Premio Nobel de la Paz.

Cualquiera que siga la obra de Davis Guggenheim sospecha que este documentalista sabe lo que hace, no dejándose encasillar en un tema o estilo

Cualquiera que siga la obra de Davis Guggenheim sospecha que este documentalista sabe lo que hace, no dejándose encasillar en un tema o estilo. Es solo una suposición, pero el hecho de que el director esté casado con la actriz Elizabeth Shue puede haber influido en su proyecto más reciente que ahora llega a la plataforma Apple TV. Shue ha actuado en las dos secuelas de Regreso al futuro. Y como es bien sabido en los círculos de fanáticos y de la industria, el conjunto de intérpretes de la trilogía se ha mantenido bien conectado durante décades (sin ir más lejos, hace tan solo tres meses el reparto se reencontró en un evento para sorpresa de los fans). Una serie de películas cuyo primer título estableció la carrera cinematográfica internacional y el estatus de estrella mundial de Michael J. Fox.

Justo al principio de la película queda claro lo bueno que es Guggenheim en su campo. Vemos a Michael J. Fox, gravemente afectado de Parkinson, paseando por una calle con su preparador físico. Un transeúnte lo reconoce y lo saluda. Michael saluda de vuelta, tropieza y cae, pues debido a lo avanzado de su enfermedad le cuesta mantener el equilibrio. Solo con la ayuda de su entrenador logra volver a levantarse. Este momento es muy doloroso tanto para el protagonista del documento como para el espectador, e inmediatamente nos hace reflexionar sobre si realmente queremos ver estas imágenes tan duras en primer lugar. Después de todo, esta persona no es una figura controvertida, si no un ídolo apreciado por personas de todas las edades. Y lo ha sido durante más de dos generaciones, siempre y cuando no incluyamos en su haber bodrios como Doc Hollywood o Colegas a la fuerza.

Michael habla de todo, desde su infancia hasta lo cruel que es vivir con Parkinson. Toda la historia está contada de manera cronológica

Pero justo cuando te estás cuestionando lo potente de esta escena inicial, su entrenador le ayuda a ponerse de pie y Michael se vuelve hacia el transeúnte dándole una réplica tan chistosa y brillante que no tenemos más remedio que soltar una carcajada. Esa escena dolorosa se convierte así en algo maravilloso, y durante la siguiente hora y media no podrás apartar la mirada de la pantalla. Michael cuenta su historia él mismo (aquí se le llama familiarmente Michael para que todos los espectadores sientan una conexión mucho más personal con él). Incluso puedes verlo grabando el texto fuera de la película con su logopeda. Guggenheim también lo entrevista muy a menudo frente a la cámara e incluso Michael rompe en ocasiones la cuarta pared e interpela directamente al público.

Debido a su enfermedad, su cuerpo está en constante movimiento. Toma tiempo acostumbrarse, pero rápidamente te das cuenta de que este hombre solo ha cambiado en su aspecto exterior, pues sigue igual de rápido y divertido en sus comentarios y disgresiones. Hay que agradecer que se omitan otras cabezas parlantes, a excepción de la familia Fox-Pollan, cuando son filmadas supuestamente de forma espontánea durante una conversación. Michael habla de su infancia y de un padre que se sentía indiferente ante la fama lograda por su retoño, lo que resulta ser un giro sorprendente para el desarrollo de lo que se nos cuenta. Michael habla de todo, desde su infancia hasta lo cruel que es vivir con Parkinson. Toda la historia está contada de manera cronológica.

Davis Guggenheim ha logrado entregarnos una película profundamente humanista que es a su vez muy conmovedora

Con este tipo de puesta en escena, no hay pausa de un segundo y mantiene al espectador concentrado, pero nunca abrumado por la persona y el tema tratado. Y gracias al impresionante trabajo del editor Jackie Clary, cada uno de los trabajos de Michael se pueden encontrar, al menos en fragmentos y fragmentos de vídeo y audio. Nos hallamos ante un documental que no es solo un ejemplo sobresaliente de archivismo sofisticado y emocionante. También es un ejemplo de narración virtuosa y perfección cinematográfica. 

Davis Guggenheim ha logrado entregarnos una película profundamente humanista que es a su vez muy conmovedora. Pero no de una manera melancólica, triste, sino a través de un hálito de energía y de optimismo. Nunca volveremos a acercarnos tanto a esta persona, que no es una víctima sino un modelo a seguir. Convierte a un popular ídolo del cine en un héroe indiscutible: Míster Michael J. Fox...

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