martes. 19.03.2024
Intermon Oxfam
Foto: Intermon Oxfam

Personal sanitario, personal de supermercados, cuidadores, jornaleros, repartidores, trabajadores del hogar… se han convertido en esta pandemia en los colectivos laborales que han estado en primera línea en la lucha contra la COVID-19. Todos ellos trabajadores esenciales que, sin embargo, sufren los mayores niveles de precariedad y temporalidad en el empleo.

Según el último informe de Oxfam Intermón, Esenciales, “la precariedad afecta con especial fuerza a quienes durante la pandemia se han revelado como imprescindibles para cuidar y salvar nuestras vidas”. Liliana Marcos, coautora del estudio y experta en políticas públicas y desigualdad de la ONG afirma que “auxiliares de dependencia, profesionales sanitarios, mensajeros de plataformas, trabajadoras del hogar o cajeras de supermercado están entre los más precarizados y peor pagados”, cuando ellos “han sido los esenciales, los que no han podido parar mientras se paraba todo lo demás. Y salen de la pandemia igual que entraron: precarios”.

Dentro de las personas afectadas por la precariedad laboral, las subcontratadas son las más vulnerables. Según recoge el informe, la tasa de despidos entre quienes están en esta situación multiplica por seis la del conjunto de sectores: de febrero a mayo de 2020 la ocupación cayó un 5%, pero la bajada en el sector de “actividades relacionadas con el empleo”, que engloba a empresas de trabajo temporal y multiservicios, cayó en un 30,9%.

Oxfam Intermón denuncia también que las profesiones del hogar y cuidados son de las más precarizadas. “Una auxiliar de geriatría tiene un sueldo base de algo menos de 1.000 euros, y una trabajadora del hogar no tiene derecho a desempleo”, explica Marcos. “No es casualidad que se trate de empleos altamente feminizados. No podemos permitir que una de cada tres trabajadoras del hogar o de cuidados viva por debajo del umbral de la pobreza”.

Esta precariedad laboral afecta también al sector sanitario, con especial incidencia entre los jóvenes: la tasa de temporalidad es del 80% entre las y los enfermeros de entre 24 y 35 años contratados en el sistema público. 

En su informe, la ONG ha calculado también que la pandemia costará más empleos en España que en otros países de su entorno. Por cada punto que disminuya el PIB, la tasa de desempleo subirá 0,2 puntos en el Reino Unido, 0,3 en Italia o Francia y hasta 0,8% en España.

Oxfam Intermón recuerda que, en apenas 20 días de marzo 900.000 personas se dieron de baja en la seguridad social por la paralización de la actividad económica, con especial afectación en sectores como la construcción o la hostelería en los que el 73% de personas corresponde a grupos de cotización bajos, con mayor presencia de mujeres, jóvenes y personas de baja cualificación.

En 2019, más de uno de cada tres contratos con duración determinada tenía una duración inferior a una semana, mientras que prácticamente una de cada tres personas asalariadas (28,27%) tuvo tres o más contratos. La tasa de temporalidad en España es la más alta de la UE, prácticamente el doble de la media comunitaria, y tiene especial relevancia en el sector público: las administraciones tienen una tasa de temporalidad del 27,5% frente al 24,4% del sector privado.

En cuanto a la parcialidad, la OIT estima en unos 5,5 millones las personas trabajadoras infrautilizadas en España porque querrían trabajar más horas de lo que actualmente hacen. 

Una realidad que tiene rostro de mujer: el 74% de las personas con contratos parciales son mujeres y tras esos contratos se esconden, en ocasiones, horas no cotizadas y trabajadas en el marco de la economía informal. 

TESTIMONIOS

El informe recoge testimonios de trabajadoras y trabajadores cuyas profesiones están marcadas por la precariedad. Es el caso de Aroa, auxiliar de dependencia en una subcontrata de la administración. Subcontratación, parcialidad no deseada y trabajo feminizado se combinan en situaciones como la suya: “siempre hay el miedo de perder el trabajo y siempre vas a hacer horas de más”, explica. “Las compañeras, por ser vulnerables, inmigrantes o monomarentales, no saben decir que no”. 

Fernando es mensajero y falso autónomo. Nuestro trabajo, explica, “es absolutamente precario, porque no sabemos nuestro horario ni con una hora de antelación”. A diferencia de otros mensajeros, ellos carecen de los derechos asociados a un contrato laboral. “Un repartidor con contrato tiene finiquito, tiene vacaciones, tiene desempleo, tiene jubilación. Nosotros no tenemos nada”. 

El de Amalia es otro de los ejemplos del informe. Ella es ecuatoriana y trabajadora del hogar, y denuncia las situaciones de abuso que propicia la ley de Extranjería, que impide regularizarse antes de los tres años a quienes han llegado a España sin contrato. “Te condenan a vivir en la invisibilidad hasta que regularices tu situación. Son tres años prácticamente invisible, tres años en los que tu vida deja de ser tuya. Muchas trabajan como internas cuando no tienen papeles, paralizan su vida durante esos años con la esperanza de regularizarse”. 

En el sector sanitario también existe la precariedad. Lo cuenta Cristina, una joven médica interina que acaba de terminar su residencia (periodo de prácticas de cuatro años). “Encadenas contratos de suplencias de un centro a otro y puedes llegar a firmar 20 o 30 contratos al año; durante la pandemia se han firmado contratos que empezaban un lunes y acababan un viernes”. 

Propuestas para un empleo digno

Oxfam Intermón demanda que esta vez la reconstrucción tenga como pilares la protección y el refuerzo de las rentas salariales y la garantía de los derechos laborales, particularmente de los trabajadores esenciales. La crisis económica dejada por la pandemia, según cálculos recientes de la organización, hará que nuestro país retroceda en los tímidos avances para reducir la desigualdad que se habían hecho en los últimos cuatro años, y arrojará a la pobreza a un número estimado de 700.000 personas, si no se adoptan medidas correctivas.

El informe Esenciales recoge una batería de medidas muy concretas que pasan por dar más poder de negociación a trabajadores y trabajadoras, hacer más costosa la contratación temporal para reducir su uso, mejorar las prácticas de contratación de las administraciones públicas, reforzar la inspección laboral y reducir el impacto que la subcontratación o los falsos autónomos tienen en la reducción de costes salariales. La ONG ha lanzado una recogida de firmas para lograr apoyo a estas propuestas. “No podemos permitir”, dice Marcos, “que las personas que nos han cuidado esta pandemia tengan estos niveles de inseguridad. Tenemos que cuidar de quienes nos cuidan”

Oxfam Intermón defiende así mismo una regularización por razones extraordinarias de las personas que residen en España, y una reforma de las condiciones de arraigo de la actual Ley de Extranjería.

“La reducción de la precariedad y la mejora de la igualdad de oportunidades”, concluye Marcos, “son vitales a la hora de reducir una desigualdad que, sin estas medidas, seguirá enquistada en nuestro país”. 


Imagen: Oxfam Intermon

Los trabajadores esenciales en la lucha contra la COVID-19 son los más precarizados