viernes. 03.05.2024
Yolanda Díaz y Marta Lois
Yolanda Díaz y Marta Lois

Vivimos sin duda un momento importante, aún con la incertidumbre sobre el nuevo gobierno resultante del 23-J. Dos son al parecer las alternativas: un gobierno de coalición progresista desde el acuerdo de PSOE y SUMAR con las nacionalistas e independentistas para avanzar hacia un Estado plurinacional con una política de progreso, o nueva convocatoria electoral en enero 2024, con la incógnita sobre las posibilidades del PP para llegar al gobierno de la mano del tamayazo de algún/a tránsfuga.

Y mientras, una discusión abierta sobre una posible amnistía para los delitos cometidos por el independentismo catalán en el “procés”, y con ellos por las fuerzas “del orden” en sus excesos, particularmente el 1-O. Discusión abierta también sobre su constitucionalidad, que parece clara, y sobre su carácter de resultante de acuerdo o acuerdos que no sólo garanticen la investidura sino también una corresponsabilidad para una legislatura estable y de progreso. Todo ello inmerso en la compleja situación de salida de las crisis resultantes de la pandemia, la invasión de Ucrania, la inflación…, a partir de una muy positiva gestión de gobierno en la legislatura que ahora ha terminado. 

Mucho se debate, se habla y se escribe, sobre esta problemática y, por suerte, difícil es sustraerse a ella.

Pero tengo la impresión de que a la ciudadanía, a la que se nos emplazó a pronunciarnos el 23-J, y lo hicimos, solamente se nos reserva la función de observadores. No es un problema nuevo, pero en momentos como los actuales aparece con mayor nitidez esta grave carencia de nuestra vida política. 

Se nos reserva la función de observadores. No es un problema nuevo, pero en estos momentos aparece con mayor nitidez esta grave carencia de nuestra vida política

Sabemos, o deberíamos, que la pasividad de la ciudadanía interesa a las fuerzas conservadoras, pero que para una política de progreso es imprescindible una ciudadanía organizada y activa. Sabemos también por experiencia lo difícil que desde la Transición le resulta al PSOE asumir esta necesidad y traducirla en iniciativas, pero también a las organizaciones que se reclaman de un proyecto de trasformación progresista que, desde el PCE, IU, PODEMOS…, han sumado demasiados fracasos en este objetivo de impulsar la necesaria incidencia social más allá de positivas pero momentáneas respuestas sociales. 

SUMAR demostró, hemos comprobado, que de nuevo es posible suscitar esperanzas, activar la atención social. Lo vimos en los últimos meses y tuvo una primera respuesta el 23-J, en la precampaña y en la campaña, y en el resultado electoral obtenido. Estoy convencido que desde el proclamado objetivo de un nuevo gobierno progresista de coalición, con los datos de los votos obtenidos por PSOE y SUMAR en cada circunscripción, en las grandes y en las pequeñas, y con una inteligente y valiente utilización del concepto de voto útil, hubieran podido conseguirse mejores resultados en el Congreso y en el Senado. No es éste el problema a resolver en este momento, aunque sería conveniente no olvidarlo.

Ahora de lo que se trata, de lo que debería tratarse, es de activar la tensión ciudadana, incidir en la vida diaria de la sociedad española, no sólo con informaciones de lo que está pasando, de las propuestas políticas de unos y otros, argumentando las propias, criticando las oponentes, sino encontrando las formas de estimular la conciencia ciudadana para la mejor comprensión de todo ello, para captar la sensibilidad ciudadana en cada momento, para encontrar las mejores respuestas a lo que nos depara el día a día escuchando a la ciudadanía, para hacerla partícipe, para contribuir con ello a la comprensión y asunción ciudadana de las iniciativas políticas que se vayan tomando. Lo que, además, debería constituir la mejor base para encontrar las nuevas iniciativas a tomar en cada nueva coyuntura. 

Ahora de lo que se trata es de activar la tensión ciudadana, incidir en la vida diaria de la sociedad española, no sólo con informaciones de lo que está pasando

Y todo ello sólo es posible con la activa función de la “organización política”, del “partido político”, llámesele como se quiera.

Es cierto que en este momento parecen existir otras prioridades, como son las negociaciones para la investidura, el programa de gobierno de coalición y su composición. Pero, insisto, todo ello no debería anteponerse a configurar la organización que ha de establecer la necesaria conexión con la sociedad, y que, además, debería contribuir al adecuado desarrollo de aquellas supuestas prioridades.  

Ahí se esperaba a SUMAR. Y sigue la espera. Las bastantes entrevistas y tuits de estas semanas están bien, pero debería estar claro que así no se construye una organización, ni para ahora, ni menos para 10 años. Bastantes consideraciones al respeto han proliferado en la última etapa en diversas publicaciones, entre ellas Nuevatribuna.es ha difundido frecuentes artículos al respecto. En ésta y en mi blog he incidido en diversas ocasiones en esta cuestión, la última con el título de SUMAR sumandos para un resultado (organización y programa) con articulación autonómica

No hemos visto iniciativas que permitan avanzar en la necesaria fusión en la acción política de este aún heterogéneo conjunto en un proyecto (organización y programa) 

Somos muchos y muchas los y las que no sólo hemos votado las candidaturas de SUMAR, sino que hemos contribuido hasta ahora a su financiación. Pero, también hasta ahora, sólo hemos recibido el agradecimiento, que bienvenido sea. Nada más, como si ahora la tarea de este momento sólo correspondiera a Yolanda y sus portavoces, quizás también a las personas elegidas el 23-J. Y los y las demás a mirar, cada uno y cada una a aplaudir desde su casa. Ni siquiera hemos visto alguna actividad pública organizada de incidencia en las organizaciones sociales para explicar el Programa de SUMAR ni por parte de las personas de los grupos de trabajo que han participado en su elaboración, ni por más amplios colectivos. 

Un día apareció en los medios la información de una “Asamblea” de SUMAR anunciada para septiembre. Y luego nada más. Y ya estamos en este septiembre. Ni propuestas de formas de trabajo local, sectorial, de una mínima estructura que permita pasar a una fase en la que se articulen las 15 organizaciones que se integraron en la plataforma electoral y las numerosas personas que sin estar en ellas hemos dado apoyo a la iniciativa. No hemos visto iniciativas que permitan avanzar en la necesaria fusión en la acción política de este aún heterogéneo conjunto en un proyecto (organización y programa) coherente que debería establecerse con una articulación autonómica. Ni canales que permitan expresar opiniones como éstas más allá de los medios individuales.

Creo que aún estamos a tiempo, siempre se está a tiempo, pero a veces para no llegar o para llegar tarde. ¡Que la esperanza pueda aún traducirse en algo!

Esperando a SUMAR, no sólo a Yolanda y sus portavoces