viernes. 03.05.2024
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“Harto ya de estar harto”, como en la canción de Serrat, conviene señalar todas las falsedades y contradicciones de quienes nos quieren engañar presentándose como los salvadores de la patria, y acusan a los demás de dividirla y traicionarla.

El día 10 de julio, en el único debate que aceptó Núñez-Feijóo (y que se celebró en su terreno amigo de Atresmedia), el candidato del PP -al margen de que se le ha contabilizado, por partes de diversas fuentes solventes, una mentira cada dos minutos de los 50 en que le correspondía hablar, tuvo el atrevimiento de tomarnos a todos por imbéciles de manera descarada. No contento con haber montado, junto con la cúpula de su partido, una continuada campaña de insultos y descalificaciones dirigidas al presidente del Gobierno, se atrevió a afirmar reiterada y descaradamente que su partido había votado a favor de la ley de Reforma de las Pensiones.

El atractivo voto de diez millones de pensionistas le compensa insultar la inteligencia y la memoria de los seis millones de telespectadores, falseando la realidad. Porque hasta ese momento había incluido la ley de Pensiones entre las realizaciones del “sanchismo” que se comprometía -como único programa concreto- a derogar. Y nadie nos garantiza que, aunque recibiera ese ansiado voto, no derogaría realmente esa ley de Pensiones.

El historial político de Núñez-Feijóo y del PP está sembrado del intento constante de falsear la realidad española

El historial político de Núñez-Feijóo y del PP está sembrado de ese intento de falsear la realidad española. Desde el “España va bien” de Aznar -su España y la de los suyos iba bien después de vender de saldo todas las empresas públicas rentables (pan para hoy y hambre para mañana), que fue el truco del posteriormente convicto Rodrigo Rato- hasta el meter a España en una guerra ilegal y falseada, como la de Iraq, a cambio de que Bush hijo le garantizaba el futuro como empleado de Murdoch y de Georgetown University. El mismo Aznar que poco después de mentir a todos los españoles mirando fijamente a cámara y de decirnos aquello de “créanme: existen las armas de destrucción masiva”, volvió a aparecer en televisión garantizándonos que los atentados del 11M eran obra de ETA, porque su asesor Arriola le había dicho: “si es ETA, mayoría absoluta”.

De la misma manera, Feijóo ganó sus primeras elecciones en Galicia tergiversando la realidad, y acusando falsamente al entonces presidente Pérez Touriño de ‘haberse comprado’ con el dinero de todos los gallegos un Audi de alta gama, cuando lo único que hizo -por indicación de quienes gestionaban el parque móvil de la Xunta- fue dejar que se sustituyera el mismo modelo y marca por uno nuevo, porque tocaba reponerlo. Y aquello, y otras falsedades y falsos testimonios fue un caballo de batalla para desprestigiar al contrincante, junto con la promesa de bajar unos impuestos que, a los pocos meses de presidir la Xunta lo que hizo fue subirlos.

En las elecciones de 2012 a la presidencia de la Xunta, se sacó de la chistera el conejo de un acuerdo con PEMEX, por el que este grupo mexicano adquiría el 51% de Barreras, y comprometía la construcción de varios floteles y 12 embarcaciones, que terminaron con el mero encargo de un flotel, algún directivo de Barreras huido de la justicia, y la empresa al borde del abismo, y con deudas con más de treinta empresas, y un par de miles de trabajadores camino de la miseria. Cara campaña electoral la de Núñez-Feijóo, que se significó por ser un vendedor de humo a costa de la ruina ajena.

Como es un hábil calamar, que maneja muy bien el disimulo de emborronar con tinta la realidad, salvó el pellejo, y pasó a vivir de otras mentiras. Por ejemplo, la de vender el milagro de su buena administración económica, cuyo balance ha sido que en 13 años multiplicó por tres el endeudamiento de la Xunta de Galicia.

En contra de los planes que tenía Caixanova de fusionarse con Cajastur (que era una entidad saneada) Núñez-Feijóo forzó la fusión de Caixa Nova y Caixa Galicia. Y lo hizo mintiendo, porque garantizó que se habían hecho unas auditorías externas que así lo aconsejaban. Y forzó la creación de Nova Caixa Galicia. El Parlamento de Galicia aún no ha recibido las famosas auditorías, que no existen (lo único que se hizo fue un “estudio” de KPGM -no una auditoría- que ni siquiera se tuvo en cuenta). Y la broma costó algo más de 9.000 millones de euros. La fusionada caja, por el capricho de Feijóo, terminó vendida por poco más de 1.500 millones de euros, que el comprador, el grupo venezolano BANESCO, amortizó en menos de tres años. El capricho del gran gestor Núñez-Feijóo costó algo más que la suma del gasto total de la Sanidad Pública y de la Enseñanza Pública de Galicia en 2022.

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Estos rasgos (sólo he citado algunos) conforman el perfil de “gran gestor” del que presume Feijóo, y el que respalda su supuesta solvencia como candidato a gobernar España. Y no. Aunque no me gusta hurgar en las miserias ajenas, ya que él se ha dedicado a fomentar, y dejar que sus correligionarios lo hagan, la calumnia y la descalificación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ridiculizando el “sanchismo”, esta vez no quiero dejar pasar sus relaciones con el narco Marcial Dorado. Es de todos sabido que fue amigo -no por una salida un fin de semana al mar, sino de varios años y a muchos sitios- del conocido contrabandista, y que en aquellas fechas ya había salido en la prensa de todo el país como investigado por narcotráfico.

También usó para explicar la famosa foto de la “nivea”, su técnica de la tinta del calamar. Marrulleó para escatimar una explicación a aquella amistad peligrosa: no se acordaba de nada, casi no conocía a Dorado, cuando éste (con un lógico cabreo) ha explicado que, para no conocerle, bien que había dormido en su casa y tomado los desayunos que le preparaba la esposa de Dorado. Tuvo que confesar algunos viajes con su amigo desconocido a sitios “donde había mucha nieve” (según sus palabras, que para bien suyo espero que sean literales y no metafóricas). A la sazón era director general del Sergas, que es el Servicio de Salud de Galicia. Y cuando farfulló alguna confusa explicación sobre el tema, confesó algo revelador: cuando salieron las fotos trató el asunto con Manuel Fraga y sopesaron el peligro que tenían y si tendría o no que dimitir. Supongo que la conclusión que sacaron es que los gallegos “tragan con todo”, y lo dejaron pasar.

También al filo de la foto se habló de contratos que, por las mismas fechas, había adjudicado el SERGAS (presidido por Feijóo) a Marcial Dorado para el suministro de combustible a edificios del Servicio Gallego de Salud. Contratos sobre los que también remoloneó, y que jamás presentó ante el Parlamento de Galicia.

Este personaje es el que nos pide que dentro de unos días le demos nuestro valioso voto para presidir el gobierno de España. Y este personaje es el que se ha puesto a resucitar a ETA (doce años después de haber desaparecido), para desacreditar al Gobierno de España porque un grupo político como Bildu, que lleva once años legalizado y actuando democráticamente, ha votado a favor de algunas leyes del Gobierno que mejoran considerablemente la situación social de los trabajadores y de la población desfavorecida. Y eso lo hace el presidente del PP, del que hace pocos días Andoni Ortúzar, presidente del PNV ha explicado que en lo que va de legislatura, el PP ha votado con Bildu en el Parlamento Vasco más de la mitad de las veces “mientras acusa a los demás de tener las manos manchadas de sangre” por coincidir con Bildu.

Y eso sin tener que echar la vista atrás, ni recordar que cuando Aznar negociaba con Herri Batasuna, y con ETA, acercaba a presos de ETA a Euskadi, siguiendo las exigencias de ETA, y llegó incluso a referirse a ETA como “Movimiento de Liberación Nacional”: una expresión por la que algún fiscal o juez estricto hubiera debido ordenar su procesamiento por exaltación del terrorismo.

Me van a perdonar que escriba todas estas cosas, pero me ocurre como en aquella canción de Serrat, que “harto ya de estar harto”, conviene señalar todas las falsedades y contradicciones de quienes nos quieren engañar, presentándose como los salvadores de la patria, y acusando a los demás de dividirla y traicionarla. Por cierto: que por mucho menos que la famosa frase de Aznar, a Alfredo Pérez Rubalcaba le quisieron implicar y procesar en la llamada “operación faisán”.

No voy a dejar que me engañen, ni voy a tolerar, sin denunciarlo públicamente, que falseen la imagen de España, precisamente personas como Núñez-Feijóo

Por eso, personalmente no voy a dejar que me engañen, ni voy a tolerar, sin denunciarlo públicamente, que falseen la imagen de España, precisamente personas como Núñez-Feijóo, que hasta ha ido a Europa a pedirle a la cúpula de la Comisión (sin éxito) que no se fíe del Gobierno y que no le entregue a España (“su patria querida”) los 140.000 millones de euros que el Gobierno ha negociado y está utilizando para la recuperación y modernización de la economía y de la sociedad española.

Pero no me hagan ustedes caso a mí. Abran bien los ojos y el cerebro y comparen. Basta con que vean a Núñez-Feijóo bloqueando el CGPJ, en beneficio de mantener una judicatura controlada y favorable a sus intereses, cuando hay por delante varios juicios de corrupción política y económica que afectan al PP. O negándose a declarar (según su obligación como parlamentario) los sobresueldos que recibe de su partido. O cómo dice que no va a pactar con la extrema derecha, para después colocarla a presidir parlamentos autonómicos, o a participar en los gobiernos de Comunidades Autónomas. Y cómo asume las imposiciones de Vox en materia de violencia de género, en materia de memoria democrática, en materia de inmigración. Y cómo se mimetiza con Abascal plagiándole sus mensajes para quitarle votos. Mensajes, por cierto, que suelen situarse en el terreno antidemocrático.

Y comparen estos intentos de falsear la imagen de España, y de perjudicarla, o de fomentar soterradamente el odio frente a algunos territorios, como Cataluña, con la realidad de lo que en estos últimos cinco años ha logrado el Gobierno: la paz en Cataluña, el consenso con los representantes de una España plural, acorde con la Constitución; los 140.000 millones de Europa (la mitad a fondo perdido), la excepción ibérica para bajar el precio de la energía, la subida del 47% del salario mínimo, el ingreso mínimo vital, la reforma laboral, acabar con los falsos autónomos (“ley readers”), reformar las pensiones y mantener el poder adquisitivo de los pensionistas (metiendo de paso 5.300 millones de euros en la hucha de la pensiones), iniciar un programa de viviendas sociales en alquiler, afianzar la igualdad y la lucha contra la violencia de género, la ley de la eutanasia, los impuestos especiales a las grandes empresas energéticas y financieras… Y otras tantas normas hasta llegar a doscientas, que nos han ayudado a superar con menos penosidad las crisis, han relanzado la economía de empresas y trabajadores y nos han llevado a batir el récord del número y calidad del empleo con casi 21 millones de cotizantes a la Seguridad Social.

Estoy seguro de que, si lo analizan y lo piensan, van a ir ustedes masivamente a votar por la España real, y no por la España falsa y tramposa con la que tratan de engañarnos y hacernos retroceder a los tiempos anteriores a la Democracia. Y hacer que pueda continuar con paso firme la labor comenzada en la última legislatura.

Artículo publicado en Mundiario

La España real o la España falseada: nos toca elegir