viernes. 26.04.2024
PSOE CyL
 

Es evidente que las características políticas y por tanto electorales, de cada Comunidad Autónoma de España tienen diferencias mas o menos intensas. Por ello no parece riguroso extrapolar mecánicamente los resultados electorales de elecciones autonómicas, como las de Castilla y León o Madrid al conjunto del estado.

Dicho esto, también parece oportuno sacar algunas conclusiones de lo ocurrido. 

En Castilla y León se ha hecho especial énfasis en el crecimiento de Vox y en el triunfo del PP, lo que es cierto, pero con matices. Vox no ha tenido muchos más votos que en las últimas generales, aunque sí de las anteriores autonómicas. Y el PP ha mejorado en relación con las últimas autonómicas pero muy moderadamente. Lo que sí ha habido es una tremenda caída de Ciudadanos, con una lógica redistribución del voto en el bloque conservador. La derecha, por tanto, ha ganado, pero sin un sustancial avance.

Que el descontento de las provincias y comarcas que se consideran abandonados no haya sido capitalizado por la izquierda sino por las plataformas locales, dice muy poco de la capacidad del PSOE y de Unidas Podemos

En cambio, la izquierda, PSOE y Unidas Podemos, si han retrocedido de manera clara. Y que suceda tras 35 años de gobiernos ininterrumpidos de la derecha, esto sí que es preocupante. Como también lo es que las reacciones de diversos portavoces y dirigentes de ambas organizaciones no hayan hecho el menor gesto de reflexión crítica de sus resultados. Como tampoco lo hicieron tras el gran éxito de Ayuso en Madrid, más allá de la dimisión inevitable de Ángel Gabilondo.

Lo más significativo es que este retroceso del conjunto de la izquierda tenga lugar en un contexto de importantes logros del gobierno de coalición, en especial en el ámbito sociolaboral, el último de ellos la subida del Salario Mínimo unos días antes de las votaciones. Esta claro que no ha servido para mejorar la imagen del gobierno.

Tuve la ocasión de estar el pasado otoño una semana de vacaciones por Soria y algunas comarcas de la Castilla y León vaciada y abandonada (Segovia y Burgos). Pueblos y pueblos sin centros de salud, sin equipamientos deportivos, educativos, culturales o centros para las personas mayores, sin apenas farmacias, tiendas o sucursales bancarias, sin presencia de la administración y sin medios de transporte decentes. Incluso con buena parte de su inmenso legado artístico cerrado a los posibles visitantes. Y nos llamó la atención que lo que sí que abundaba en la provincia de Soria eran pancartas por todas partes, con el lema “Autovía ya!”; era toda una señal.

Que, tras un larguísimo periodo de gobierno de la derecha, el descontento de las provincias, comarcas o sectores que se consideran abandonados no haya sido capitalizado por la izquierda sino por las plataformas locales, dice muy poco de la capacidad del PSOE y de Unidas Podemos por articular una alternativa política convincente y creíble.

Es verdad que el ámbito de voto de las izquierdas tradicionalmente ha sido el urbano y mucho menos el rural o semirrural y por eso han aguantado mejor en Valladolid. Pero no han sido capaces de detectar y sobre todo dar respuesta al creciente malestar existente, que resultaba obvio desde hace tiempo (y al menos desde la irrupción de “Teruel existe” en el Congreso de los Diputados).

Las izquierdas en Castilla y León han vuelto a cometer el tremendo error de la campaña en Madrid, centrada mucho más en el ataque a Ayuso que en la oferta de propuestas propias. En Madrid, la demencial actitud de Unidas Podemos y su primer candidato, con expresiones propias de 1936, a la que consiguieron arrastrar al propio Gabilondo, era lo que deseaba Ayuso para fortalecer su idea del peligro del Frente socialista-comunista. En Andalucía también paso algo parecido.

Y ahora en Castilla y León la mayoría de los mensajes han sido contra Vox y contra la posibilidad de un gobierno PP-VOX, algo que solo moviliza a los sectores muy ideologizados de la izquierda y no a lo que debería ser el objetivo fundamental, los trabajadores y clases medias con problemas sociales, económicos, de vivienda, sanidad, educación, transporte o despoblación. 

Por otra parte, el gobierno de coalición tiene que reflexionar sobre las dificultades que tiene para dar a conocer y convencer a la ciudadanía de lo que esta haciendo. El gobierno parece subestimar el inmenso desgaste que le están produciendo la inmensa mayoría de los medios de comunicación afines a la derecha y buena parte de las redes sociales y tiene que escapar urgentemente de la dinámica de enfrentamiento puro y duro que el PP y VOX mantienen en el Congreso y hablar solo de lo que están haciendo y de lo que van a hacer, eso sí sin triunfalismos.

Por su parte Unidas Podemos, además de buscar para los próximos procesos electorales candidatos de mayor calidad que el de Castilla León, (cosa nada fácil tras las sucesivas depuraciones y abandonos), tiene que afrontar cuanto antes cual va a ser el futuro de sus propuestas y alternativas políticas concretas, de sus alianzas electorales, de su modelo de organización y de su equipo de dirección y liderazgo. De lo contrario, su debacle electoral puede ser monumental y de paso cargarse el futuro de gobiernos progresistas de coalición. 

Ojalá que seamos capaces de sacar las oportunas conclusiones de lo sucedido en Madrid y Castilla y León, cuando aún estamos a tiempo de cambiar las actuales dinámicas.

Castilla y León, nueva advertencia para la izquierda