viernes. 26.04.2024

¿Habrá Wassat?

La lluvia ha cosechado mesas y sillas de las terrazas. Al menos de la que soy habitual. En una cafetería me acojo a refugio...

La lluvia ha cosechado mesas y sillas de las terrazas. Al menos de la que soy habitual. En una cafetería me acojo a refugio. El parque arbolado que se exhibe tras el ventanal  atrae mi mirada mientras le doy vueltas a un pleonasmo que me tiene invadido desde primeras horas.

La placidez del momento, el silencio de lluvia que imperaba en el café, es abruptamente roto por dos voces jóvenes que ocupan una de las mesas a mis espaldas. Una táctica para hacer frente al evento que no puedes eludir es diluirte en él, alternativa que elijo en lugar de hacerlo en el diluvio que está cayendo.

El oscurecimiento del exterior transforma el cristal de la ventana en espejo y, en él veo reflejado que ambas jóvenes sostienen entre sus manos sendos teléfonos en los que centran su atención y la expresan en exclamaciones que me llegan nítidas: ¡Alucinante! ¡No me lo puedo creer! ¡Flipante! ¡Poto! ¡Me la suda! ¡Es un bocas! Aliñadas con muchos ¡Mira tía! y similares. ¿La causa de estas y otras expresiones? El repaso que están haciendo a sus respectivos contactos del Wassat y descubrir que fulanito se ha conectado a las siete de la mañana y a la tres de la madrugada menganita. Que A y B han coincidido en la hora de wasseo y que, en este instante C y D están en línea… ¡Y no te lo pierdas, F, tiene oculta, desde hace días, su hora de conexión! Y aquí se miran y a dúo ¿Porqué seraaa? Y sueltan una carcajada…

Aprovechando un claro apuro mi rioja y salgo. ¿Nueva forma de comunicación? ¿De diálogo? ¿Mera curiosidad? ¿Por la vida de los demás? ¿Por ausencia de la propia? ¿Estamos buscando vida humana ‘más allá’ porque se está extinguiendo la de ‘más acá’? ¿Habrá Wassat? ¿Lo exportaremos?

Como no tengo respuestas me pongo a caminar bajo árboles que se sacuden el agua y retorno a mi pleonasmo…

¿Habrá Wassat?