viernes. 26.04.2024

Encuentros sorprendentes…

Viajaba en el autobús 21, en ruta hacia la Castellana, mientras iba pensando en las inteligentes medidas de nuestro...

Viajaba en el autobús 21, en ruta hacia la Castellana, mientras iba pensando en las inteligentes medidas de nuestro Ayuntamiento para reducir, e incluso eliminar, la contaminación que nos tiene emboinados desde el inicio del año cuando bruscamente, y sin mediar frenazo alguno del vehículo, mi atención quedó prendida como flecha en diana en ¡Rosa Diez comprando cupones de la ONCE! ¡Y frente por frente de la sede del PP de la Calle de Génova!

Olvidando mi destino apreté el botón de parada y me apresuré calle arriba para allegarme al encuentro de su señoría.

¿Qué motivación ignota había desencadenado mi acción? Lo ignoraba. Una conducta más a añadir a la cadena de inmotivadas, o sin sentido conocido, que ocupan un almacén desde mi uso de la razón…

¿Qué iba a decirla, o callarme, al tenerla frente a frente? Hola: ¿Buscando financiación para la próxima campaña? ¿Contribuyendo a una acción social? ¿Enfurruñando a Ciudadanos? ¿Más…? ¿Emular a Podemos? Tampoco fui capaz de darme respuesta. Sí sabía, corazón, dónde estabas. Oía tu palpitar… cada vez más acelerado por la prisa y el respirar entrecortado por la contaminación bajera.

No hubo lugar ni a preguntas ni respuestas. No era ella. Puedo asegurar, y aseguro, que era su doble exacto. El que buscan con ahínco quienes se dedican a otras áreas del mundo del espectáculo.

¿Qué hacer ante el fiasco? En esta ocasión la respuesta fue inmediata ¡compra una tira para el cuponazo! Por si los dioses quisieran compensar el esfuerzo y aliviar mi desazón por la oportunidad perdida. Quizás para siempre.

Encuentros sorprendentes…