viernes. 26.04.2024

Viaje al pasado

Nos han arrebatado la fraternidad solidaria para con los países y sectores más necesitados, han hecho trizas la lucha de muchos años por la igualdad...

Nos han arrebatado la fraternidad solidaria para con los países y sectores más necesitados, han hecho trizas la lucha de muchos años por la igualdad, y ahora vienen a pretender arrebatarnos la libertad que tanto sudor y lágrimas costaron conquistar.

El Proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, que casi de tapadillo pretende poner en marcha el gobierno de Mariano Rajoy, es un auténtico asalto a las libertades de manifestación, de protesta ciudadana contra las injusticias y de huelga, que garantizó la Constitución.

Resulta que, si no hay cambios en la tramitación, y no son previsibles con la mayoría absoluta de que goza el Partido Popular, la mal llamada Ley de Seguridad Ciudadana, dará varias vueltas de tuerca en el camino de eliminar todo tipo de protestas ciudadanas.

Con la reforma que se plantea, cualquier manifestante que sea aporreado y proteste por ello con alguno de los improperios al uso, podrá ser sancionado administrativamente (o sea, sin derecho a juez y a defensa) con la friolera de hasta 30.000 euros.

Y cualquiera que tenga a bien gravar con su móvil la agresión policial, aunque ésta resulte claramente desproporcionada, se arriesgará a otra multa de hasta 600.000 euros si decide prestar esas imágenes para su publicación. Por ejemplo, el apaleamiento de “los mossos”  con resultado de muerte, que ahora mismo está subyúdice gracias a las pruebas gráficas aportadas por los vecinos, supondría arriesgarse a ser multados con hasta 600.000 euros mediante esta reforma infumable que plantea el gobierno del Partido Popular.

Sabíamos que al PP no le gustan las protestas ni las manifestaciones más allá de las que ellos convocan cuando están en la oposición;  y que consideran que las huelgas deberían tener la obligación añadida de pasar desapercibidas, mediante la exigencia de servicios mínimos que en realidad fuesen máximos, para lograr ese cometido. Ah, y con los huelguistas en sus casas y a ser posible calladitos…

En realidad quieren volver al grito “fraguista”  de tiempos ya remotos, allá por el año 1976,  de “la calle es mía” durante su etapa como ministro del interior.

De ahí el secretismo con el que se ha ido avanzando en esta ley que nos quiere devolver a tiempos preconstitucionales. Porque si esta ley saliera adelante como acaba de entrar al Consejo de Ministros, habría que concluir con un réquiem por las libertades de nuestro País debido al secuestro de derechos fundamentales que plantea, contrarios incluso (según diversos constitucionalistas) a la propia Constitución.

Leía ésta misma semana un “gracejo” que venía a decir: “si os manifestáis os multan o detienen arbitrariamente porque osáis defender vuestros derechos y libertades, y queréis que os hagan justicia, debéis pagar las tasas del juicio”… Y añado yo, y las multas impuestas administrativamente para poder recurrirlas.

Se cierra así el círculo contra los más humildes. No, no es casual. Una reforma sobre otra, y todas, contra los más débiles.

Esta es la verdadera cara de éste gobierno del PP, fuerte con los débiles, contra los pensionistas, contra los desempleados, contra los estafados y los desahuciados…, y amoroso con los banqueros, con los rescates millonarios del pufo de las autopistas en quiebra, o con los defraudadores fiscales a los que les regaló la amnistía fiscal…

¡Duros y valientes frente a los más débiles y cobardes frente a los poderosos!

Ese es el gobierno que tenemos, y ahora pretende también borrar de las calles la protesta contra tantas fechorías.

Si esto no es una vuelta al pasado más remoto, la verdad es que se le parece bastante.

Viaje al pasado